LULA: SUS AMIGOS RICOS NO SE FÍAN DE ÉL

2 de septiembre de 2002
LULA: SUS AMIGOS RICOS NO SE FÍAN DE ÉL
Jorge Velázquez Blanco. LA VANGUARDIA.

 

Por "mérito" de Brasil, se ha recrudecido la crisis en América Latina. Cuando muchos analistas creían que el acuerdo con el FMI había sido un bálsamo suficiente para contener el derrumbe financiero de la mayor economía del Cono Sur, el panorama regional volvió a complicarse. Ni los amigos del entorno del candidato Lula (probable vencedor de las inminentes elecciones presidenciales) confían en el futuro financiero de Brasil. Así, los inversores aumentaron su aversión al riesgo emergente, castigando el precio de los bonos y generando una fuerte corriente de compra de dólares. El fenómeno se observó no sólo en Brasil, sino también en Argentina, Chile, Venezuela y Colombia. El repentino cambio de humor en el escenario brasileño estuvo dado por el crecimiento del caudal electoral del candidato izquierdista Inazio Lula Da Silva, quien cuenta con 41% de intención de voto y se encamina a ser electo presidente en la primera vuelta del comicio del 7 de octubre.

Brasil recibió del FMI el compromiso de préstamos por 30.000 millones de dólares, uno de los más grandes de su historia. Sin embargo, eso no evitó que crecieran los rumores sobre una posible suspensión de pagos de la deuda, que suma unos 260.000 millones de dólares. Ahora, la zozobra financiera ha generado un verdadero descalabro de las principales variables macroeconómicas. Y la consecuencia directa de esto es que peligra el mantenimiento del acuerdo, ya que el empeoramiento de las condiciones hace improbable que el próximo presidente pueda cumplir con las pautas de ahorro fiscal, inflación, emisión monetaria y preservación de las reservas. Este problema fue admitido en Washington por el director gerente del FMI, Horst Köhler, quien dijo que considera que el convenio firmado se mantendrá vigente aun cuando gane Lula las elecciones. Este panorama se combinó con el anuncio del Gobierno argentino de que proyecta declarar la suspensión de pagos de unos 32.000 millones de dólares que adeuda a los organismos multilaterales de crédito (FMI, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo) si el FMI no habilita un acuerdo con el país antes de que termine octubre. En noviembre, el presidente Eduardo Duhalde tendrá el último plazo para pagar más de 1.000 millones de dólares al Banco Mundial. De no hacerlo, el "default" (fallido) sería una realidad que se sumaría a los otros 50.000 millones de dólares en bonos públicos que Argentina dejó impagados en diciembre del 2001. La situación está siendo objeto de discusión y análisis en Washington, donde este fin de semana se desarrolla la asamblea anual del FMI. Precisamente, este organismo ha sido quien expuso con toda crudeza los problemas económicos regionales, al presentar su último informe.

"El panorama se ha deteriorado seriamente y está previsto que el PIB retroceda en 2002. Argentina registra un colapso casi sin precedentes de la actividad económica. Uruguay está enfrentando dificultades serias y el panorama de Brasil, Venezuela y un número de países más pequeños se ha deteriorado en forma muy marcada", afirmó. Las perspectivas que vislumbran los analistas son sombrías y están atadas a la evolución de los acontecimientos electorales en Brasil. "Estamos en un terreno nuevo y el dólar podría llegar muy fácilmente a 4 reales (la moneda brasileña) en poco tiempo", sostuvo Douglas Smith, economista jefe para las Américas del Standard Chartered Bank, desde Nueva York. El viernes, la cotización estuvo en 3,78 reales. Un dato que contribuyó a amplificar el miedo de los ahorradores e inversionistas fue la confesión de Lula, quien reveló que si es elegido presidente destituirá de su cargo al actual titular del Banco Central, Arminio Fraga, un ex colaborador del financiero húngaro 2 / 2 www.observatoriodeuda.org

George Soros. Asimismo, la concesión de un estatuto de independencia al banco central parece muy improbable.

La decisión de Lula acrecentó entre los operadores financieros la sospecha de que avanza un cambio de reglas de juego de alcance imprevisible, a pesar de que el líder del Partido de los Trabajadores siempre ha dicho que garantizará la economía liberal de mercado. La reticencia de Lula a revelar quién será su ministro de Economía también contribuye al mal clima financiero. En círculos muy próximos al candidato, una fuente reveló a "La Vanguardia" que quien tiene mayores chances de ocupar ese cargo es Joan Saiad, actual secretario de Hacienda de Sao Paulo, el distrito con mayor peso económico de Brasil. Saiad es un rico empresario paulista, que se ha ganado la confianza de la alcaldesa Marta Suplicy, una de las personas con mayor influencia en el entorno de Lula. Pero el aparente éxito electoral está muy lejos de generar euforia en el equipo de campaña del líder izquierdista. Existe una razonable preocupación por la evolución negativa que están mostrando los indicadores financieros, que revelan una sostenida fuga de capitales, lo que amenaza con colocar al sistema bancario al borde de la bancarrota, o de forzar un "corralito" sobre los depósitos, similar al que se aplicó en la Argentina.

Miembros del equipo de Lula han corroborado esta realidad con desencanto: hasta sus mejores amigos, dueños de fortunas importantes, les han confesado que desean la mejor suerte para el candidato, pero prefieren esperar los resultados electorales con su dinero colocado en alguna plaza financiera internacional que los ponga a resguardo de la amenaza de expropiación.