Posted on agosto 22, 2011 in Derechos, Economía, Ideas, Trabajo by miki1 Comment »

¡Ni un día sin fútbol! ¡Fútbol de calidad internacional reconocida! ¡La liga española es la mejor liga del mundo! Pero… ¿a qué precio?

 

Nuestra liga de fútbol profesional nos ha obsequiado con un regalo excepcional, una oportunidad de oro para comprender cuál es la principal raíz de un sistema económico injusto a todas luces y con muchas sombras… Los futbolistas están de huelga… Sus sensatas reivindicaciones laborales vienen motivadas por deudas, incumplimientos de contrato… pero, ¿cómo hemos llegado a esta situación?

Es aparentemente sencillo: los equipos de fútbol han convertido a este deporte en un lucrativo negocio que sigue, sin embargo, siendo un deporte de competición. Y es que estos equipos compiten entre ellos en un campo de fútbol, y los equipos que mejores (que no necesariamente más caros) jugadores y entrenadores tengan, tendrán más probabilidades de ganar. Así, la presión por contratar a ciertos jugadores ha hecho que los sueldos de algunos deportistas “estrella” hayan adquirido proporciones desorbitadas… Ahora bien, ¿quién y cómo se pagan esos salarios? Muy sencillo (aunque simplificado): los clubes de fútbol pagan los salarios, que recaudan (con pingües beneficios) de los derechos de transmisión de los partidos de fútbol (así como de los derechos de imagen de los futbolistas) que pagan las cadenas de televisión, que sacan beneficio del dinero que recaudan de la publicidad que emiten por nuestras pantallas, pagado por empresas que hacen repercutir en el precio del producto en cuestión el precio de la publicidad. Es decir, que cada vez que compramos algunos productos, estamos pagando indirectamente unos sueldos monumentales a algunos futbolistas. Es decir, el dinero privado lo pagamos todos, de ahí que la reivindicación de un salario máximo esté plenamente justificada.

 

Ahora bien, esos salarios han de pasar primero por las arcas de los clubes de fútbol, los cuales son también empresas que han de maximizar beneficios para, en un futuro, tener jugadores más caros (que no necesariamente mejores) para ganar más competiciones, vender más camisetas, ser más famosos y cobrar más derechos de imagen y derechos de transmisión… para en un futuro poder tener jugadores más caros para ganar más… bla, bla, bla… es correr para quedarse en el mismo sitio y, cuanto más invierten los demás equipos, más has de invertir para no quedarte atrás. Esta necesidad imperiosa de maximizar beneficios ha empujado a los clubes a endeudarse, tanto con entidades bancarias como con los propios jugadores: necesidad de inversión, de acumulación de capital. ¿Os suena?

Pequeñas economías en competición permanente, obligadas a acumular capital, maximizando beneficios a cualquier precio, incumpliendo contratos, renegociando convenios laborales a la baja, endeudándose con los trabajodores y con las entidades bancarias (verdaderas beneficiarias de tal competición)… y es que no es sino la competición el fundamento último de nuestro sistema económico, motor y causa de todas nuestras desdichas sociales.

Las crisis siempre son parte del sistema capitalista. Sin embargo, entender esta crisis no es fácil, sobre todo porque siempre la cuentan con palabras que nadie (ni los economistas) entiende pero todo el mundo repite… Una opción es tratarlo con un lenguaje más llano.

 

Otra opción es tratarlo de una forma más gráfica.

 

Otra razón para que no se entienda la crisis, es que esta crisis no es crisis de producción y oferta/demanda, como los ciclos que nos explicaban en clase de historia y que entendíamos ese día, el día del examen y se nos olvidaba… Esta crisis no es de la economía productiva. Es el caracter especulativo de las transacciones financieras el que ha obtenido una dimensión monstruosa, grotesca, desproporcionada… y el que ha hecho que la economía tome un camino propio, diferente… Además, nos enfrentamos a un endeudamiento crónico del estado, el cual financiaremos cada vez más los ciudadanos y las PYMES, cada vez con menos poder adquisitivo, por lo que nuestro Estado tendrá que endeudarse más… y así en un ciclo sin fin (o no…).

Esta crisis, por lo tanto, es diferente, no sólo porque se base en el caracter especulativo de la economía… sino porque nos hemos topado de frente con la limitación de recursos naturales, en especial con la limitación de los recursos petrolíferos. Al disponer de cada vez menos energía, la recuperación queda seriamente comprometida. Ésta es, por tanto, no una crisis cíclica, sino la crisis definitiva del sistema. Esta crisis no acabará nunca. Por varias razones, ni políticos, ni científicos ni ciudadanos entendemos las repercusiones de esta crisis. No es por ser agorero… Si vuestro hijo se dirigiera en patinete hacia un precipicio, ¿Qué le diríais? “¡¡Hijo, salta, que te vas a caer por el precipicio!!” o “Venga, hijo, que puedes hacerlo mejor, ¡dale caña!”. ¿Qué postura sería cruel?

 

Ya EEUU casi se declara en bancarrota, si acaso han puesto un parche… que no durará mucho. Ayer la única bolsa que abrió (la israelí) tuvo que cerrar por haber bajado el 6%. Hoy nuestra bolsa no lo ha sufrido mucho por cuestiones efímeras. Pero la población lo sufre cada día. Desde la negación del acceso a alimentos debido al incremento de su precio (véase el caso del cuerno de África) debido a la especulación con alimentos… hasta los recortes sociales en las sociedades sobredesarrolladas.

 

Nuestro futuro dependerá de nuestra capacidad para evitar el pánico y anticiparnos a lo que se nos viene encima. Una vez hemos topado con los límites de la biosfera, tan sólo podemos rezar o aprender, la elección está en nuestras manos.

Posted on agosto 1, 2011 in Agroecología, Ideas, Naturaleza, Reciclaje by miki1 Comment »

Esta entrada se la dedicamos a los más pequeños. Una forma de que aprendan/aprendamos el verdadero significado de la riqueza, del volver a empezar, de ciudar las cosas que crecen…

 

 

¡¡¡Que la disfrutéis!!!