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Paul Nicholson: Los campesinos somos productores de alimentos, no de energía

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ENTREVISTA: PAUL NICHOLSON, MIEMBRO DEL SINDICATO AGRARIO EHNE
“Los campesinos somos productores de alimentos, no de energía”

Paul Nicholson, miembro del sindicato agrario EHNE y coordinador en Europa de Vía Campesina, ha sido imputado por un tribunal brasileño con una pena de 30 años de cárcel por participar, junto con otras 36 personas, en una acción contra los monocultivos impulsados por multinacionales que fuerzan el desplazamiento de comunidades campesinas e indígenas, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Porto Alegre, el 8 de marzo de 2006. En la entrevista, Paul Nicholson hace un análisis sobre los efectos sociales y ambientales que están generando las actuales políticas agrarias de la Unión Europea en el mundo rural.
 

DIAGONAL: La multinacional Aracruz Celulosa ha iniciado un proceso judicial contra miembros de Vía Campesina y del movimiento de mujeres campesinas de Brasil. ¿Podrías contextualizar la condena?

PAUL NICHOLSON: El contexto es un 8 de marzo del 2006, en el Estado Brasileño de Río Grande do Sul (Porto Alegre), durante una conferencia internacional organizada por la FAO sobre la reforma agraria. En este contexto las mujeres de Vía Campesina deciden hacer una acción pública en contra de los ‘desiertos verdes’ (la deforestación de la selva por monocultivos de eucaliptos, pinos o acacias para producir pasta de papel). La acción concreta de estas 2.000 mujeres fue invadir una finca de viveros de eucaliptos donde según la policía se destruyó un millón de plantas de eucaliptos y de pinos y el laboratorio de semillas transgénicas de la empresa.

D.: ¿Que cargos se os imputan por haber participado en esta acción?

P.N.: El Gobierno de Río Grande do Sul ha encausado a 37 personas, 34 mujeres y dos hombres. Se nos acusa de banda armada, secuestro, uso de armas, lavado de dinero y espionaje industrial. En total se nos pide 2.000 años; entre ocho y 30 años a cada persona. Pero lo más preocupante son las mujeres: en Río Grande do Sul, están bajo una gran presión y el apoyo tiene que ir hacia ellas. D.: La plantación de grandes monocultivos va asociada al desplazamiento de comunidades locales en Brasil y en otros lugares…

P.N.: Esto está ocurriendo en todo el mundo. En Colombia, por ejemplo, se está dando con la palma de aceite. Se está dando también en la India, en Indonesia y en África. Las tierras más fértiles se están destinando para cultivos que no producen alimentos, principalmente para producir energía de origen vegetal o biodiesel. Y no hay que olvidar que está ocurriendo en un contexto de un aumento del hambre en el mundo.

La huella europea
D.: El Comité sobre Agricultura y Desarrollo Rural de la UE ha aprobado un documento sobre biotecnología que prevé un incremento de los transgénicos para la década 2006- 2015. ¿Que consecuencias tendrá en caso de aprobarse por el Parlamento europeo el próximo mes de marzo?

P.N: Este documento entra en esta misma lógica de los monocultivos. Es un fraude, pues está orientando la producción hacia una agricultura no alimentaria, para la producción del biodiesel. Es una alternativa muy a corto plazo y va a poner nuestra agricultura en jaque. Este documento es un engaño por varias razones. La primera, las fábricas para la producción de energía derivada de origen vegetal se están construyendo cerca de los puertos y no de las zonas de producción agrícola, porque desde el principio se entiende que esta producción se basa en la exportación. El segundo problema es que estas políticas de apoyo a los cultivos productores de energía de origen vegetal son dependientes de las ayudas, lo que crea una mayor dependencia del modelo industrial por parte de la agricultura.

Los impactos sociales más inmediatos son la fragilización de las economías locales y la soberanía alimentaria local y nacional. Los costes ambientales son altos porque este modelo viene acompañado del uso intensivo de la tierra y de los agrotóxicos. Creemos que este documento y la política agraria europea son absurdos. Si el modelo capitalista está ante una crisis energética no lo puede solucionar con este tipo de propuestas, pues ante todo los campesinos somos productores de alimentos y no productores de energía.

D.: ¿Se están viendo afectados los mercados alimentarios por esta nueva tendencia de producción agrícola no alimentaria?

P.N.: En efecto. En México, por ejemplo, el maíz ha subido un 40% en las tortillas, y eso está afectando directamente a la capacidad de consumo de los ciudadanos mexicanos. La causa de esta subida de precio en el maíz es que los EE UU están utilizando gran parte de su maíz para la producción del biodiesel, y no para el consumo humano. El mayor impacto está en que la tierra va a perder su uso social y pasará a tener un uso más mercantil, ya sea para la producción de pasta de papel o de biodiesel.

D.: ¿Crees que las actuales políticas agrícolas de la UE son contrarias a la soberanía alimentaria?

P.N.: La UE prioriza la importación de materia prima alimentaria barata para después trasformarla aquí y volver a exportarlo a todo el mundo. Tanto en piensos animales que usan la soja y el maíz, como los aceites. Prioriza la agroexportación frente a la soberanía alimentaria. Nosotros defendemos el marco de soberanía alimentaria, el derecho de que países o regiones puedan desarrollar políticas agrarias que vayan orientadas a suplir las necesidades sociales, con una agricultura propia.

D.: ¿Nos encontramos ante una crisis rural generalizada?

P.N.: Sí, en todo el mundo, pero esto también incluye la Unión Europea. Cada minuto que pasa, se cierra una explotación familiar; ése es el sacrificio que hace Europa. Ha decidido apostar por la agricultura industrial en manos de las multinacionales. Su prioridad es conquistar los mercados industriales y de servicios internacionales y, hoy en día, parece que quiere liberalizar los mercados agrarios y alimentarios. Es una postura cínica porque la UE es el mayor culpable junto con Estados Unidos de la crisis rural en todo el mundo.

Biocombustibles
El Convenio sobre el Cambio Climático aprobó en 2003 el uso de los árboles de ingeniería genética como sumideros de carbono y como materia prima para biocombustible, en sustitución del combustible fósil que emite CO2. Desde entonces, el Movimiento Mundial por la Defensa de los Bosques Tropicales, fundado en 1986 ante el Plan de Acción Forestal Tropical de la FAO y el Banco Mundial, emprendió una gran campaña para denunciar los impactos de los monocultivos a gran escala en los países del sur (wrm.org.uy).

Visita ao cárcere – Frei Betto

 Manhã de segunda-feira, 12 de fevereiro de 2007. Estamos no Centro de Progressão Penitenciária de São Miguel Paulista, em São Paulo: o senador Eduardo Suplicy (PT-SP); dr. Bruno de Oliveira Pregnolatto, advogado; José Batista de Oliveira, da direção nacional do MST; Ana Maria Moura, assessora de imprensa do MST; e eu. Viemos visitar o preso Marcelo Buzetto, 36 anos, cujo sonho é implantar escolas em acampamentos do MST.

  A cena é insólita neste país de inversões, onde vive solto quem deveria estar preso e está preso quem merece a liberdade. Buzetto deveria, dia 15, abrir o ano escolar na Faculdade de Ciências Econômicas e Administrativas da Fundação Santo André, onde é professor de Política Internacional e Sociologia. Quem vai estar no lugar dele é o senador Suplicy. Ex-professor da Uniban e da Escola Superior de Propaganda e Marketing, Buzetto leciona também na Universidade Metodista de São Bernardo do Campo e faz doutorado na PUC de São Paulo.
          Fizemos uma oração com Buzetto, acompanhado pelo diretor do cárcere, dr. Reginaldo Alves Batista. Na saída, vimos estacionar na calçada uma viatura policial. Dela saiu, algemado, Benedito Ismael Alves Cardoso, o Magrão, 54 anos, militante do MST, procedente do cadeião de Pinheiros. Retornamos ao cárcere para conversar com ele.
          Buzetto visitava, em 1999, o acampamento Nova Canudos, em Porto Feliz (SP). Houve manifestação dos sem-terra em prol da reforma agrária e para denunciar as precárias condições em que viviam, agravadas pela falta de alimentos. Dois caminhões de transporte de alimentos foram saqueados, sem dano para os motoristas e os veículos. Vários manifestantes foram presos. Buzetto tomou-lhes a defesa e enfrentou a delegada local, que os impedia de acesso a advogados e mantinha uma senhora de 75 anos algemada a uma janela.
          Preso 28 dias e incluído no inquérito, Buzetto foi o único indiciado e respondeu processo em liberdade. Em 2006 foi condenado a 6 anos e 4 meses de prisão em regime semi-aberto, com direito ao domiciliar até que houvesse vaga no semi-aberto. Embora com recurso ainda a ser julgado pelo STF, ele se viu coagido a iniciar o cumprimento da pena. Casado e pai de um filho, e com endereço fixo, desde a sentença comparecia todo mês ao fórum.
          Em 19 de janeiro último prenderam-no sob a justificativa de que surgira uma vaga no semi-aberto. Ora, há inúmeros condenados que, muito antes dele, aguardam, fora das grades, vaga similar. Levado à delegacia de São Caetano (SP), desde 22 de janeiro encontra-se em São Miguel Paulista, recluso em regime fechado, e sem direito à prisão especial, como reza a lei em se tratando de diplomado em curso superior.
         Magrão participou, em 1999, de manifestação dos sem-terra em Boituva (SP) para denunciar a lentidão da reforma agrária e o aumento de tarifa dos pedágios. Mas de 100 pessoas foram presas, das quais 6 ficaram mais de um ano na cadeia. Responderam processo em liberdade. Em 2005, Magrão foi condenado a 5 anos e 8 meses em regime semi-aberto. Desta decisão, foram interpostos recursos ao Superior Tribunal de Justiça (STJ) e ao Supremo Tribunal Federal (STF) e o processo ainda não transitou em julgado. Ocorre que ao confirmar a condenação, o Tribunal de Justiça determinou a expedição de mandado de prisão de Benedito a fim de dar início ao cumprimento da pena.

         Desde setembro de 2006, quando já teria direito ao aberto, Magrão ficou recluso no cadeião de Pinheiros, do qual o transferiram na segunda-feira, 12 de fevereiro. Agricultor e pai de dois filhos, aguarda recurso encaminhado ao Judiciário paulista.

         A prisão desses dois companheiros tem conotação nitidamente política. Exerceram seu direito de cidadania ao reivindicar um direito que o governo tarda em reconhecer – a reforma agrária -, e agiram sem nenhuma lesão a pessoas. Se alguém considera que cometeram abusos, é o caso de repetir o desafio de Jesus: quem pode atirar a primeira pedra? O prefeito de São Paulo e o presidente FHC, que chamaram manifestantes e aposentados de “vagabundos”?
          O governo Lula tem agido com sensatez ao manter canais de diálogo com os movimentos sociais e não ceder às pressões para criminalizá-los. Resta ao Congresso e ao Poder Judiciário, tão assediados por criminosos de colarinho branco, latifundiários que invadem terras indígenas e mantêm trabalho escravo, também abrirem-se ao diálogo com as bases populares organizadas.
          Ricos, quando fazem pressão, estendem à mão ao telefone e são ouvidos pela autoridades e pela mídia. Alguns, até assinam cheques… Já os pobres não têm alternativa senão a manifestação pública, que deveria ser por todos reconhecida como direito intrínseco ao grande sonho brasileiro: a democracia participativa.
          Na prisão de São Miguel, oramos para que a Justiça faça justiça a Marcelo Buzetto e Benedito Cardoso, o Magrão.
 
Frei Betto é escritor, autor de “Batismo de Sangue” (Rocco), entre outros livros.

Grandes cadenas de distribución, no gracias

"La Soberanía Alimentaria (SA) es el derecho de los pueblos,
comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas,
ganaderas, laborales, de pesca, alimentarias y agrarias que sean
ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus
circunstancias exclusivas. Esto incluye el derecho real a la
alimentación y a la producción de alimentos".  La SA pretende construir
un nuevo paradigma agroalimentario basado en la implementación del
derecho a la alimentación, el acceso campesino a los recursos, unas
producciones sostenibles y la priorización de mercados y circuitos de
comercialización locales.

Asistimos actualmente, y de forma creciente en todo el planeta, a un
empobrecimiento rural sin precedentes, agresiones ambientales en
aumento, sistemas de producción y comercio de alimentos altamente
insostenibles, y a una preocupante concentración de poder corporativo
sobre un derecho humano básico como es la alimentación. Un control
corporativo cada vez más agresivo con las sociedades y el medio
ambiente. El Estado español no escapa de esta problemática, sino
que la sufre directamente.

De todos los eslabones en que se basa la cadena agroalimentaria,
resulta especialmente preocupante el creciente poder y
condicionamiento que ejercen las grandes empresas de distribución
alimentaria (GDA) sobre toda ella, especialmente sobre los
productores y los consumidores. Se hace cada vez más evidente que
la defensa del paradigma de la SA, de un mundo rural vivo, de unas
producciones sostenibles, de una relaciones comerciales más justas y
equitativas y de una estrategia clara y consistente de lucha contra el
hambre y la pobreza, pasa por cuestionar el papel de estos agentes
económicos.

De esta preocupación y del trabajo que están llevando a cabo distintas
organizaciones que defendemos los modelos basados en Soberanía
Alimentaria, nace la necesidad de denunciar y cambiar esta situación.

El poder de la Gran Distribución
Los datos nos indican que cada vez más, las compras de alimentos
por parte del consumidor final se concentran y organizan alrededor de
la GDA. La GDA se está convirtiendo en la única puerta de acceso del
consumidor a los alimentos y en la única puerta de los productores al
consumidor. La cadena alimentaria tiene actualmente el grado de
control y poder más importante en este apartado final  Este hecho está
implicando importantes impactos en toda la cadena agroalimentaria.

En el Estado Español el 81% de la población compra sus alimentos en
la GDA y cinco empresas y dos centrales de compras controlan el 75%
de toda la distribución alimentaria.  En Europa, la cuota de mercado de
las diez mayores empresas multinacionales de distribución, situada
ahora en más del 45%, se ha más que duplicado de 1987 a la
actualidad, y se pronostica para los próximos diez-quince años un
grado de concentración del 70-75% de la cuota de mercado en todo el
sector europeo.

Los grupos empresariales de distribución representan el punto final de
la cadena alimentaria, la ventana final y visible para los consumidores.
Pero se trata solamente del escaparate final de la cadena alimentaria
y, sin duda, la actual “revolución del supermercado” tiene efectos
contundentes sobre todos los eslabones de la cadena, desde los
productores de estos alimentos, que ven limitada su capacidad de
venta (a quién venden y por cuánto), hasta los consumidores que,
inmersos en un consumismo basado en unos falsos mitos, actuamos
como sujetos de unos modelos alimentarios injustos e insostenibles,
para nosotros mismos y para otras regiones, unos modelos que sólo
aportan beneficios a estos agentes económicos. Actualmente la GDA
concentra el 60% del valor de beneficio monetario que genera toda la
cadena agroalimentaria.

