Desde el original enunciado de Rosa Luxemburgo (1916), pasando por el grupo francés de la postguerra del mismo nombre, liderado por Castoriadis y Lefort, y la utilización por parte de algunos grupos y publicaciones en la actualidad, la oposición Socialismo o Barbarie ha sido empleada para indicar una disyuntiva trágica. La barbarie se avalanzarÃa sobre la humanidad si ésta no se encaminaba hacia alguna forma de socialismo.
Pero ahora la barbarie tiene ahora tintes medioambientales y el enunciado ha sido recuperado desde el campo decrecentista por dos autores: Paul Aries y Paolo Cacciari en sendos libros. Cacciari señala que “decrecimiento o barbarie es una afirmación fuerte, que he robado a Paul Ariès” (Decroissance ou barbarie, Golias, Lyon, 2005) y que la utiliza “porque aún no he conseguido imaginarme una sociedad más densa de sentido que aquella capaz de autoorganizarse pidiendo ‘a cada cual según sus capacidades’ y devolviendo a ‘cada uno según sus necesidades’. Una idea de sociedad que integra derechos y deberes, justicia e igualdad en un marco de democracia auténtica y sustancial. Nada menos que un nuevo humanismo o, para ser más exactos, un ‘biohumanismo’ capaz de recomponer una visión integrada del hombre y del mundo que interprete al ser humano como un sujeto interna y vitalmente conectado con la naturaleza […] en la causalidad compleja que liga a todos los seres vivos”
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La disyuntiva decrecimiento o barbarie llama a la toma de partido en un momento histórico de bifurcación de caminos. La opción por el decrecimiento se inscribe en una vÃa lúcida y no ingenua que apuesta por agotar el territorio de lo posible sabiendo que lo probable juega en contra nuestra. Lo más probable es la barbarie pero la vÃa decrecentista no es una posibilidad nula. La tarea de la imaginación decrecentista consiste en proponer colectivamente formas y contenidos nuevos para un mundo agotado y apesadumbrado. A partir de una lucidez descarnada estamos construyendo una utopÃa razonable y paradójica que llama a diseñar y construir aquà y ahora una sociedad no productivista y convivencial. Mucho tiempo no queda porque algunos de los botones del desastre ya han sido tocados. El ‘biohumanismo’ del que habla Cacciari tendrá que sortear muchos obstáculos para constituirse en un referente común. Pero las utopÃas, como él mismo afirma, son como las estrellas para los navegantes de la noche: nadie piensa en alcanzarlas, pero ayudan a mantener el rumbo.
Qué fuerza poética, majo!!
si ya se sabe, o decrecemos por las buenas o decrecemos por las malas… y como ahora estamos creciendo por las malas, me da que o hacemos posible el decrecer por las buenas (dando a conocer las alternativas que hay, inventando otras nuevas… reinventando nuestra sociedad y economÃa) o nos la vamos a pegar bien gorda… aunque ya se sabe, que unos llevan air-bag, cinturón de seguridad y ABS y otros no llevan ni carrocerÃa!
por eso tiene tanto valor guiarse por la utopÃa y el largo plazo… pues quién conducirÃa un coche mirando únicamente a su parachoques? una pista… nuestro sistema!!!
Efectivamente: podrÃa haber titulado este post “Decrecer por las buenas o por las malas” y de paso comprarme un airbag. Te invito a leer otros lirismos en mi blog.http://innovacionydecrecimento.blogspot.com/
Todo un poeta maestro Suricato. Al loro el grupo 1 de Decrecimiento, que el grupo 2 ha tenido ideas cojonudas y amenaza con convertirse en el mejor!!, jeje