Érase una vez la historia de dos empresas que empezaron a competir… Una ahorró en salarios de trabajadores y eso lo reinvirtió en aumentar la producción… la otra hizo lo mismo, pero además invirtió lo que se ahorró en bajar la calidad del producto en publicidad, para convencer a la gente de que su producto molaba… La otra empresa reaccionó y automatizó varios procesos en la empresa para despedir a trabajadores y ahorrar más en personal… La otra hizo lo mismo y además hizo una campaña muy agresiva de marketing en escuelas… Una tras otra se les fueron agotando las posibilidades, las estrategias para ahorrar costes y reinvertir ese ahorro en crecer en beneficio económico… Hasta que a una de ellas… ¡se le ocurrió pedir un préstamo!  Con ese dinero compró otra empresa y, al hacerse más grande, su capacidad de ventas creció enormemente, al igual que su deuda… La respuesta no tardó en llegar, y la otra empresa también pidió un préstamo. Su capacidad de ventas y sus beneficios crecieron enormemente, su deuda también… Sin embargo su deuda crecÃa exponencialmente, al 7% cada año… pero sus ventas no crecÃan tanto.
Al final, los ingresos extra que habÃan obtenido se iban para pagar la deuda contraÃda, y pasaron a trabajar para los bancos. Lo mismo ocurrÃa con los Estados, que recaudaban menos porque competÃan entre sà para ver quién daba mayores ventajas fiscales y algunos paÃses acabaron siendo obligados a pedir un préstamo para pagar otro…  Es decir, tenemos empresas que necesitan crecer para pagar su deuda y porque están compitiendo entre sÃ… y Estados que necesitan crecer para pagar su deuda y porque están compitiendo entre sÃ… sin embargo, para crecer necesitan más recursos, más energÃa… y todo esto ya está llegando a su fin. Tras el pico del petróleo, la energÃa disponible ya está disminuyendo. Y la evolución entre PIB (GPD en inglés) y energÃa es sospechosamente parecida:
 Y tiene sentido: a mayor actividad económica, mayor necesidad de energÃa y recursos para llevarla a cabo. En conclusión: el lÃmite de energÃa y recursos implica que no va a ser posible crecer ilimitadamente, y el fin del crecimiento, significa la imposibilidad de pagar la deuda.
 ¿Y qué pasará entonces? Los bancos presionarán para que se pague la deuda de un dinero que han creado al prestarlo y los intereses que de esta deuda se devienen… Aún cuando el FMI ha reconocido que los recortes no han servido para reactivar el crecimiento sino para pararlo, Merkel sigue presionando para que los paÃses de Europa del Sur hagamos recortes y paguemos la deuda, ¿por qué? Porque la banca alemana presiona a Merkel para que paguemos una deuda que no se va a poder pagar… y cuando suene la campana de “fin de crecimiento” quieren tener el menor número de deudas posible. Sin embargo ese “pagar las deudas” que han sido contraÃdas con un dinero inventado en el mundo financiero, significa un flujo de dinero de la economÃa productiva (la riqueza que representa el trabajo, que se paga en dinero) a la economÃa financiera (un dinero sin respaldo material). Es decir, que nos están asfixiando, chupando la sangre… y todo eso porque nuestras monedas son intercambiables… Por ello, las monedas sociales serán una protección necesaria que las poblaciones tomarán de aquà a unos años, para que los euros creados en el sistema financiero no se mezclen con los “soles”, “moras”, “boniatos” o cualquier otra moneda social generada por nuestro trabajo o por el trabajo de la naturaleza.
AsÃ, elegir entre pagar y no pagar una deuda ilegÃtima y que es la base de este imperialismo llamado globalización, depende de nosotras…
La energÃa es ilimitada, otra cosa es que no se apueste por ella, los combustibles fósiles tienen los dÃas contados. Lo que se espera es que se empiece a apostar por energÃas alternativas y que estas se muestren como alternativas reales al petróleo, etc. Cuando pase eso, estaremos ante una nueva revolución industrial. Como pasó en el pasado, antes de una revolución de este tipo vinieron tiempos malos.
Endeudarse no es malo si puedes pagarlo, el problema reside cuando no puedes pagar, lógicamente. Si las empresas no se endeudaran, ni los paÃses, estarÃamos en la edad media.
Lo preocupante es la codicia humana, el querer ser el primero en todo cueste lo que cueste, vivimos en una sociedad de ranking, cada dÃa se publican mil rankings, los más ricos, las mejores empresas, etc. La codicia empuja a la gente a competir para estar el 1º. Y es lo que nos lleva a estar como estamos. Además a esto hay que sumarle una inoperancia polÃtica enorme. Esto está muy claro en la UE, en vez de avanzar hacia la senda para la que se creó, es decir, caminar hacia una unión global, polÃtica, fiscal, etc. se estancó durante años, y claro, mientras iba bien la cosa parecÃa todo perfecto, pero ahora se demuestra que casi está más cerca de romperse que de otra cosa