Los efectos de la GDA en toda la cadena

Sobre el consumidor
Las Grandes Cadenas de Distribución, tras una aparente variedad de
productos, provocan una tremenda reducción de la diversidad en la
que se basa nuestra alimentación. La Organización de Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirma que  el 95 %
de la actual alimentación humana proviene únicamente de 19 cultivos y
de 8 especies animales. La pérdida de biodiversidad tiene, entre otros
efectos, un efecto de empobrecimiento de los elementos básicos de
nuestra dieta.

El espejismo de la variedad  se busca añadiendo aditivos a una
comida industrializada. En Europa se consumen cada año 170.000
toneladas de aromas industriales. Su  número supera los 3.800 la
mayoría de los cuales no tienen ningún componente nutritivo y
comportan riesgos para la salud.

Para los, aparentemente, productos frescos, los criterios de larga
conservación, de maduración controlada artificialmente, la posibilidad
de conseguir grandes producciones al mínimo coste, su aspecto
exterior son las características dominantes a la hora de elegir una
variedades u otras .Todo ello se hace a costa de infravalorar, cuando
no  perjudicar,  las características nutritivas de los alimentos. La salud y
riqueza nutritiva que se ha quitado a los productos naturales pretende
ser sustituida con productos diseñados con materias primas de bajo
coste a la que se añaden  todo tipo de aditivos artificiales (vitaminas,
omegas 3…) resaltados con grandes campañas publicitarias que en
muchos casos son claramente engañosas.  

Somos bombardeados con ofertas publicitarias no deseadas, nuestros
movimientos en el interior de sus establecimientos son estudiados
minuciosamente para provocar nuestra compra compulsiva e
innecesaria. Los alimentos tienen un exceso de embalaje para
provocar mayores ventas. Así tenemos alimentos que duran un par de
semanas en envases que tardan centenares de años en degradarse.
Todo ello con costos medioambientales que pagamos todos, como
ciudadanos de un planeta enfermo.  

El consumidor responsable que quiere conocer quién, cómo y dónde
se han producido los alimentos se topa con un muro en donde una
aparente trazabilidad esconde el origen de los productos y de los
procesos que han sufrido. La opacidad del recorrido  de los productos
es consustancial para una gran industria que difícilmente podría  darle
una explicación sensata. Un consumo de proximidad, con el mínimo de
envases, respetuoso con el medio ambiente, equitativo y justo con los
productores es imposible de encontrar en las góndolas de las grandes
cadenas alimentarias. Para crear una ilusión de sus inquietudes
sociales y medioambientales promueven fundaciones que dedican
una ínfima parte de sus beneficios a acciones caritativas o colocan una
ínfima parte de productos que llaman ecológicos o justos para ocultar
su práctica socialmente injusta y ambientalmente insostenible. Muchas
veces dedican más recursos a publicitar sus maquillajes de imagen
que a las propias acciones que publicitan.  

La GDA no está al servicio del consumidor sino que vulnera sus
derechos y altera sus hábitos de consumo en función de sus intereses
monetarios de máxima y rápida rentabilidad.

Sobre el productor
Denunciamos a la GDA como agente responsable de la desaparición
de un mundo rural vivo, basado en explotaciones familiares y en
producciones sostenibles, y su sustitución por producciones
industrializadas, no campesinas, de gran escala y altamente
contaminantes.

La GDA es altamente selectiva en la elección de sus proveedores, y
entre ellos no se encuentran las producciones familiares, sostenibles y
diversas, elige a una agricultura, ganadería y pesca industriales, no
sostenibles y donde no queda espacio para los campesinos. Sus
demandas referentes al tipo, cantidad y características de los
alimentos que ofrece al consumidor, las exigencias de precios,
contratos o pagos, por ejemplo, expulsan al campesinado familiar de
este canal de comercialización que se está convirtiendo cada vez más,
en el único canal existente. La GDA incide particularmente en el precio
percibido por el campesino.

Como denuncia la COAG, tomando los precios al consumo y
comparándolos con los precios en origen, se obtiene que los precios
en origen se multiplican hasta por siete hasta el destino, existiendo una
diferencia media del 420%. Especialmente significativa es la escasa
participación del productor en el precio final de venta al consumidor,
sobre todo en productos como la clementina (13%), la ternera (14%), el
limón (20%) o la manzana (22%). Además, conviene destacar que este
estudio está realizado utilizando los datos de precios en origen
facilitados por el MAPA, el cual trabaja con el precio denominado
(salida de almacén en origen). El precio que percibe el agricultor o
ganadero es todavía menor en la mayoría de los casos.

El diferencial de precios, entre el precio campesino y el precio
consumidor, es escandaloso y claramente denunciable, siendo una de
las grandes fuerzas que está provocando el abandono campesino, al
obligar al campesino a producir por debajo de costes. En Europa cada
tres minutos desaparece una explotación campesina.

Un mundo rural vivo, con campesinos viviendo de su trabajo,
produciendo alimentos sanos, nutritivos y diversos de manera
sostenible ambientalmente es incompatible con la GDA.

Sobre el medio ambiente
Denunciamos a la GDA de promover la insostenibilidad ambiental.
Tanto en lo referente a los modelos de producción intensivos e
industrializados que demanda, como por el tipo y cantidad de alimento
ofrecido no respetando para nada los ciclos naturales de los mismos
(alimentos de temporada) ni los diferentes costes ecológicos de cada
uno de ellos.

Por otro lado, basa su canasta alimenticia comercial en los alimentos
quilométricos, la comida-fuel, obviando y externalizando los enormes
costes ambientales que supone ese transporte de gran escala.
Finalmente, el formato de los alimentos ofrecidos, basado en toneladas
de embalajes y packaging no hace más que sumar piezas a la
incuestionable insostenibilidad ambiental del modelo GDA.

La GDA y la cadena agroalimentaria que impone es una de las
principales causas de la insostenibilidad ambiental, tanto en el ámbito
rural, de erosión irrecuperable de recursos naturales únicos, como en la
promoción de modelos de transporte y embalaje no sustentables.

Sobre el Sur
Denunciamos a la GDA como responsable de la vulneración del
derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria de los pueblos,
específicamente sobre las regiones empobrecidas. Esta vulneración
se realiza tanto de forma directa como indirecta.

De forma directa, siendo la punta de lanza del modelo agroalimentario
injusto, insostenible y sin campesinos descrito anteriormente. Las
consecuencias de la desaparición de los campesinos del Sur son más
graves que en los países del Norte si tenemos en cuenta que, en estos
países, hay una importante población que vive de la agricultura. Por
ello, este modelo injusto viene a ejercer una fuerte violencia contra el
campesino que lucha por mantener su medio de vida.

De manera indirecta, la GDA vulnera la soberanía alimentaria y el
derecho a la alimentación a través de la promoción de unos modelos
de producción depredadores de los recursos naturales de estas
regiones. La soberanía alimentaria es incompatible con la GDA, la GDA
es causa directa de hambre, pobreza y subnutrición, de migraciones
campo-ciudad forzada o de la violencia y vulneración de derechos
humanos en el campo.

Derechos laborales
Denunciamos a la GDA por menoscabar los derechos de los y las
trabjadores tanto en los países del Norte como en el Sur. La GDA basa
su beneficio económico en la explotación laboral de los
trabajadores/as, a quienes impone unos salarios de miseria, y una
creciente flexibilización de las condiciones laborales, con ritmos de
trabajo abusivos, horarios desregularizados, y sobrejornadas
laborales.

La GDA basa su estrategia en el uso de mano de obra precaria y en la
generalización de la precariedad laboral. La GDA niega, a menudo, el
derecho de los y las trabajadores a la organización y a la
sindicalización, practicando políticas anti-sindicales agresivas que
vulneran sus derechos básicos, llegando a la toma de medidas
represivas frente a los trabajadores/as organizados, como los
despidos o el cierre de establecimientos sindicalizados.

Finalmente, la GDA impulsa un modelo de destrucción social y territorial
al destruir el tejido productivo de pequeña escala rural y el tejido de
pequeño/medio comercio de barrio.

Defendemos
El paradigma de la soberanía alimentaria incide transversalmente en
toda la cadena alimentaria, desde la reclamación del derecho humano
a la alimentación, hasta un nuevo marco de comercio internacional,
pasando por modelos de producción de alimentos de proximidad que
sean de base campesina, familiar y sostenibles. Un elemento clave del
paradigma es el del modelo de distribución alimentaria.
Parar conseguir que los productores puedan vivir dignamente
cultivando productos de calidad ligados a su realidad social, ecológica
y cultural, necesitamos unos mercados locales viables en base unos
hábitos de consumo que lo hagan posible. Hace falta un cambio, por
tanto, en nuestro modelo de consumo y de distribución que
principalmente significa adoptar formas de consumo justo y
responsable.
Defendemos:
–    Priorizar los alimentos locales y de temporada.
–    Fomentar los alimentos cultivados de forma respetuosa con
la naturaleza y sus ciclos .
–    Priorizar aquellos alimentos que comporten una
remuneración digna para todos y todas los que participan en la cadena
que trae los alimentos hasta nuestra mesa.
–    Priorizar aquellos alimentos transformados –en aquellos
productos que realmente lo necesiten- donde el proceso de
transformación se haga tan cerca del productor como sea posible. Y
rechazamos una transformación llevada a cabo por las grandes
empresas multinacionales que promuevan un comercio injusto y un
consumo irresponsable.
–    Los productos de otros ecosistemas que hemos
incorporado a nuestra dieta deben mantener la misma calidad social y
medioambiental que exigimos a los productos locales. Esta garantía la
debemos exigir a las organizaciones de comercio justo.

Para conseguir este consumo, debemos participar y apoyar a las
cooperativas de consumo ecológico y a las organizaciones de
comercio justo. Cuando esto no sea posible, el pequeño comercio de
proximidad permite mantener el tejido social de nuestros pueblos y
ciudades, genera puestos de trabajo y permite pedir información para
restablecer los vínculos de confianza sobre el origen de los productos
y volver a acercar el consumidor al modelo de producción. Debemos
denunciar y no debemos apoyar con nuestro consumo a las grandes
cadenas comerciales que hoy están en el centro del modelo comercial
que arruina a miles de campesinos y que impone un comercio injusto,
irresponsable e insostenible.

Más información:
Xarxa Consum Solidari (Sensibilització)
e-mail: projectes2@xarxaconsum.org

 

Cochabamba: Mandatarios, mercado y energía contra campesinos, indígenas y la Pachamama

Ramón Fernández Durán 

Texto de analisis sobre la coyuntura de America Latina en medio de la división que parece que se está planteando entre gobiernos de izquierda más alternativa al modelo capitalista como  pueden representar Chaves o Morales o gobiernos de izquierda mas cercana al modelo socialdemocrata que representa Lula o Kischner.  Y como todo esto afecta a los movimientos sociales.

“No podemos reducir la Comunidad Sudamericana a una asociación para hacer proyectos de autopistas o créditos que acaban favoreciendo esencialmente a los sectores vinculados con el mercado mundial. Nuestra meta debe ser forjar una verdadera unidad para ‘vivir bien’. Decimos ‘vivir bien’ porque no aspiramos a vivir mejor que los otros. Nosotros no creemos en la línea del (mal llamado) desarrollo ilimitado a costa del otro y la naturaleza. Tenemos que complementarnos y no competir. Debemos compartir y no aprovecharnos del vecino. ‘Vivir bien’ no es sólo en términos de ingreso per cápita sino de identidad cultural, de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra madre tierra”.
Carta de Evo Morales a presidentes y pueblos sudamericanos convocándoles a Cochabamba

Estamos al borde de un precipicio, el cielo está a punto de caerse. Al mismo tiempo, estamos llenos de esperanza. Finalmente podemos ver la luz al final del túnel. Cómo explicar esta contradicción. Me faltan las palabras. Toda la cultura política en la que me eduqué hasta ahora, sobre todo la que define mi posición política y militancia, parece ahora crecientemente inadecuada en el mundo que vivimos, para describir el momento presente en Oaxaca, en México, y a escala global”.
Gustavo Esteva: “La ‘Otra Campaña’ y la Izquierda: Reclamando una Alternativa”


Índice:
– Cumbres en Cochabamba, en medio de la rebelión de la derecha boliviana y la crisis energética.

– América Latina una presa complicada para el capitalismo depredador global.

– Auge de resistencias y crisis de gobernabilidad en Abya Yala.

– La Cumbre Sudamericana de Naciones: tensiones en torno a los distintos proyectos de integración, con la energía como telón de fondo.

– La Cumbre Social, la verdadera protagonista de lo acontecido en Cochabamba.

– La necesaria alerta de los movimientos sociales ante los distintos proyectos del poder, para no convertirse en cómplice de ellos.

– La crisis de la energía afectará de lleno a los distintos proyectos en liza y avivará las tensiones en torno a los modelos de desarrollo.

 

 

Cumbres en Cochabamba, en medio de la rebelión de la derecha boliviana y la crisis energética1

 

En diciembre de 2006 han tenido lugar en este bello rincón de los Andes, el corazón de América del Sur, dos cumbres en gran medida interrelacionadas, que han tenido (y tendrán) como veremos una gran trascendencia: la Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) y la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos. Las dos fueron convocadas en principio por Evo Morales, pero su dinámica, contenido y funcionamiento interno han sido muy distintos, como no podía ser de otro modo. Una ha sido la cumbre de los mandatarios políticos, para intentar institucionalizar mínimamente la CSN, un proceso cuyos principios se remontan al año 2000, y que el año pasado fue auspiciada por Brasil. La CSN es un intento de articular supraestatalmente el subcontinente, desde las actuales estructuras de poder, para mejor operar en el nuevo capitalismo global cada día más multipolar (es decir, en el que está no sólo el peso indudable de los grandes actores mundiales: EEUU y Europa, el núcleo duro de Occidente, sino también la presencia cada día más palpable de grandes países emergentes: principalmente China, y en menor medida India, junto a un nuevo reforzamiento de Rusia, en base al petróleo y al gas). En esta ocasión la convocatoria impulsada por Evo Morales era bastante distinta, lo que cabría entender por la dependencia que mantiene el propio Evo de los movimientos populares que le auparon al gobierno, especialmente respecto de las organizaciones campesinas e indígenas.

