Desde que nacimos estamos inmersas en un mundo cubierto por una historia única: la historia de la prosperidad basada en el crecimiento económico. Esta prosperidad, según la historia única de nuestro tiempo, nos ha permitido grandes avances tecnológicos, incrementar la sanidad y la educación, nos ha permitido tener sociedades más justas, con más clase media, con más democracia y más derechos humanos… Cualquier discurso que se saliese de estos parámetros era tildado de antisistema-violento-oscuro-molotov-terrorismo-violencia-disturbios-comunista…
Sin embargo, más allá de esta historia única de nuestro tiempo se encuentra un paisaje nada halagüeño:
la mayor degradación de nuestros ecosistemas, la pérdida de relaciones humanas y tejido social, la creación de grandes corporaciones que dictan las normas, un sistema financiero basado en la deuda que absorbe paulatinamente el dinero circulante y genera escasez permanente, una salud más atacada por quÃmicos contaminantes, medicamentos con ánimo de lucro que nos hacen dependientes de ellos, un sistema educativo creaticida que termina con nuestro sentido crÃtico, nuestra innata curiosidad y que nos sumerge en el paradigma donde hay una respuesta acertada (que coincide con lo que nos dice el profesor) y el resto de respuestas erróneas, una crisis alimentaria basada, no en la escasez de alimentos, sino en la especulación con alimentos o con tierras, en la pérdida de suelo fértil, en polÃticas de reajuste estructural del FMI en distintos paÃses…
Una vez que el velo rosa de la historia única se ha rasgado y está ardiendo mucha gente está empezando a tomar consciencia de dos cosas: la gravedad de la situación y nuestra capacidad para cambiar las cosas.
Mucha gente se está organizando, está creando el germen de las sociedades del futuro, está experimentando con nuevos modelos, nuevas formas de relacionarse… no sólo inspirada por nuevas ideas o aproximaciones… sino que está creando nuevas aproximaciones.

Ante la supremacÃa del tiempo dedicado al trabajo productivo (como consecuencia de esa escasez) surgió el slow movement, que propone ralentizar los ritmos, volver a lo esencial, a lo cercano, a lo pequeño, a lo local, al tiempo de calidad… Ante el horizonte sin petróleo barato que se avecina, unos visionarios decidieron empezar la transición a un mundo sin petróleo… asÃ, el movimiento transition towns creó sistemas humanos más resilientes, más interconectados, con producción ecológica y local. Ante la pérdida de soberanÃa en favor de los grandes monstruos de la economÃa, el movimiento p2p (peer to peer o entre pares) propone una forma de relacionarse en red, unas finanzas en red, una forma de producir en red, una forma de compartir conocimientos en red, una forma de gobernanza en red, una forma de producir los alimentos descentralizada, una forma de distribuir los alimentos en redes de cercanÃa… Ante la limitación de recursos y de sumideros de la Tierra, el movimiento por el decrecimiento propone salir de la lógica del crecimiento del PIB basado en la competencia y la deuda para redistribuir la riqueza, relocalizar la producción, reducir la escala de distribución, repartir el trabajo (tanto de cuidados como el productivo), reducir la producción (sobre todo la de sectores altamente contaminantes y tan perjudiciales para la vida y las personas), incrementar la reparación y la reutilización de productos… en fin, vivir mejor con menos. Y asà tenemos el Buen Vivir en América Latina, la economÃa de la suficiencia en paÃses budistas, la era post-carbono del Post-carbon institute, la prosperidad sin crecimiento de Tim Jackson, el post-crecimiento del Post-growth Institute…
Distintos orÃgenes, pero unas conclusiones demoledora y esperanzadoramente parecidas… y que trascienden los anticuados debates de la vieja escuela entre sistemas productivistas: capitalismo vs. comunismo. Una nueva etapa se abre en el horizonte. Los viejos modelos monolÃticos y globalizadores han muerto. Los nuevos modelos, más conscientes, más lÃquidos y más respetuosos están aquà para quedarse y seguir evolucionando.
Otra aproximación, entre ellas, es la de las economÃas sagradas (Sacred Economics) de Charles Einstein. Os propongo el juego de las siete diferencias con este vÃdeo cortito cortito…
Cuando partes del paradigma de la escasez, llegas a la escasez. Cuando partes del paradigma de la abundancia… todo es posible.
Se nos ha otorgado un regalo, el don de la vida. Lo que hacemos con nuestra vida es el regalo que devolvemos. Edo.