 

De ahí la importancia de la otra cumbre: la Cumbre Social, sobre todo porque ésta se impulsaba por la llamada Alianza Social Continental (ASC), que es un proceso de articulación de las resistencias al neoliberalismo, desde Argentina a Canadá, expresada sobre todo (hasta ahora) por la oposición al llamado ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas). La ASC surge como una red de redes de resistencia a los intentos de EEUU de imponer una gran área de libre comercio, un enorme mercado único, desde Alaska a Tierra de Fuego, y ha sido muy eficaz para frenar los intentos del poderoso vecino del Norte de reforzar (aún más) su dominio y sus intereses en todo el hemisferio. La ASC ha logrado articular y coordinar un gran elenco de resistencias, de una gran pluralidad de organizaciones, en un contexto latinoamericano marcado por una creciente movilización social en los últimos tiempos. Las importantes movilizaciones que ha impulsado la ASC desde hace años, han condicionado la posición de los propios poderes políticos sudamericanos, sobre todo en esta última etapa, y es lo que hizo posible que el ALCA, como proyecto, quedara por ahora enterrado en la pasada cumbre de Mar de Plata. Desde entonces, EEUU busca promover la defensa de sus intereses por otras vías con algunos de los países de la región (Tratados de Libre Comercio bilaterales: TLC’s), y los países más alejados del dictado de Washington, como comentaremos, han ido buscando distintos caminos para intentar consolidarse como bloque supraestatal con el fin de mejor defender sus intereses. La UE también pretende defender sus intereses bajo una lógica similar, aunque utilizando, como se apuntará más adelante, los mecanismos de poder blando, que sabe manejar tan bien.

 

Pero lo que queremos resaltar ahora, al principio de este texto, es que las organizaciones y movimientos que se reunieron en la Cumbre Social, y en especial aquellos provenientes de Bolivia, pero en general de todo el área andina, se han convertido en un actor político clave que por el momento condiciona los procesos de integración subcontinental y asimismo las formas de inserción de Latinoamérica en el mercado mundial. Hasta ahora la ASC se había reunido en grandes encuentros hemisféricos para condicionar la postura de los gobiernos fundamentalmente ante el ALCA (y ahora los TLC’s), aparte de las movilizaciones desarrolladas en cada uno de los Estados que impulsaban los distintos capítulos nacionales de la Alianza. Pero ahora el encuentro convocado por la Alianza en Cochabamba pretendía ir más allá, con el fin de fomentar no solo las resistencias, sino de hablar también de alternativas. Sobre todo en un momento en que parece que desde las estructuras de poder político latinoamericano, condicionadas asimismo por importantes actores económicos locales de algunos Estados (en especial Brasil), pretenden impulsar ya sus propios (pero también distintos y contradictorios entre sí) proyectos de integración subcontinental. La Cumbre Social quería discutir y posicionarse respecto de esas diferentes alternativas de integración, para que la misma, de llevarse a efecto, sea una integración que sirva a los pueblos, y no al mercado latinoamericano y mundial, y a la lógica del capital. En definitiva, una integración para "Vivir bien", y caminar hacia otro modelo de sociedad en Abya Yala (Latinoamérica), en equilibrio con la Pachamama (la Madre Tierra). El propio Evo Morales, de extracción indígena, en su carta de convocatoria a ambas cumbres, tomaba prestado de los movimientos campesinos e indígenas estos contenidos, que para nada son compartidos por la gran mayoría de los actores estatales y gubernamentales, cuyos representantes por otro lado son criollos.

 

Pero estas dos cumbres han estado marcadas también por dos grandes condicionantes. El primero es la rebelión de la derecha boliviana, destinada no sólo a hacer descarrilar las reformas emprendidas por el gobierno de Evo Morales, en especial la Asamblea Constituyente y la organización territorial del Estado, sino que también esta protesta estaba orientada a hacer fracasar la cumbre de mandatarios, e infligir un alto coste político a Evo. Dicha rebelión ha contado, por supuesto, con importantes apoyos externos (no explícitos) desde EEUU y UE. Por otra parte, el control de la mayoría de los medios de comunicación locales, y su relación con los media globales, han permitido que la protesta tuviera un importante impacto socio-político, tanto interno, como regional y mundial. Esta protesta se había impulsado desde semanas antes para hacer coincidir su punto álgido con la cumbre de mandatarios, aunque continúa con intensidad una vez acabada la CSN. Y el segundo factor que ha condicionado, pero también facilitado la cumbre, como analizaremos, es la crisis energética que empiezan a vivir algunos países del subcontinente, que les hace acudir y apoyar a regañadientes, aunque intentando barrer para defender sus propios intereses, las convocatorias de integración de los países díscolos que poseen petróleo y gas (principalmente Venezuela, Bolivia y ahora Ecuador), aunque se distancien claramente de sus propuestas políticas. Por último, un tercer condicionante más lejano, pero cercano a la vez, era todo lo que acontecía en México, y en especial en Oaxaca, en donde una rebelión popular, de fuerte componente indígena, estaba intentando ser aplastada por un Estado en fuerte crisis. En crisis terminal, podríamos decir. De todo esto intentaremos hablar en este texto, con el fin de entender las claves, las tensiones y los resultados de ambas cumbres, y cómo se prefiguran los futuros escenarios en el subcontinente, y en América Latina en general, así como a qué cuestiones es especialmente importante que presten atención los movimientos sociales latinoamericanos, para no acabar legitimando determinadas propuestas de integración, que para nada tiene que ver con los intereses que defienden.

 

 

América Latina una presa complicada para el capitalismo depredador global.

 

Ante el fracaso de la cumbre del Mar del Plata, y la paralización por el momento de las negociaciones en la OMC, EEUU ha reorientado en América Latina (y en el mundo) la búsqueda de sus objetivos, en esta nueva etapa marcada también por la "globalización armada", que se hace claramente patente tras los acontecimientos del 11-S y la guerra contra Irak (y Afganistán). Tras la ruina del ALCA, Washington está impulsando los llamados TLC’s bilaterales, con países (Chile, Colombia, Perú), o conjuntos de países (Centroamérica, p.e.) afines de América Latina, a través de los cuales tiene una mayor capacidad de imposición de sus intereses, dividiendo de esta forma las posibles estrategias de coordinación de los países al Sur del Río Grande. La propia CAN (Comunidad Andina) ha saltado prácticamente por los aires al haber aprobado dos de sus miembros, Perú y Colombia, TLCs con su poderoso vecino del Norte, y al haberse negado a firmar y salirse de la misma Venezuela, o rechazar el TLC con EEUU el nuevo Ecuador de Correa. Y hasta Bolivia se está distanciando asimismo de esta estructura regional, en estas circunstancias. Además, Bolivia ha rechazado el TLC con EEUU. Por otra parte, a México le ha propuesto avanzar más en su dependencia con EEUU, planteándole (junto a Canadá) la firma de un nuevo acuerdo: el ASPAN (Alianza para la Seguridad y Prosperidad para América del Norte), que es una ampliación del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) en los campos energético, securitario (“anterrorismo” y control migratorio) y militar, principalmente.

 

El TLC con Centroamérica está prácticamente cerrado, aunque todavía falta ratificarlo por parte de Costa Rica y República Dominicana. Todo esto crea una situación enormemente compleja, pues de acuerdo con el principio de "Nación Más Favorecida", que preside todos los tratados de libre comercio, las preferencias que p.e. Colombia otorgue a EEUU a través del TLC, automáticamente se extienden a todos los países de la CAN, a no ser que ésta estalle o se desintegre, que es lo que está ocurriendo ya en gran medida. Lo mismo se podría decir de Chile, y su TLC con EEUU, en su dinámica de aproximación a Mercosur. El hueso duro de roer para Washington por la dimensión de algunos de sus miembros (Brasil y Argentina), el interés de estos dos países de impulsar sus dinámicas propias, el hecho de que esté en trance de ingresar Venezuela, y hasta Bolivia (y tal vez ahora Ecuador), así como la mayor interrelación con la UE de toda esta zona. Las preferencias que Chile ha dado a Washington, automáticamente se extenderían también a todo el nuevo Mercosur. Es decir, los acuerdos que se están firmando a título individual o colectivo con el macrovecino del Norte, pueden poner en peligro cualquier intento autónomo, con una mínima lógica interna, de integración Sudamericana. Centroamérica y México tienen ya una fuerte dependencia con EEUU. Y es por eso que en estos últimos tiempos hemos visto cómo se impulsaban distintos procesos independientes por parte de algunos actores estatales sudamericanos, aquellos más enfrentados con los intereses de Washington: Venezuela, Bolivia, y Cuba (tales como el ALBA, y el Tratado de Comercio de los Pueblos).

 

Por otro lado, la UE tiene poderosos intereses en América Latina y tampoco se queda atrás en la defensa de los mismos. Desde hace años ha ido buscando acuerdos bilaterales con algunos de los principales actores de la región, siguiendo la estela de Washington. Y los ha logrado ya con México y Chile, yendo en algunos casos más allá de lo alcanzado por Washington. Eso sí, la UE se presenta como lobo cubierto con piel de oveja, complementando sus intereses económicos, comerciales y financieros con una retórica en la que resalta el diálogo político y la cooperación, así como las cláusulas democráticas y de derechos humanos. Pero esto es puro papel mojado, como quedó claro en la Cumbre UE-América Latina de 2004, en Guadalajara (México), cuando ante la brutal represión policial que rodeó aquella cumbre la UE no dijo esta boca es mía. Pero sí es cierto que la UE acompaña sus acuerdos con más zanahorias que palos, en comparación con EEUU. Le gusta presentarse de forma distinta. Su influencia en la región intenta profundizarla más en base (por ahora) al poder blando (cooperación, dinero para ONG’s, etc), que al poder duro, puramente militar, del que carece por el momento como actor autónomo (está empantanada la aprobación de la Constitución Europea que le permitiría desarrollarlo). Esto no es el caso de EEUU con una fuerte presencia militar en gran parte de la región, especialmente en Colombia. Washington tiene un especial interés en controlar lo que acontece en este país, por la capacidad que le da para a partir de él acceder al Amazonas, y por el papel estratégico que cumple en su conexión con Centroamérica.

 

En la pasada cumbre de Viena UE-América Latina-Caribe, la Unión intentó promover una dinámica similar a EEUU, una especie de "ALCA europeo" para toda la región en 2010, con pasos intermedios como alcanzar acuerdos de libre comercio (disfrazados como Acuerdos de Asociación Económica) con Mercosur, CAN y Centroamérica. Pero la cumbre fue en gran medida un fracaso para la UE. Unas semanas antes Evo Morales nacionalizaba los hidrocarburos, cambiando de forma muy importante las reglas de juego del mercado en Bolivia. Y pocos días antes también, Bolivia, Venezuela y Cuba lanzaban la iniciativa del Tratado de Comercio de los Pueblos, haciendo muy difícil conseguir la necesaria unanimidad requerida para la aceptación de los designios de la Unión. Y además, el Tratado con Mercosur que la UE quería también cerrar en Viena, quedaba una vez más pendiente de ultimarse, pues Lula y Kirchner han dificultado las negociaciones en los últimos tiempos, por la oposición de Argentina y Brasil (dos grandes agroexportadores mundiales) a las restricciones que la Unión plantea a la apertura de sus mercados agrícolas, y por consiguiente se negaban férreamente a cualquier concesión adicional en otros terrenos (industria, servicios, inversiones, etc). Ante este estado de cosas, es decir, ante la dificultad de una aproximación global (lo mismo que en el caso del ALCA estadounidense), la UE ha decidido empezar a afianzar su agenda con los socios más débiles: Centroamérica, la CAN y el Caribe. Divide y vencerás. En estos casos la UE impone negociar a cada una de estas áreas como grupos de países, para ir consolidando mercados subregionales dependientes, con normas comunes, y coordinados y controlados supraestatalmente. Es la UE, y también EEUU, los que les obligan a integrarse, y a crear esos mercados más amplios que operan de acuerdo con sus intereses.

 

Muchos sectores en la ASC ya se están activando para enfrentar estas negociaciones, planteándose el rechazo de estos tratados que no son sino TLC´s que protegen no solo los intereses comerciales de la Unión, sino que incluyen por supuesto (como los suscritos con México y Chile) la defensa de inversiones, la apertura del sector servicios (especialmente finanzas) y del gasto público, así como medidas de competencia (para favorecer a las transnacionales de la Unión). Es decir, los aspectos que la Unión no ha podido conseguir por el momento a través de la rondas de negociación de la OMC2, que han encallado hasta ahora. La UE también, al igual que EEUU, se apresta a desarrollar una política exterior "comercial" nueva, particularmente agresiva, intentando impulsar nuevos acuerdos bilaterales con las principales regiones del mundo3. Y América Latina es una de ellas. Curiosamente estos acuerdos van a ir acompañados de cláusulas securitarias y militares, para mejor defender los intereses de la Unión, llegado el caso, como quedó patente en la cumbre de Viena (Salafranca, 2006). Todo ello se ha ido denunciando por la ASC a través del proceso denominado Enlazando Alternativas, es decir, intentando articular las resistencias al neoliberalismo tanto en América Latina y Caribe, como en la propia UE. Dicho proceso se inició 2004 en paralelo a la cumbre oficial biregional UE-América Latina y Caribe de Guadalajara (México), y continuó y se reforzó en la de Viena en 2006, junto con la realización de un Tribunal Permanente de los Pueblos para denunciar en el impacto de las empresas transnacionales europeas en la región.

 

De cualquier forma, la ASC va a tener quizás más duro poner al descubierto los intereses de la Unión, y movilizar contra estos tratados, pues la UE goza en general de una buena imagen en la región, mucho menos agresiva que EEUU. Es más, en muchos sectores de izquierda, a los que la UE le gusta y logra engatusar (sindicatos, ong's), a través de un diálogo político desvirtuado entre las "sociedades civiles" de ambos lados del Atlántico, y mediante parte de los fondos de cooperación, la Unión está hasta bien vista. Y en algunas áreas como Centroamérica, donde la UE participó activamente en los llamados "procesos de paz" (hoy en día en crisis), esta aureola se acrecienta en los sectores más progresistas. EEUU es claramente el malo de la película, respecto al que es más sencillo enfrentarse, pero eso no es desgraciadamente así respecto de la Unión. La UE va por detrás de EEUU en la región en la defensa de sus intereses, pero estos son igual de descarnados que los que defiende Washington, y aunque se presenten con un cierto guante de seda, debajo está la mano de hierro del capital europeo, que opera bajo la misma lógica. La lógica del mercado mundial, que no permite otra opción.

 

Esta catarata de acuerdos de libre comercio, y la lógica del Consenso de Washington (y ahora del Consenso de Viena), impuesta sin piedad por el FMI y el BM, y otras organismos multilaterales como el BID, han profundizado en los últimos tiempos la dependencia de América Latina del mercado mundial, y en especial del núcleo duro de Occidente (EEUU y “Europa”), aunque también de Japón y otros países del “Norte”. Sus resultados son cada vez más patentes. Se ha profundizado la reprimarización de las economías de América Latina, como uno de los espacios "privilegiados" para abastecer de minerales, hidrocarburos y productos agropecuarios a los espacios centrales hegemónicos, lo que está ocasionando un fuerte impacto territorial, ambiental (deforestación) y social (desplazamiento, y masacre en ocasiones, de comunidades). Se han desarticulado (y en muchos casos arrasado) sus industrias autóctonas, que han pasado a rearticularse de forma dependiente en las cadenas globales de producción, orientándose hacia la exportación. Se han privatizado gran parte del sector de servicios (telecomunicaciones, energía, agua, turismo) que han pasado a manos de transnacionales "europeas" (en gran medida españolas) y estadounidenses, fundamentalmente. Y asimismo, el sector financiero se encuentra cada vez más dominado por los bancos "europeos" y estadounidenses. En algunos casos como en México, donde ya son palpables los acuerdos de libre comercio con EEUU y la UE4, el sector bancario está ya en más de un 90% en manos extranjeras (especialmente "europeas", y más en concreto españolas: BBVA y Santander), lo cual está restringiendo el crédito productivo al aparato industrial de pequeña escala autóctona (a través de tasas de interés usurarias, mayores del 20%), y elevando las comisiones a todos los niveles para garantizar unos beneficios descomunales a sus casas matrices y accionistas. Eso sí, se ha incrementado el crédito al consumo para los sectores más favorecidos (a tasas de interés en torno al 25%), y mientras, la sociedad mexicana todavía está pagando los más de 70.000 millones de dólares de deuda pública que costó el rescate bancario tras la crisis del peso en 1994 (cuando ya se había ingresado en el área de libre comercio con EEUU y Canadá, que iba a llevar –se decía- al pueblo mexicano al Primer Mundo).

 

Por otra parte, la cada día mayor apertura de los mercados latinoamericanos a los espacios centrales, ha profundizado el desequilibrio comercial con éstos (en especial con la UE), pues se exportan productos poco valorados en términos monetarios a los mercados globales, y se importan de éstos aquellos bienes y servicios con mayor valor añadido, de acuerdo con las normas que rigen el comercio mundial. Al mismo tiempo, la creciente debilidad y desvalorización de sus monedas ha posibilitado la actitud depredadora de los actores económicos globales, que emiten “dinero financiero” en divisas fuertes, y que se han ido haciendo con una cada vez mayor tajada de sus estructuras productivas y empresariales, así como de sus recursos naturales. Hasta se privatizan playas y espacios de alto valor ecológico y paisajístico que pasan a ser de uso exclusivo turístico. Sin embargo, la inversión extranjera directa no ha traído en general inversión nueva, sino compra de las empresas existentes, en la mayoría de las ocasiones con fuerte destrucción de empleo. Y en paralelo, todo ello se ha producido con un crecientemente endeudamiento de las economías latinoamericanas, y con una intensa fuga de capitales propios hacia los paraísos fiscales y las plazas financieras fuertes de la economía global. El resultado está siendo un fuerte desastre social, ambiental y político, generándose sociedades fuertemente duales, donde sólo una minoría participa de las migajas del "desarrollo". De esta forma, desaparecen las limitadas clases medias que se formaron en su día, creándose océanos de marginalidad y exclusión, mientras que unas elites superreducidas (las oligarquías criollas) se enriquecen hasta extremos insospechados, se hayan fuertemente vinculadas con los intereses económicos globales, y ponen los aparatos del Estado a funcionar en su exclusivo beneficio. Es decir, una dinámica explosiva e insostenible.

 

Esta ha sido pues la consecuencia de más de veinte años de las llamadas políticas neoliberales, que no son sino la prolongación de la dinámica capitalista por nuevas vías. Una dinámica que tiene más de quinientos años de historia, y que después de unas décadas en torno a la mitad del siglo XX, en que los procesos de dominación y explotación se suavizaron y permitieron un cierto reequilibrio en las relaciones Norte-Sur respecto de América Latina, y en el conflicto de clases dentro de los propios Estados; debido a la irrupción de regímenes (surgidos de la presión popular) que estatalizaron empresas y recursos, impulsando políticas de sustitución de importaciones, y reformulando la relación capital-Estado y capital-trabajo (asalariado), eso sí, al tiempo que la dinámica capitalista seguía desarticulando los mundos campesinos e indígenas, y generando marginación. Esto es, la época conocida como del “desarrollismo” (nacionalista). Dicho reequilibrio fue bruscamente corregido desde los sesenta hasta los ochenta, a través de golpes de Estado (apoyados por EEUU) en la mayoría de los países de la región, primero, y la gestión del llamado problema de la deuda externa (en constante aumento), después, en los últimos veinte años, por las llamadas instituciones financieras multilaterales. Lo cual hizo cada vez más dependiente a toda la región del capital exterior, y de los créditos y condiciones impuestas por el FMI y BM. Ello hizo posible la aplicación de las políticas neoliberales (privatizaciones) y una redefinición de las relaciones de poder Norte-Sur, favorables otra vez a los espacios centrales (EEUU, UE, Japón, etc), y al capital foráneo en general, en especial aquel de carácter financiero. Esta situación a su vez se vio incentivada por, y fue causa de, las llamadas crisis monetario-financieras (crisis del peso mexicano, 1994; crisis del real brasileño, 1998; dolarización ecuatoriana, 2000; crisis del peso argentino, 2001; etc.), de enormes repercusiones económicas y sociales. En definitiva, se instauró un capitalismo globalizado de expropiación, más que productivo, cuyo resultado ha sido que América Latina es hoy en día la región más desigual del mundo, con unas diferencias sociales sencillamente descomunales.

 

Sin embargo, en los últimos tres o cuatro años parece que se ha vuelto a instaurar un cierto espejismo, en el plano monetario-financiero, de que mejora la situación en América Latina, o al menos eso nos hacen creer otra vez las instituciones financieras internacionales, pero los procesos de deterioro social, ecológico y político de fondo siguen el curso descrito. Ello ha sido posible porque: bajaron en este periodo los tipos de interés del dólar –y del euro- (que recientemente se recuperan otra vez), suavizando la sangría de recursos financieros por el pago de la deuda; se estabilizaron la situación de crisis monetarias del periodo anterior, porque han aumentado las reservas en divisas fuertes, debido a las exportaciones de materias primas y recursos agropecuarios, lo que ha permitido defender las divisas propias en los mercados; han vuelto masivamente los capitales a los mercados bursátiles de la región, haciendo que éstos experimenten alzas espectaculares en el último periodo. Las mayores del mundo. Pero esto no es sino un puro espejismo, que afecta como decimos al plano puramente financiero, y que supone profundizar en los procesos de apropiación por los capitales centrales de las estructuras productivas y financieras de América Latina, colocándola en una situación de una aún mayor dependencia y vulnerabilidad. De hecho, este marco se puede ver bruscamente alterado, como sucedió en los noventa y principios de esta década (efecto tequila, crisis del real, colapso del peso argentino, etc.) si esos capitales se retiran de repente de la región, lo que puede acontecer en caso de recrudecimiento de la crisis del dólar, tal y como se aventura ante la cada día mayor dificultad de EEUU de hacer frente a sus enormes desequilibrios económicos. La economía global se encuentra cada vez más financiarizada, crece en base a la expansión del crédito a todos los niveles, generando burbujas especulativas por el momento sin fin, insostenibles en el tiempo, y que pueden estallar generando un brusco colapso mundial, sobre todo si cambian las condiciones de contorno que la han hecho posible. Es decir, si suben los tipos de interés, o si se dispara p.e. el precio del petróleo, lo que puede acontecer en caso de recrudecimiento de la crisis energética mundial, o por un agravamiento de la situación político-militar en Oriente Medio. Donde se sitúa el grifo mundial del crudo. Escenarios cada día que pasa más probables.

 

Pero, aparte de este posible cambio brusco de coyuntura internacional, y también relacionado con ello, es preciso tener presente que estamos entrando probablemente en otro punto de inflexión histórico, en donde los viejos poderes globales (EEUU, la UE, y otros países del llamado "Norte") se aprestan a dar una nueva tuerca adicional y brutal a sus dinámicas de explotación global, para seguir manteniendo su hegemonía. Y ello está coincidiendo también con la irrupción de nuevos actores mundiales (China sobre todo, y en menor medida India), con un creciente poder, que pugnan por hacerse con los mercados, recursos (entre ellos principalmente los energéticos) y productos agropecuarios de América Latina, entrando en competencia con el núcleo duro de Occidente (EEUU y UE). Es más, la creciente competencia internacional impulsada por estos nuevos actores, está suponiendo ya hasta la crisis de parte del tejido productivo de maquilas que se había desarrollado en los últimas dos décadas en muchos de los países de la región, incapaces de competir con los bajos costos de la mano de obra del sudeste asiático. Aparecen pues nuevos actores con nuevas formas, como China, con dinero contante y sonante en el bolsillo (para infraestructura, y para comprar recursos de los que carecen), y sin condicionamientos previos (por ahora), pero su lógica es la misma. La lógica del mercado global, y de mercados regionales de cada vez mayor escala que se articulan con éste, y que funcionan bajo la lógica depredadora del capital.

 

Todo ello está siendo propiciado por la concreción de megaproyectos regionales de infraestructuras como el IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), o el Plan Puebla Panamá (PPP)5, que enlazan con esta lógica, y la acentuarán aún mucho más. Ya que agudizarán un modelo territorial y social caracterizado por la creciente concentración de la población en megaciudades, donde se aglomeran millones de desposeídos en “villas-miseria”, así como por la acentuación hasta niveles sin precedentes de las corrientes migratorias fuera de la región, especialmente hacia EEUU y la UE. Una verdadera sangría humana de la población joven de la región, que tendrá importantes repercusiones a medio plazo. Hoy en día las remesas de los inmigrantes son ya más importantes que todo el dinero que llega para “ayuda al desarrollo” a la región, y, en muchas ocasiones, hasta en inversión extranjera directa. No al que acude a las bolsas, que responde a otras lógicas, de corto plazo. Las inversiones extranjeras en el caso del MERCOSUR, por ejemplo, fueron elevadas cuando se privatizaron y compraron las empresas públicas, pero esa dinámica ya se ha frenado y hoy en día los flujos de capital van sobre todo desde América Latina a las espacios centrales (EEUU y UE, principalmente) por la repatriación de beneficios de las empresas transnacionales y bancos. E igualmente por el chorreo de dinero debido al pago de royalties por patentes y propiedad intelectual. En paralelo, la desarticulación de los mundos campesinos e indígenas, todavía con fuerte presencia en amplios espacios latinoamericanos, en especial en el mundo andino, y en mesoamérica, se está viendo acentuada en los últimos años por la intensificación de las actividades extractivas (hidrocarburos, minerales), y por la ampliación de la agricultura de exportación (especialmente soja para el ganado), y se va a acentuar aún más como resultado de la crisis energética en marcha. Dicha crisis incentiva la extracción de combustibles en explotaciones cada vez más marginales (el alto precio del crudo las hace rentables), donde habitan esos mundos no modernizados, e impulsa el desarrollo de biocombustibles para los espacios centrales (caña de azúcar, soja, palma africana). Lo cual presiona la expansión de las fronteras agrícolas, incentiva la deforestación y un mayor desplazamiento de las comunidades campesinas e indígenas, agudiza el impacto ambiental de la agricultura exportadora industrializada (agroquímicos, agotamiento de los suelos, contaminación recursos hídricos), y en definitiva erosiona todavía más la soberanía alimentaria de América Latina.

 

 

Auge de resistencias y crisis de gobernabilidad en Abya Yala.

 

A nadie se le escapa que todas estas dinámicas están conduciendo a Estados cada vez más deslegitimados y frágiles (a pesar de su creciente endurecimiento), y cada día más incapaces de imponer la lógica del mercado, debido a la fuerte reacción popular antineoliberal de los últimos tiempos. Su máxima expresión fue quizás el “Que se vayan todos” que atronó en Argentina en la crisis de diciembre de 2001. Pero también ha quedado manifiesta esta reacción en las importantes luchas populares y los cambios electorales habido en los cuatro últimos años, así como en la propia crisis terminal a la que ha llegado la democracia representativa en el caso de México, en donde está a punto de producirse un verdadero choque de trenes entre un mundo indígena en ascenso, un movimiento social radicalizado, un movimiento ciudadano agraviado y un gobierno federal deslegitimado, torpe y cada día más endurecido. El fuerte y prolongado cuestionamiento del resultado electoral, la tormentosa investidura presidencial, y lo que está ocurriendo en Oaxaca, así lo atestiguan (Hernández y López, 2006). Y lo que ocurra en México tendrá repercusiones en toda América Latina.

 

De cualquier forma, este auge de resistencias viene ya de lejos. Así, muy escuetamente, y atendiendo sólo a lo que ha pasado en el último periodo, la era neoliberal, podríamos sintetizarlo en los siguientes hitos. Primero, fueron las “revueltas del hambre” en los ochenta, que sacudieron gran parte de la región por los programas de ajuste estructural del FMI y BM, y que culminaron en el levantamiento popular ahogado por el “Caracazo”, del que saldría más tarde Hugo Chávez; cuya irrupción en el escenario mundial lograría cambiar los equilibrios en el seno de la OPEP6, al tiempo que a escala estatal recuperaba la soberanía estatal sobre los recursos petrolíferos, provocando a partir de entonces el inicio del encarecimiento del crudo en el mercado global. Segundo, la consolidación y articulación de los movimientos campesinos e indígenas en toda la región a principios de los noventa (Vía Campesina, Quinientos Años de Resistencia), dinámica que tendría también importantes repercusiones en el continente, y hasta planetarias. Tercero, y enlazando también con lo anterior, la entrada en escena de la rebelión zapatista, y su BASTA YA, que inauguró nuevas formas de hacer política, y nuevos contenidos y mensajes emancipadores, precipitando la crisis de la vieja izquierda (en marcha tras la caída del Muro de Berlín); y cuya lucha por la dignidad tuvo asimismo un hondo eco en todo el mundo, contribuyendo a sentar las bases de lo que más tarde se llamaría el movimiento “antiglobalización”, o por la “justicia global”. Cuarto, la puesta de largo de éste a partir de Seattle, esta vez en el Norte del continente, abriendo una dinámica de verdadero alcance mundial, que abrió un ciclo de luchas (de Seattle a Génova) que significó una serie crisis de legitimidad de las instituciones globales: FMI, BM, OMC, G-8. Y quinto, la cristalización en Sur del continente, desde los primeros años de este nuevo siglo del proceso del Foro Social Mundial, y toda la dinámica que ello ha generado en muchas regiones y ciudades del planeta. Todo ello contribuyó decisivamente a afirmar a América Latina como el epicentro de las dinámicas de contestación mundial al nuevo capitalismo global, lo que se ha visto aún más consolidado en estos últimos años en toda la región.

 

Pero habría que añadir a esta periodización un sexto e importante episodio. En el último quinquenio asistimos a la irrupción cada día más patente de estallidos sociales (“puebladas”) y de fuertes movimientos populares, en especial campesinos e indígenas, los pueblos “sin historia”, lo que acentúa la crisis de las instituciones políticas, que en muchos casos ni tan siquiera son percibidas como formalmente democráticas. La noción de ciudadanía es un sarcasmo en la mayoría de países sudamericanos, de ahí la elevada abstención en la mayoría de las consultas electorales. Los Estados son estructuras cada vez más en quiebra que se asientan sobre volcanes sociales extremadamente polarizados, y fragmentados étnica y geográficamente, a punto de estallar. Y esa crisis institucional se profundiza porque la gente está perdiendo el miedo a expresar su rechazo a este modelo que le hurta un futuro mínimamente digno. El ejemplo de México, y en concreto la reciente rebelión popular en Oaxaca, el México profundo, y la creación de la APPO, es una vez más paradigmático al respecto, y a ello no es ajeno el vendaval de políticas de libre mercado que se han impuesto en dicho país en la última década. Las “bayonetas” parece que son cada más incapaces de poner coto al descontento social. Es más, el miedo se afinca ahora en las elites, que viven en espacios protegidos policialmente y hasta en ocasiones militarizados.

 

La movilización social en los últimos años ha logrado descabalgar varios presidentes (caso de Ecuador), o aupar nuevos (caso principalmente de Bolivia, y su “guerra del gas”), y está consiguiendo revertir y/o condicionar los procesos de privatizaciones de las dos últimas décadas, obligando al poder político a reformular en muchos casos el marco en el que venía funcionando el capital internacional. La lucha del agua en Cochabamba en 2000 fue un magnífico ejemplo de ello, y de cómo la rebelión popular consiguió echar para atrás la privatización de un servicio público, en beneficio de una empresa transnacional, obligando al Estado (a pesar de la represión que provocó varios muertos) a saltar por encima de los acuerdos internacionales suscritos, e iniciando una nueva era. Más tarde, a finales de 2001, Argentina declararía también el impago de la deuda externa, un verdadero anatema internacional, poco después de que De la Rúa tuviera que salir precipitadamente en helicóptero de la Casa Rosada, incapaz de imponer un estado de excepción a centenares de miles de personas que gritaban enfrente de ella: “El pueblo no se va”. Y a pesar del golpe de Estado de 2002, y de su apoyo por parte de EEUU (y de la España de Aznar), Hugo Chávez no pudo ser depuesto, pues los movimientos populares y una parte del Ejército le defendieron. Y lo mismo aconteció cuando fracasó la huelga petrolera que intentaba derribarle. El emperador se está quedando desnudo, si no está ya en pelotas. América Latina se ha convertido pues en la punta de lanza a la contestación al nuevo capitalismo global, muy por delante de lo que acontece en otras regiones mundiales. Lo político irrumpe en escena con especial fuerza, pero bajo nuevas formas, desbaratando el mercado, y al margen de las estructuras políticas formales que atraviesan una profunda crisis. Y es más, los emigrantes hispanos en EEUU, unos 40 millones, entre ellos unos 25 millones de mexicanos, han llevado a cabo este último año una imponente movilización con ocasión del 1º de Mayo, en protesta por la política hacia los inmigrantes de la hiperpotencia.

 

Se puede pues afirmar que hay una fuerte crisis de gobernabilidad en toda la región, aderezada también por la ingobernabilidad no antagonista que se manifiesta además en gran número de sus metrópolis, debido a su desintegración social (los casos de Sao Paolo o Río de Janeiro son quizás los más espectaculares). Además, el crimen organizado, la corrupción policial y la proliferación de la delincuencia de pequeña escala están adquiriendo un tremendo alcance en muchos de los Estados, pero muy en especial en Centroamérica, donde prolifera el fenómeno de las “maras”. La situación de ingobernabilidad está llegando a tal punto que surgen propuestas como las de Aznar de impulsar estrategias de guerra civil molar y molecular en la región, para instaurar formas de gobernabilidad duras que logren frenar el cuestionamiento de las estructuras de poder existente, y que permitan garantizar y afianzar los intereses transnacionales que operan en América Latina. Estrategias así ya se están instaurando en algunos de los Estados de la región. El caso más sintomático sería el llamado Plan Colombia, donde se intenta arrasar con cualquier contestación manu militari, vía terrorismo de Estado, al tiempo que se promueven los intereses del capital transnacional. Políticas que se están impulsando en los lugares más calientes y de importancia geoestratégica del globo, como podemos observar hoy en día en Oriente Próximo y Miedo, si bien tienen un efecto boomerang incontrolable. Es pues en este complejísimo contexto latinoamericano, aderezado por una crisis energética galopante, en el que tuvieron lugar las cumbres de Cochabamba. Analicémoslas más en detalle.

 

 

La Cumbre Sudamericana de Naciones: tensiones en torno a los distintos proyectos de integración, con la energía como telón de fondo

 

La Cumbre de presidentes sudamericanos, como apuntábamos al principio, se desarrolló además con un muy importante elemento de tensión adicional, esto es, con una ofensiva en toda regla de la derecha boliviana contra Evo Morales, el convocante de la CSN, de enorme impacto interno y sobre todo externo, latinoamericano y mundial. Con la excusa de la defensa de la democracia y el Estado de Derecho, uno de los objetivos principales de la protesta era impedir la propia realización de la Cumbre, como denunció Evo Morales. Una (falsa7) huelga de hambre in crescendo, televisada en vivo y en directo a los cuatro vientos, de empresarios, políticos conservadores, antiguos miembros de intentonas golpistas, terratenientes, y profesionales liberales, recurren a este mecanismo de denuncia, que hasta entonces había sido privativo de la izquierda, los explotados y los desposeídos, bendecidos y acogidos por la Iglesia, u ocupando edificios públicos. El mundo al revés. Una huelga de hambre postmoderna, en la que el explotador aparece como el agredido. Muchos de los que en el pasado se habían movilizado y apoyado dictaduras militares, se declaraban ahora los máximos defensores de la democracia, exigiendo que los resultados de la Asamblea Constituyente sean aprobados por 2/3, para que nada cambie, por supuesto. La democracia, para estos sectores, es el respeto al “Estado de Derecho” que garantiza sus propiedades y la libertad individual de acumular más propiedad privada. Y si ello no es posible, pues se promoverá directamente la segregación de los territorios más ricos en recursos (sobre todo de hidrocarburos) del Estado, para hacer fracasar cualquier política mínimamente redistributiva.

 

Es curioso resaltar que la derecha no se haya lanzado abiertamente a la protesta hasta ahora, tal vez también por falta de organización y apoyos (internacionales). Cuando Evo acometió la nacionalización de los hidrocarburos e incrementó las regalías petroleras y gasistas para el Estado, la derecha no dijo nada. Ella, que había puesto en subasta los hidrocarburos en los noventa, los bienes del Estado, en un momento de fuerte caída de los precios del petróleo a escala internacional8, y que se había embolsado a través de la corrupción gran parte de los pagos de las transnacionales petroleras para hacerse con los recursos fósiles, no se atrevió a levantar la voz. Quizás no lo consideró oportuno, ya que solo podía desprestigiarse aún más. Pero ahora que importantes reformas sociales se están poniendo en marcha, como el nuevo marco legal para acabar con el latifundio en el Oriente boliviano, que toca directamente sus intereses. Y ahora también que ve que se puede beneficiar de gestionar directamente la nueva renta petrolera y gasista, en los departamentos que controla, aquellos ricos en hidrocarburos, en vez de tenerla que repartir con los departamentos pobres y de mayoría indígena de Bolivia. Es por eso que se lanza ahora en tromba a cuestionar el carácter “antidemocrático” de Evo Morales.

 

El órdago ya está echado (y continúa), y en este órdago se adivinan los tentáculos del núcleo duro de Occidente (EEUU y la UE), que está viendo amenazado sus intereses en todo este amplio espacio geográfico. Además, tanto EEUU como la UE estaban interesados en hacer fracasar la convocatoria de la CSN, pues ello puede dificultar sus planes en la región. De hecho, EEUU presionó en esas fechas (y lo sigue haciendo) a Bolivia y Ecuador con la no prorroga de las preferencias arancelarias para acceder a su inmenso mercado, si ambos países no se avienen a firmar los correspondientes TLC’s. Y es por todo ello por lo que la Cumbre estuvo hasta el final pendiente de un hilo. Hasta el último momento no se sabía cuántos presidentes iban a acudir, y si el encuentro finalmente se podría celebrar.

 

Finalmente asisten 8 de los 12 presidentes convocados, y un presidente electo (el de Ecuador), pero el conjunto de los países mandan altos representantes, incluida Colombia, a pesar de que Uribe se queda en Bogotá. Es decir, hasta los países más afines a Washington en Sudamérica: Colombia, Perú y Chile, acuden a Cochabamba, y en el caso de los dos últimos sus propios presidentes. La Cumbre tiene lugar por tanto contra viento y marea, pues las amenazas en ascenso de un capitalismo mundial crecientemente multipolar, y sobre todo la crisis energética en marcha son las principales fuerzas centrípetas que hacen acudir a los mandatarios sudamericanos a Cochabamba, a pesar del convocante, a pesar de sus propias diferencias políticas, y a pesar de la situación creada por la protesta de la derecha. Pero es que el convocante es el presidente electo de un territorio con importantes recursos energéticos, en un contexto de escasez de hidrocarburos en ascenso en la región, y que cuenta con un muy importante apoyo social, a pesar del acoso de la derecha. Y Evo Morales estaba claramente apoyado también por Hugo Chávez, el otro mandatario de un territorio con abundantes combustibles fósiles, más que Bolivia, y recién refrendado en las urnas. Además, la convocatoria tenía el soporte del mayor país (con mucho) de la región, y el más interesado en el proceso de integración: Lula da Silva, de Brasil, también acabado de revalidar electoralmente. Es la decisión de Lula la que tiene verdadera capacidad de arrastre regional, aunque no logra que Kirchner acuda a la cita (una incógnita)9, aunque sí su vicepresidente. Pero es que todos los países son conscientes de que es difícil sobrevivir solos en el nuevo capitalismo mundial, en el que el tamaño sí que importa. El propio Evo Morales lo afirmaba en su carta de convocatoria a la Cumbre: “La CSN puede ser una gran palanca para defender y afirmar nuestra soberanía en un mundo globalizado”. No en vano la CSN agruparía un espacio regional con 380 millones de personas (a pesar de todo una minucia a escala global, comparado con China -1300 millones- e India -1100 millones-), pero eso sí con 18 millones de km2 del territorio con la más alta biodiversidad del mundo, y muy rico en recursos de todo tipo, entre ellos el agua. En este sentido resalta el acuífero guaraní, el más grande del mundo, con más de un millón de km2, el doble de la extensión de España. Un espacio, la llamada Triple Frontera, que se está viendo crecientemente militarizado (con presencia de EEUU) por su importancia estratégica.

 

Sudamérica tiene bajo su subsuelo “sólo” el 10 % aproximadamente del crudo y el 4% del gas existente en el mundo (Kucharz, 2006), aunque eso sí, muy desigualmente repartidos por países. Además, estos recursos son codiciados por los máximos consumidores mundiales, EEUU y UE, y son cada vez más valorados por las nuevas potencias emergentes (China, India), sobre todo ante la creciente tensión en Oriente Medio y Asia Central, donde se encuentran en torno al 70% del petróleo y el gas mundial. Y sobre todo en un momento histórico en que parece que estamos a punto de atravesar (si no lo estamos haciendo ya) el llamado pico del petróleo mundial, momento a partir del cual ya no podrá haber más oferta adicional de crudo en el mercado, por el agotamiento físico de la capacidad de extracción, y el existente se disparará de precio ante una demanda mundial en constante ascenso, y la creciente dificultad de extracción del crudo restante, creando una situación de fuerte crisis energética (Fdez Durán, 2006 a). América Latina es una reserva estratégica de hidrocarburos para Occidente en este contexto, como ha manifestado recientemente Enrique Iglesias, antiguo presidente del BID, y actual secretario de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.

 

Pero además muchos de los países sudamericanos se están quedando sin recursos energéticos fósiles, o están ya prácticamente sin ellos, como Chile. Argentina parece que tiene petróleo tan solo para ocho años, ha sobrepasado ya su pico de extracción de crudo, y sus reservas de gas se agotarán mucho antes. Y es por eso que depende cada vez más del gas boliviano. Después de haber vendido, con Menem, todos las reservas hidrocarburíferas en explotación, ahora intenta explotar su plataforma continental, que posee recursos marginales, al tiempo que un poderoso movimiento ciudadano exige la renacionalización de los recursos10. A Brasil le ocurre lo mismo. Importa cada vez más gas de Bolivia, la mitad del que consume, y a 1/3 por debajo del precio mundial de éste (¡Cómo no iba a apoyar Lula a su “compañero” Evo!), para garantizar el funcionamiento de sus industrias altamente consumidoras de energía (fábricas de aluminio, siderúrgicas, papeleras, etc, que abastecen el mercado mundial), al tiempo que su principal empresa petrolera, Petrobras, opera cada vez más fuera de su territorio ante el progresivo agotamiento del petróleo propio. Petrobras, con cerca del 70% de capital transnacional, opera de forma depredadora en varios territorios sudamericanos (Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia). Y Brasil ya dedica 7 millones de has al cultivo de caña de azúcar para generar etanol, como opción estratégica para intentar autoabastecer de combustible su vasto parque de transporte por carretera, y poder exportar también parte de este biocombustible. Por último, Colombia y Perú están agotando a marchas forzadas sus recursos fósiles, las reservas pendientes de explotación son crecientemente marginales, y van a empiezar a ser importadores netos, de ahí su presencia en Cochabamba, aparcando sus diferencias políticas con el eje Morales-Chávez y sus vínculos con Washington, pues saben que éste no les proporcionará directamente energía en un contexto de crisis mundial de combustibles fósiles.

 

En estas circunstancias el gravísimo problema que se plantea es si los recursos fósiles existentes en Sudamérica serán para cubrir las necesidades de la región, dentro del presente modelo de desarrollo capitalista altamente energívoro, o serán una de las reservas estratégicas mundiales de la que se abastezcan los grandes depredadores globales (EEUU, UE, China, India, etc). Además, de ello depende también, se nos dice desde las actuales estructuras de poder, que la propia comunidad de naciones sudamericanas pueda sobrevivir como un espacio con una mínima vitalidad productiva propia, competitiva en los mercados mundiales, y no quede su papel reducido, como África, a mero suministrador de materias primas. Es lo que planteó Lula descarnadamente en Cochabamba. Su concepción de la necesidad de la integración sudamericana de naciones se reducía a establecer la integración energética, para garantizar las necesidades de combustibles fósiles de la CSN (y por supuesto de Brasil), crear un área de libre comercio interno de toda Sudamérica (intentando incluir hasta a Colombia en dicho proyecto; llegó a llamar a Uribe “compañero” para animarle a ello), con el fin de incrementar la escala de mercado regional en el nuevo capitalismo multipolar mundial, de la que se beneficiarían principalmente los grandes actores económicos brasileños, e impulsar la creación (y financiamiento) de los megaproyectos de infraestructuras IIRSA, que posibiliten el funcionamiento de ese amplio mercado interno potencial sudamericano, y que hagan factibles las exportaciones al mercado global (y especialmente a Asia, el gran polo de crecimiento mundial, desde la fachada del Pacífico). Dichas exportaciones son aquellas materias primas y productos en los que Sudamérica tiene (o pueda llegar a tener) “ventajas competitivas”: recursos minerales, energéticos (sin que se comprometa la satisfacción de las necesidades internas), biodiversidad (incluida tal vez agua), ciertas producciones industriales, y punto. Pero las consecuencias de ese modelo, que es mucho más de lo mismo de lo que ya hay hoy en día, ya sabemos, o podemos fácilmente adivinar, cuáles son. Esto es, una agudización hasta extremos difíciles de imaginar de los actuales problemas e impactos económicos, sociales, políticos, territoriales y ambientales.

 

En la Cumbre de mandatarios latían por supuesto diferentes proyectos de integración, pero en la mayoría de ellos primaban los intereses del mercado, de las grandes empresas sudamericanas (y mundiales operando en la región), en definitiva de la lógica del capital, aunque quizás con distintos matices y consideraciones, así como sometimientos y condicionamientos al poder político. El abanico de posturas era muy amplio, desde Bachelet que preconizaba una muy débil integración política y sacarle partido a la “globalización”, hasta Chávez fuertemente crítico con el neoliberalismo y el mercado mundial, y que propugnaba una fuerte integración política sudamericana. Tal vez el proyecto más diferente de CSN era el que planteaba el propio Evo Morales en su carta de convocatoria a la Cumbre, en la que se mostraba crítico con los megaproyectos de infraestructura IIRSA, y abogaba por “tomar en cuenta las necesidades de la gente que quiere ver carreteras en el marco de polos de desarrollo y no autopistas por las que pasan contenedores para la exportación en medio de corredores de miseria y un incremento del endeudamiento externo” (pues la financiación prevista es en gran medida privada). Al mismo tiempo, planteaba promover la diversidad económica para defender la propiedad social colectiva, aparte de la propiedad estatal, defendía la diversidad cultural de los pueblos (indígenas, mestizos y afrodescendientes), proponía el establecer principios de solidaridad y complementaridad entre las economías de la región, así como mecanismos para la redistribución de la riqueza entre las naciones sudamericanas, en contra de las políticas de mercado y neoliberales dominantes, y se oponía a considerar el agua como un bien a mercantilizar y a someter a la lógica de mercado, lo mismo que se manifestaba por la defensa de la biodiversidad, y por la participación de las comunidades indígenas y campesinas en el manejo de la misma, sustrayéndola a las leyes del mercado. Y todo ello dentro “de una mayor apertura, transparencia y participación de nuestros pueblos en la toma de decisiones, pues solo eso puede garantizar que la CSN avance y progrese por el buen camino”.

 

Pero estas fueron solo bellas palabras que se quedaron en el camino, aunque una mínima declaración institucional significó la puesta en marcha formal de la Comunidad Sudamericana de Naciones. Finalmente la Cumbre de mandatarios parió un ratón, pero un ratón con la forma y los colores de un mercado único sudamericano, tratando de integrar el Mercosur y la CAN (con Evo Morales quizás como puente), en el que las cuestiones energéticas serán la clave de bóveda. La cumbre acabó deprisa y corriendo (Bachelet, Alán García y Tabaré Vázquez se fueron rápido, no estuvieron en el acto de clausura), pero se llegaron a una serie de acuerdos mínimos. El principal, convocar a una próxima cumbre energética sudamericana para 2007 en Venezuela, como parte del proceso de construcción de la CSN. Pero también se decidió diseñar un plan estratégico para fortalecer la institucionalidad de la CSN (a concretar), establecer reuniones anuales de los jefes de Estado y gobierno sudamericanos, así como semestrales de cancilleres, estudiar la creación de un órgano parlamentario subcontinental a afincarse en Cochabamba, y crear una secretaría temporal de la CSN en Río de Janeiro, la mayor aspiración de Brasil, que no se aprobó sin tensión. De ahí el carácter de “temporal” que se dotó a esta decisión obtenida in extremis por Lula. En la declaración final se propone también colaborar en materia de Defensa los países de la CSN, así como establecer lazos comerciales con otros grupos regionales a escala mundial, como los países árabes, África y Asia. Lula proponía también negociar conjuntamente como CSN con la UE, y no de forma fragmentada. Y todo ello se presentó a la prensa como un Nuevo Contrato Social sudamericano, es decir, como un guiño a sus respectivas opiniones públicas, y a los representantes de la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos, que acudieron luego a una reunión con los mandatarios que quedaban.

 

Chávez fue bastante crítico con los resultados finales de la cumbre, sobre todo por el débil componente político de la CSN que se perfiló, y resaltó que se quedaron en el tintero cuestiones como un mayor reforzamiento de Telesur, el modus operandi de Petrosur (su propuesta estrella para la integración energética), o la creación del Banco del Sur que Venezuela proponía. Y Evo Morales se dirigió a los asistentes a un acto final masivo de confluencia de ambas cumbres en el Stadium de Cochabamba, convocado por él, resaltando los logros alcanzados a pesar de todas las dificultades, y poniendo a la UE como ejemplo futuro a lograr por la CSN, que debería ir bastante más allá de lo logrado en Cochabamba (sobre este punto incidiremos más adelante). Además, como resaltó, cuando hay unidad se frenan las imposiciones externas. En dicho acto final con los movimientos sociales tan sólo participaron tres presidentes: Evo Morales, Hugo Chávez y Daniel Ortega, así como el vicepresidente argentino y el representante cubano, el resto de los presidentes voló antes a sus países, incluido Lula. Para Evo fue una inyección de fuerza pues allí estaban unas 40.000 personas de los movimientos campesinos e indígenas que le apoyan, aparte de los miles de asistentes a la Cumbre Social. Un acto verdaderamente espectacular, dentro de su sencillez, y de enorme potencia. Para Chávez fue un nuevo baño de multitudes, en los que tan bien sabe manejarse. Eso sí, advirtió que si había un golpe de Estado en Bolivia, el pueblo de Venezuela no se quedaría con los brazos cruzados. Un aviso a navegantes. Y para Daniel Ortega fue quizás un intento de relegitimarse en el exterior, vista su deteriorada imagen internacional después de la deriva y crisis de la revolución sandinista, y tras una campaña electoral en la que había tenido que criticar el aborto, para conseguir el respaldo en las urnas de la Iglesia católica nicaraguense. Sencillamente deplorable. Curiosamente el acto se convocaba bajo los lemas “BIENVENIDOS. INTEGRACIÓN ENERGÉTICA. POR LA INTEGRACIÓN SUDAMERICANA DE LOS PUEBLOS”, que se recogían en una enorme pancarta. Los lemas dicen mucho, y habían sido elegidos también para atraer a los presidentes sudamericanos al acto de masas, pero al final los únicos que asistieron fueron los ya mencionados. Lula se excusó por no poder estar presente, según comentó Evo en su intervención, pero quizás se acordaba de los abucheos que ya ha recibido últimamente en otros actos de masas semejantes, y por si acaso prefirió no estar.

 

Lula, además, estaría pensando en su nuevo programa presidencial, que desgranó pocos días después, tras un acto protocolario con los peores resabios del poder, después de cabalgar al descubierto en un Rolls Royce por las calles de Brasilia, rodeado de un impresionante dispositivo policial, y sin el arrope popular que tuvo al asumir su primera presidencia. En el discurso de toma de posesión recalcó que su objetivo era conseguir las tasas de crecimiento de China o India, en torno al 10% anual del PIB, pues había sido fuertemente criticado (¡hasta por la izquierda!) por el “raquítico” crecimiento brasileño en su primer mandato, que no había superado las tasas en torno al 3%. El énfasis de Lula de garantizar su credibilidad de cara a los mercados financieros, controlando fuertemente su gasto estatal y su política monetaria (con tipos de interés en torno al 20%), demuestra la extrema vulnerabilidad aún del propio gigante brasileño de cara a los mercados monetarios mundiales. Brasil no es como China, que puede levantar sus “murallas chinas financieras”, y controlar el valor del yuán, contra el parecer del FMI y del propio EEUU. O como India, cuya tamaño también y ciertos controles de los movimientos de capitales, le permite blindarse en mayor medida de las fluctuaciones financieras internacionales. Brasil se ve obligado a llevar a cabo una política restrictiva en materia fiscal y monetaria para defender a su moneda, y es por eso también por lo que busca ganar tamaño vía la creación de la CSN, y hasta sueña con crear una moneda única latinoamericana, que le permitiese ganar margen de maniobra en este capitalismo multipolar en el que estamos entrando cada vez con más fuerza. Brasil anhela también convertirse en una potencia mundial, y llegar a ser miembro del Consejo de Seguridad de NNUU. Y para ello no dudará en poner a toda la región a su servicio. Otra cosa muy distinta es que lo logre, y que sea factible en las presentes condiciones de Sudamérica y del capitalismo global. Y otra cosa aún mucho más distinta es que sea un objetivo bueno para los pueblos del subcontinente, y para la Pachamama. Pues ¿durante cuánto tiempo puede soportar ésta tasas de crecimiento del 10% anual como pretende Lula? Aunque todavía quede mucho Amazonas para cargarse.

 

 

La Cumbre Social, la verdadera protagonista de lo acontecido en Cochabamba

 

¿Por qué hacemos esta afirmación tan arriesgada? Es sencillo, la llamada Cumbre Social por la Integración Solidaria de los Pueblos era una muy buena expresión de la realidad de la movilización social, de resistencias y de transformación, que hoy en día se vive en toda América Latina, y de cómo ésta está condicionando todo el acontecer político, el propio funcionamiento del mercado, y cómo puede llegar a condicionar también, por supuesto, cualquier proyecto de integración futuro en la región. De ahí su importancia. Además, los grandes protagonistas de la misma fueron las organizaciones campesinas e indígenas, en especial estas últimas, cuyos representantes tiñeron de un colorido muy especial todo el encuentro. No en vano la Cumbre Social fue inaugurada por más de 200 representantes de comunidades y pueblos indígenas de toda América Latina, aunque la presencia mayoritaria fuera la del mundo andino. Y diríamos más, pues muy en concreto fueron las mujeres indígenas las que confirieron a este encuentro un sabor y una fuerza únicos, con su importante participación a todos los niveles. A los ojos de un observador europeo que era la primera vez que tenía la oportunidad de observar en directo estos mundos todavía vivos, y que gozan de una contagiosa y esperanzadora vitalidad, estos son los rasgos más importantes a destacar del encuentro de Cochabamba.

 

En la Cumbre Social participaron más de 4400 representantes de organizaciones sociales de todo el continente, incluido Canadá y EEUU, y algunos (pocos) activistas europeos. Más de 3000 eran del mundo andino, especialmente de Bolivia, y la presencia mayoritaria era como decimos de organizaciones campesinas de todo tipo, miembros fundamentalmente de Vía Campesina (entre los que cabe destacar una importante representación del MST brasileño), y del movimiento de los cocaleros de la zona. Uno de los principales baluartes del apoyo a Evo Morales. Y sobre todo de comunidades y pueblos indígenas, así como también de pueblos afrodescendientes, de los lugares más recónditos del continente, pero sobre todo de Bolivia donde más del 60% de la población es indígena. Eso era lo que le confería un carácter determinante al encuentro. El resto de organizaciones populares, políticas y sindicales, de carácter más urbano, aunque con una considerable presencia también, eran podríamos decir minoritarias en términos numéricos. Y este variopinto paisaje humano tan vital se encontraba sazonado y enriquecido aún más por colectivos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales que reivindicaban los derechos a las diversidades sexuales. Todo ello hacía que los discursos, los contenidos, las resistencias de las que allí se hablaba, y las alternativas que se ponían en común, tuvieran un sesgo bien distinto del que normalmente se puede encontrar en otros encuentros internacionales, en donde a pesar de todo el componente de la izquierda tradicional y el carácter eminentemente urbano de sus discursos es preponderante. Los objetivos de la Cumbre Social eran reafirmar las luchas de resistencia, avanzar en el debate y en la construcción de alternativas, desarrollar estrategias de incidencia sobre la CSN, y el fortalecimiento en general del movimiento. Pero yo añadiría que quizás el objetivo principal no explícito en la convocatoria, pero claramente patente en el desarrollo de la Cumbre Social, y en su propio comunicado final, era la necesidad de la defensa de los mundos campesinos e indígenas, no modernizados ni integrados en el mercado global, como paso clave de cualquier estrategia de transformación político-social futura, en el camino hacia otros mundos posibles. Además, hoy en día, las principales resistencias al neoliberalismo están proviniendo principalmente de esos mundos en el caso latinoamericano.

 

En la declaración final de la Cumbre Social que intentaba sintetizar en pocos párrafos, cosa extremadamente difícil de lograr, unos debates enormemente ricos de los diferentes talleres y espacios temáticos, podemos constatar estas afirmaciones. Después de reafirmarse en la necesidad de potenciar las luchas de resistencia al neoliberalismo, se plantea lo perentorio sobre todo de avanzar en el debate y la construcción de alternativas que estén en función de los intereses de los pueblos, privilegiando la equidad, la solidaridad y la complementariedad. En este sentido, se debe perseguir una integración alternativa que busque prioritariamente el bienestar de la gente, lo que pasa indefectiblemente por modificar radicalmente el actual modelo económico. No al modelo exportador de materias primas (hidrocarburos y minerales) y de productos del agronegocio, se dice. Es preciso cambiar de arriba abajo (o mejor dicho de abajo a arriba) el modelo de desarrollo. La integración física debe facilitar el contacto de los pueblos, pero no facilitar el saqueo de los recursos naturales. Se propugna un modelo energético que sirva para compartir recursos fósiles con el fin de garantizar el bienestar de la gente, apropiándose colectivamente y redistribuyendo las rentas generadas, y que éstas sirvan sobre todo para caminar hacia nuevas matrices de energía de carácter renovable. Se rechazan los megaproyectos tipo IIRSA y PPP. Se pronuncia en contra del libre comercio, pues fortalece a los más fuertes, en detrimento de los más débiles, limitando la soberanía y ampliando la dependencia. Se decanta por una reforma agraria integral en la región, y por una democratización de la propiedad de la tierra, así como por conseguir la soberanía alimentaria, rechazando las patentes de semillas y la mercantilización de la vida. Se impugna la privatización del agua, y se plantea el acceso a ésta como un derecho humano básico, así como su gestión colectiva, al tiempo que se resalta la necesidad de proteger las fuentes hídricas. Por otra parte, se resalta que es imposible concebir la integración regional sin el protagonismo de las nacionalidades y pueblos indígenas, que trascienden las fronteras de los Estados. Se objetan las formas de organización social occidental que separan al individuo de su entorno natural, y se plantea potenciar las formas de organización social colectivas todavía vivas. Y asimismo se denuncia la militarización creciente del territorio, destinada a reprimir las resistencias populares de defensa de los recursos y la tierra. Por último se propugna la despenalización de la hoja de coca, y se propone la libre circulación de todos los ciudadanos en la región, y que se reconozcan todos sus derechos.

 

De una forma muy escueta, esta es una síntesis simplificadora de la declaración final, en la que el mensaje de la integración de los pueblos sudamericanos está fuertemente presente, pero con todas esas salvedades apuntadas. Sin embargo, en la lectura en el plenario de las conclusiones de los talleres y grupos de trabajo, esas importantes salvedades cobraron una especial fuerza, e iban en muchos casos bastante más allá de lo reflejado en la declaración final. Intentaré recoger a vuela pluma y telegráficamente algunas de las demandas que se enfatizaron especialmente en esa lectura de las conclusiones finales: enfrentar la lógica del libre mercado; romper con el paradigma dominante; profundizar la solidaridad de los pueblos; coordinar las luchas contra las empresas transnacionales que explotan los pueblos, la tierra y los recursos de la región; institucionalizar la democracia participativa; criticar los megaproyectos energéticos de integración subcontinental, por su impacto ambiental; denunciar que el objetivo de los megaproyectos de infraestructuras es la reproducción del capital, y no de la vida; desarrollar energías renovables de bajo impacto; garantizar la soberanía de los pueblos en la gestión del agua; establecer el derecho de los pueblos a producir sus propios alimentos, que forma parte de su identidad; declarar la ilegitimidad de la deuda: “no debemos, no pagamos”; reivindicar la deuda histórica, en gran medida ecológica11, del Norte con el Sur; priorizar los mercados internos en vez de los globales; declararse a favor de la cooperación y solidaridad, y no de la competencia; denunciar las políticas antiterroristas y antinarcotráfico, como vías para reprimir las luchas populares, como lo fue la lucha contra el “comunismo” en otros tiempos; censurar la militarización creciente de la región, y propugnar la participación de las organizaciones sociales en las políticas de seguridad y defensa; rechazar las tropas y bases militares extranjeras; suspender los grandes proyectos extractivos; y pasar de un desarrollo extractivista a un desarrollo sustentable y justo.

 

Pero me gustaría resaltar especialmente el contenido del espacio temático sobre energía, el tema estrella de ambas Cumbres, cuya asistencia fue muy nutrida y el debate muy rico, intenso y de gran altura. Y eso que no habían, o eran escasos, grandes teóricos o profesionales críticos, sino gente sencilla implicada en las luchas, con una reflexión profunda sobre la gravedad de la situación que enfrentamos, y con una visión realista y utópica al mismo tiempo del futuro. Se habló de la lucha que enfrentan las comunidades ante el impacto ambiental, territorial y social de los grandes proyectos extractivos de hidrocarburos (mapuches, guaranís, aymaras, etc.), y se alertó que en algunos casos se está produciendo un verdadero etnocidio de pueblos y culturas. Se denunció a las grandes petroleras por la militarización del territorio que están llevando a cabo para defender sus intereses, en los espacios donde operan, criminalizando las formas de vida de las comunidades que lo habitan. Entre ellas por supuesto a Repsol, respecto a la que se ha acuñado ya el término Repsolandia para definir la gestión de las explotaciones que gestiona. Se hizo hincapié en cómo muchas comunidades indígenas rechazan cualquier tipo de explotación de hidrocarburos en los territorios en los que viven, por respeto a la Pachamama, y para mantener sus formas de vida; y cómo otras propugnan al menos la comunitarización de los beneficios de esas extracciones, y que éstos sirvan para marchar hacia otros modelos de sociedad y otras matrices energéticas renovables. En este sentido, se subrayó la necesidad de apropiarse de las políticas energéticas a escala local, y garantizar el acceso a la energía como un derecho humano. En muchas ocasiones la gente se ve obligada a robar los recursos energéticos, porque no pueden comprarlos, y los territorios más ricos en combustibles fósiles suelen ser en los que las poblaciones están más excluidas del acceso a la energía. En este sentido, se resaltó la importancia del nuevo marco legal de explotación de hidrocarburos en Bolivia, en el que se recoge el derecho de consulta para futuras explotaciones a los pueblos afectados, así como la indemnización de los mismos si finalmente éstos se llevan a cabo.

 

Se denunció igualmente la creciente dedicación de tierras agrícolas al cultivo de biocombustibles, los desplazamientos de comunidades campesinas e indígenas que ello estaba significando, y las brutales condiciones de trabajo en dichos monocultivos, lo que va a derivar en mayores corrientes migratorias, creciente inseguridad alimentaria, explotación y hambre. Estos biocombustibles se quieren destinar a saciar la sed insaciable de energía del parque por carretera mundial en ascenso imparable. Y como se dijo: “el coche se ha comido ya nuestras ciudades, y ahora se apresta a comerse el campo”. En este sentido, Brasil piensa triplicar la superficie dedicada a caña de azúcar (pasando de 7 millones de a 20 millones de has en los próximos 15 años), a costa de territorios de agricultura campesina, de espacios donde se asientan comunidades afrodescendientes, y de dar aún más bocados al Amazonas. Pero también la explosión de cultivo de soja que estamos viendo desde hace años y que afecta gravemente a Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia, hasta ahora destinada prioritariamente a alimentar el ganado estabulado en los países centrales, se está disparando aún más para generar biofuel también para los mismos demandantes. Y lo mismo está ocurriendo con el estallido del cultivo de palma africana en Colombia, utilizada asimismo para generar dicho biocombustible, que está obligando al desplazamiento de comunidades campesinas con la ayuda de las fuerzas paramilitares. Y son grandes empresas transnacionales las que controlan cada vez más dichos cultivos.

 

Pero también se denunciaron a las grandes empresas eléctricas como Unión Fenosa, Endesa o Iberdrola, que tras la privatización de los servicios públicos de electricidad han despedido a gran número de trabajadores, han elevado fuertemente las tarifas, no han invertido en las zonas más pobres de las ciudades, han deteriorado el servicio hasta extremos insospechados, provocando apagones continuos, han desarrollado grandes proyectos hidroeléctricos de fuerte impacto ambiental y social, sin las mínimas indemnizaciones a las comunidades que habitaban en dichos territorios (caso p.e. de la presa del Bio Bio), y están detrás de megaproyectos de interconexión eléctrica como el de Centroamérica (SIEPAC). Incluso se abordó cómo los grandes países de la región (Brasil, Argentina) están impulsando centrales nucleares, con el objetivo no explícito de dotarse del arma nuclear. Y por último, se llegó a hablar de la urgencia de caminar hacia la sociedad postpetróleo, y de cómo garantizar que la transición hacia una sociedad postfosilista, y basada en energías renovables, sea una transición justa a todos los niveles. Además, se resaltó, que esa es la única vía para hacer frente al gravísimo problema que hoy en día afronta el Planeta y la Humanidad: el cambio climático, y no los Mecanimos de Desarrollo Limpio previstos en el Protocolo de Kioto, que están significando una nueva colonización de los territorios de América Latina, aparte de generar un importante impacto ambiental. Lo dicho, un debate combativo, profundo y de mucha altura. Y una visión muy distinta del debate sobre la energía que tuvo lugar en la cumbre de mandatarios.

 

En el acto final en el Stadium, ante los presidentes mencionados, Blanca Chancoso, una representante indígena que habló en nombre de la Cumbre Social expresó de forma sintética las conclusiones de la Cumbre Social, en un discurso enormemente emotivo y de tremenda fuerza. De él se deducía rápidamente que la integración que se propugna desde las estructuras de poder, en concreto el proyecto de Comunidad Sudamericana de Naciones que salió esbozado en la cumbre de Cochabamba, y la integración solidaria (todavía por definir) que desean los movimientos sociales de América Latina, tienen muy pocas en común, por no decir ninguna. Pero la retórica de los mismos se solapa y puede confundir, y confundirnos. Y es por eso por lo que se necesita una reflexión profunda sobre los modelos sociales, productivos, culturales y políticos que propugnamos. Pues como acertadamente dijo Evo Morales en el Stadium, los pueblos han avanzado mucho más rápidamente en su integración que los gobiernos. Pero los gobiernos necesitan de sus pueblos para intentar legitimar sus proyectos de integración. He ahí la cuestión y el gran reto de cara al futuro.

 

 

La necesaria alerta ante los distintos proyectos del poder, para no convertirse en cómplices de ellos

 

Cuando Hugo Chávez habló en el Stadium se remontó a Bolivar para defender la idea, y la vigencia, de una sola patria en toda América Latina. Era su manera de plantear la necesidad de la integración para la región, y de paso reforzar su “revolución bolivariana”. Más tarde, Evo Morales se refirió no sólo a Bolivar, sino también a los pueblos de Tupac Akari, para defender igualmente la integración sudamericana desde una perspectiva indígena. América Latina tiene unos profundos lazos históricos entre sus pueblos, y ello ha sido así debido a la imposición desde hace ya más de quinientos años de un dominio externo común, con el paralelo establecimiento primero de una “única” lengua12 y cultura, arrasando con gran parte de las culturas preexistentes, y a las luchas comunes más tarde de liberación criollas contra la metrópoli. Pero también a las abundantes interrelaciones de luchas de las propias comunidades indígenas y pueblos originarios contra la opresión española y portuguesa, y de las rebeliones de estos posteriormente contra las propias oligarquías criollas, construyendo asimismo elementos de identidad común a partir de sus vínculos con la Tierra. E igualmente de todos sus pueblos contra los intentos de dominación neocolonial de otras potencias europeas en el siglo XIX, especialmente Gran Bretaña, pero también Francia, y desde finales de dicho siglo, y a lo largo de todo el siglo XX contra la imposición de la hegemonía y dominio de EEUU en todo el hemisferio: la doctrina Monroe. Hoy se puede decir que existe un importante y complejo imaginario común latinoamericano, a pesar también de la enorme diversidad étnica, social y cultural de la región, y de los conflictos identitarios de base nacional que puedan existir. Eso contrasta por ejemplo con Europa, donde ese imaginario común es muchísimo más débil, a pesar de la mayor homogeneidad en teoría de sus sociedades. La diversidad de lenguas, historias, culturas, etc, no ha logrado edificar un mínimo imaginario común europeo, pues los diversos imaginarios se han construido (impuesto) principalmente a escalas estatales, y ese es uno de los grandes problemas que se encuentran las estructuras de poder europeas para sustentar sus proyectos de integración a escala continental. Lo contrario que en Sudamérica, o en general en América Latina.

 

Traemos a colación el caso de Europa, y en concreto de esa enorme estructura de mercado y poder que es la UE, que se refiere a sí misma como “Europa”, porque la “integración europea” se plantea como ejemplo a alcanzar tanto desde las propias estructuras de poder sudamericanas, como desde ciertos sectores de la izquierda y movimientos sociales de la región. Y en muchas ocasiones se ponen hasta el euro y el Mercado Único como grandes logros del “proyecto europeo”, y a la llamada “Europa social” como un objetivo a alcanzar. Es por eso por lo que uno de los talleres que se impulsó en la Cumbre Social fue “¿Por qué la ‘integración europea’ no es ‘el modelo’ para América Latina? Desenmascaremos a la ‘Europa’ neoliberal”, organizado por la Red Biregional UE-AL y el Caribe “Enlazando Alternativas”, en el que participó el autor de este texto. En este sentido, una de las principales reflexiones que se lanzó en el mencionado taller fue que los proyectos de integración supraestatal son en general proyectos de ampliación de mercados y concentración de poder. Esto es, dichas integraciones surgen de la necesidad de crear estructuras institucionales supraestatales para impulsar espacios mercantiles más amplios que el Estado-nación, donde se concentre y reproduzca en mejores condiciones el capital, como en el siglo XIX fue la creación del propio Estado-nación13, para proyectarse también en mejores condiciones al mercado mundial.

 

El llamado “proyecto europeo” fue desde sus inicios un proyecto de las elites europeas occidentales (continentales), económicas y financieras, y no tanto del poder político, para sobrevivir en el nuevo mundo postbélico de la Guerra Fría, es decir, del conflicto entre Bloques. Era necesario crear un proceso supraestatal, al principio de dimensión puramente económico-comercial, para sobrevivir en ese nuevo escenario en el que Europa occidental pasaba a convertirse en un actor secundario mundial, después de casi quinientos años de creciente dominio global, y a funcionar prácticamente como un protectorado de EEUU, en términos político-militares. Un momento en el que Europa occidental perdía sus imperios a través de un rápido proceso de descolonización impulsado por las luchas de liberación nacional en África y Asia. Además, las empresas europeo-occidentales necesitaban ganar dimensión (interna), a través de mercados más amplios, para operar en un mundo crecientemente dominado por las transnacionales estadounidenses. Era también el tiempo en que para hacer gobernable el capitalismo postbélico, Europa occidental se ve obligada a construir un nuevo pacto entre el capital y el trabajo que se plasma en el Estado-social, o Estado del Bienestar. Las circunstancias postbélicas, el colapso de los Estados europeos tras la guerra mundial, la fuerte capacidad de la izquierda entonces, y la existencia de la URSS al otro lado del “telón de acero”, así lo aconsejaban. Es más, hacían imprescindible dicho capitalismo de rostro humano, para hacerlo gobernable. Y, al mismo tiempo, hasta finales de los setenta el “proyecto europeo” prácticamente no tiene dimensión institucional.

 

Pero desde los años 80 el “proyecto europeo”, en constante ampliación, marcha por nuevos derroteros, y se apunta también a la lógica neoliberal que preside esta nueva etapa de un capitalismo crecientemente financiarizado y globalizado. Máxime tras la caída del Muro de Berlín, el colapso de los regímenes de socialismo real de los países del Este, la implosión de la URSS, y la entronización del capitalismo unipolar de EEUU en los noventa. Su respuesta ante estos nuevos escenarios fueron el Mercado Único, primero (1985-1993), y el proceso de la Unión Económica y Monetaria (1993-1999), después. El euro entrará en circulación físicamente en 2002, pero existe desde 1999, irrumpiendo como una amenaza para la hegemonía del dólar. La dimensión monetaria se convierte en un elemento central de la proyección del dominio mundial (empresarial y financiero) en el nuevo capitalismo global, y por consiguiente de concentración de poder. Y para lograr la implantación del euro fue preciso continuar el desmantelamiento de la “Europa social”,a escala estatal, que ya se había iniciado con el Mercado Único. En los noventa se toma también la decisión de hacer una nueva macroampliación al Este, que ha incorporado a 12 nuevos países a la Unión, creando una UE de 27 Estados ya, con unos 500 millones de personas. Un inmenso mercado del que se benefician principalmente las transnacionales e instituciones financieras “europeas”, y desde donde éstas se proyectan con más fuerza al mundo entero.

 

Sin embargo, en el nuevo capitalismo global, y especialmente en el nuevo mundo despiadado de la “globalización armada” post-11-S, “Europa” tiene un gran problema: es un “gigante económico, un enano político y un gusano militar”, como se ha dicho, y además, es crecientemente ingobernable internamente, debido a su cada día mayor dimensión, complejidad, heterogeneidad y falta de legitimidad interna. Por otro lado, el “proyecto europeo” ha incentivado aún más la creación de un modelo económico, productivo, social y territorial enormemente consumidor de recursos de todo tipo, y en concreto de energía, fomentando exacerbadamente el crecimiento urbano-metropolitano y la movilidad motorizada, y desarticulando el mundo rural tradicional, así como las estructuras de pequeña escala más autónomas y autosuficientes, lo que le hace cada día más impactante ecológicamente, y más dependiente de materias primas externas, especialmente de los espacios periféricos globales. Y muy en concreto de combustibles fósiles foráneos: la Unión importa el 50% del gas y el 75% del petróleo que consume, y esta dependencia va en ascenso, debido a que se incrementa el consumo y se agotan los recursos fósiles del Mar del Norte. Todos estos problemas, y en especial la falta de dimensión política y militar propia, se agudizan en el capitalismo multipolar en el que ya hemos entrado, pues para luchar por los mercados y los recursos mundiales, y para sustentar al euro, va a ser cada vez más necesario, desde las necesidades de las estructuras de poder “europeas”, dotarse de esa dimensión político-militar de la que “Europa” todavía carece, así como para hacerla internamente gobernable, a través asimismo de un creciente autoritarismo y represión interna. Eso es lo que intenta hacer la Constitución Europea, aparcada por el momento por el rechazo popular, pero que se quiere reactivar de alguna forma en la actualidad. La Constitución incorpora también una nueva vuelta de tuerca en la deriva neoliberal de la UE, pues significa el fin de la “Europa social” (privatización de la sanidad, la educación, las pensiones, mayor desregulación laboral, etc), y es por ello por lo que ha sido fuertemente contestada a escala de la Unión, de ahí el No francés y holandés a la misma (Fdez Durán, 2006 b)14. Ese es, sumariamente, el idealizado y soñado “modelo europeo”.

 

Pero si este modelo ya es fuertemente criticable desde una perspectiva europea, y mucho más mundial, pues no sólo es cada día más injusto sino crecientemente insostenible, y la generalización del mismo a escala global requeriría varios planetas para hacerlo factible, este modelo es aún más inviable para el caso sudamericano. Primero, por la propia fragilidad y falta de legitimidad de los propios Estados de la región, agudizado por el desmantelamiento de la ya débil dimensión social de los mismos tras más de veinte años de vendaval neoliberal, que haría aún más difícil cualquier intento de integración supraestatal, provocando que el déficit democrático fuese aún más acusado que en el propio proceso “europeo”. Y segundo, porque en estas circunstancias la creación de esa integración quedaría reducida simplemente al establecimiento de una gran área de mercado, en el que el capital sudamericano y sobre todo mundial operaría sin ningún tipo de control en la región, agudizando hasta extremos inconcebibles los problemas actuales, y las asimetrías existentes, como ya hemos apuntado a lo largo del texto. Así pues, el reto que se plantea es el contrario, como reorganizar las sociedades y las estructuras políticas latinoamericanas (y mundiales) de abajo a arriba, no de arriba abajo, como se pretende con la Comunidad Sudamericana de Naciones, para conseguir “otros mundos posibles”, más justos, inclusivos y sostenibles.

En este sentido, las reflexiones que nos traslada Gustavo Esteva (2006), a partir de la experiencia zapatista, de la denominada “La Otra Campaña”15, y de la rebelión popular de Oaxaca (un Estado mexicano con más de dos tercios de población indígena, como en Bolivia), pueden quizás aportarnos algo de luz acerca de por dónde y cómo caminar, y enlaza con muchas de las reflexiones que se vertieron en la propia Cumbre Social por la Integración Solidaria de los Pueblos de Cochabamba. De entre ellas hemos sacado una de las citas del comienzo de este texto. Para ello es preciso situarnos y organizarnos más allá del “Desarrollo” (que no es sino el despliegue del propio modelo capitalista a escala mundial, con sus centros y sus periferias), y volver a definir qué es “vivir bien”, como nos propone también Evo Morales, a partir de la propia experiencia de los movimientos sociales campesinos e indígenas bolivianos. En este sentido, será preciso pensar y moverse más allá (y más acá) del Estado-nación, y crear nuevos horizontes políticos, sobre todo cuando dicha estructura atraviesa por una fuerte crisis en todo el mundo, y muy especialmente en América Latina. Además, la llamada “democracia” (representativa) se nos muestra cada vez más como una estructura de dominación y control, crecientemente autoritaria y cada día menos inclusiva.

 

El poder debe volver a la propia gente, pues verdaderamente está en ella, si es que se pierde el miedo, y no delegarse, o lo mínimo posible, y sobre todo debe estar sometido al control social. “Mandar obedeciendo”, como dicen los zapatistas, para definir el “buen gobierno”. Y para ello cuanto más cercanas estén las estructuras de poder a la población, más fácil será garantizar el “buen gobierno”, y más viable será que se gobiernen a sí mismos los pueblos, como ya lo hacen en gran medida muchas de las comunidades campesinas e indígenas. Pero indudablemente este es un proceso muy difícil, pues partimos de sociedades altamente complejas, urbanizadas en muy gran medida, y enormemente interdependientes. Sin embargo, si queremos caminar hacia “otros mundos posibles”, más justos y sostenibles, repetimos, no nos queda más remedio que volver a relocalizar otra vez, poco a poco, nuestros modelos productivos y nuestras economías, y aprender del metabolismo de los mundos vivos no modernizados todavía existentes. Todo ello para reducir el tremendo flujo energético fósil sobre el que se asienta la creciente interdependencia y globalización, que permite operar en escalas productivas cada vez más amplias e insostenibles, y que sustenta estructuras de poder cada día más concentradas. A tal fin será imprescindible ir desmantelando paulatinamente las estructuras de poder de este ya “viejo régimen”, pues no puede sobrevivir, e inventar otras nuevas, más horizontales, todavía por crear y definir, capaces de perdurar y evolucionar en el tiempo. Será un proceso muy complejo de creación a largo plazo, pero que hay que empezar ya, y que debe ser colectivo, pues no es posible de otra forma. Pero no hay prisa16, la esperanza de transformación está ahí, es la esencia de los movimientos sociales, ya ha empezado a caminar, y es esa esperanza la que puede cambiar el mundo.

 

A este respecto, los falsos atajos, o mejor dicho, el volver a reincidir en falsos y perversos caminos ya transitados, puede ser enormemente perjudicial. Y un falso atajo puede ser el que Hugo Chávez nos está planteando últimamente en su concreción del hasta ahora indefinido “Socialismo del Siglo XXI”, con su idea de crear un nuevo Partido Único para llevarlo a cabo. Parece como si no quisiéramos aprender nada del siglo XX, y del desastre social y ambiental que supuso el Socialismo Real de Partido Único, que profundizó las tendencias más negativas del modelo civilizatorio industrial-capitalista, como nos dice Edgardo Lander (2006). La destrucción ecológica que generó fue aún mayor que la que ha sido característica de la sociedad capitalista. Y “como alternativa democrática ‘superior’ al orden de explotación capitalista, ese socialismo del siglo XX fue un rotundo fracaso. No sólo no superó las limitaciones formales de la democracia liberal burguesa, sino que construyó un orden autoritario que terminó por anular toda idea de democracia. Consustancial a este modelo fue la negación de la extraordinaria diversidad étnico-cultural existente en el planeta, buscando subsumir esta rica pluralidad en una cultura ‘proletaria’ homogénea de carácter universal”. La llamada “revolución bolivariana” ha sido un proceso peculiar, que ha llegado a ser posible por la existencia de una fuerte movilización popular de base, muy plural, que surge ante el colapso del régimen anterior, y que es el soporte que ha tenido Hugo Chávez para mantenerse en el poder. Y a este movimiento popular le ha ayudado también la protección que Hugo Chávez le brindaba, controlando una parte importante del Ejército, ante los intentos involucionistas y golpistas de la derecha. Pero ahora Hugo Chávez, que no tiene un partido fuerte detrás que le apoye, intenta crear una estructura política única que le permita afianzarse y perpetuarse en el poder, el Estado-Partido, o el Partido-Estado, reforzando aún más su caudillismo. Y ello puede abortar el necesario debate popular sobre lo que es, o debe ser, el Socialismo del Siglo XXI.

 

Además, “sin una crítica a los supuestos básicos del modelo científico-tecnológico de la sociedad industrial occidental, aún los proyectos de cambio que se presenten como –en teoría- más radicalmente anti-capitalistas no podrán -como ya lo han hecho en el pasado- sino acentuar los patrones autoritarios y destructivos de esta sociedad. En Venezuela, hasta el momento, el debate público en torno al Socialismo del Siglo XXI no ha siquiera comenzado a abordar estos asuntos. De no abrirse y profundizarse este debate, se corre el riesgo de que la idea del Socialismo del siglo XXI se convierta en una consigna hueca”. Y que acabe siendo todo lo que Chávez diga que es el “Socialismo del Siglo XXI”, terminando con la rica pluralidad de base existente hasta ahora en el proceso de cambio venezolano. “La experiencia histórica sugiere con contundencia que la identidad Estado-partido no es la vía que conduce hacia la democracia” (Lander, 2006). Además, también nos surgen otras dudas y preguntas, pues siguiendo a Busqueta (2006): “Hasta qué punto será posible construir un modelo social que quiere avanzar hacia el socialismo del siglo XXI utilizando como recurso fundamental para su construcción el elemento clave en el desarrollo del capitalismo más voraz: el petróleo (…) Tomar como elemento central de un desarrollo alternativo, que quiere avanzar hacia el socialismo, la extracción y explotación de uno de los recursos cuya obtención y posterior utilización está en la base de la mayor parte de los problemas ambientales que hoy tiene planteada la humanidad, representa una paradoja difícil de superar”. Hasta ahora la renta petrolera se ha utilizado con considerables objetivos sociales, y ha permitido realizar importantes políticas redistributivas, al tiempo también que ha permitido reforzar las estructuras militares de la “revolución bolivariana”, lo que ha posibilitado la defensa de este modelo frente a las presiones y potenciales agresiones externas de corte imperialista. Pero a nadie se le escapa que esta es una dinámica de doble filo, que debe ser controlada y reorientada social y ambientalmente, si no quiere sucumbir a los peligros comentados.

 

 

La crisis de la energía afectará a los distintos proyectos en liza y avivará las tensiones en torno al modelo de desarrollo

 

Parece que entramos en una nueva etapa histórica. La llegada del pico del petróleo, y el posterior pico del gas, a escala mundial van a crear una situación inédita en la historia del capitalismo. Por primera vez en más de doscientos años el flujo energético fósil global no va a poder ser acrecentado, y eso va a suponer un torpedo en la línea de flotación de un modelo que opera a escala planetaria basado en la lógica del crecimiento y acumulación constante. Y es más, el suministro energético fósil mundial no solo se va a frenar en seco sino que se va a ir reduciendo, al principio de forma suave y luego de forma más acusada, y no existen alternativas energéticas a corto plazo viables. El precio del petróleo se disparará (e igualmente del gas), y la oferta no podrá cubrir la demanda. El crecimiento se quiera o no se quiera se va a interrumpir, y vamos a asistir a un proceso de “desglobalización”, de reducción del comercio mundial, al tiempo que seguramente se acrecentarán las dinámicas de guerra de los centros sobre las periferias (y entre los propios espacios centrales) para acceder a unos recursos fósiles cada día más caros y escasos. Si es que no logramos encarar esos escenarios de una forma consensuada y ordenada a escala global, para posibilitar la resolución de conflictos de forma no violenta. Además, el agravamiento del cambio climático en marcha, será también otro factor que incidirá decisivamente en el despliegue del capitalismo global. Lo más probable es que entremos en una etapa de caos sistémico prolongado, con fuertes tensiones político-sociales, hasta encontrar y estabilizar nuevos regímenes energéticos, productivos, económicos, sociales y políticos, en definitiva nuevos “modelos de desarrollo”. Estos forzosamente deberán ser más sustentables en el medio y largo plazo, y si no, no perdurarán, pues colapsarán también. Otra cosa es que sean más equitativos, ese es un reto que tendrán ante sí los movimientos sociales y la Humanidad en su conjunto, para no verse abocados a escenarios tipo Mad Max (Fdez Durán, 2006 a).

 

Estos escenarios de crisis energética global agudizarán por supuesto las tensiones entre los distintos proyectos de integración y de desarrollo esbozados en este texto. Por un lado, se intensificarán las demandas energívoras de los espacios centrales sobre los recursos fósiles de América Latina, y se incrementarán asimismo las presiones sobre los recursos más marginales, lo que junto con la dinámica del mercado de potenciar los llamados biocombustibles, ocasionará una fuerte tensión en los territorios en los que habitan muchas de las comunidades campesinas e indígenas, y un retroceso en la soberanía alimentaria de los pueblos latinoamericanos en su conjunto. Por otro lado, se producirán importantes tensiones para que los recursos fósiles latinoamericanos sirvan para sustentar proyectos de poder propios, y de inserción en el mercado mundial en las mejores condiciones posibles, pero que marginarán también a una muy gran parte de la población de la región, y que tendrán serios impactos ambientales. Y finalmente, los mundos campesinos e indígenas, principalmente, reivindicarán (lo están haciendo ya) nuevos modelos de desarrollo para garantizar la pervivencia de sus existencias, y caminar hacia “otros mundos posibles”, más justos, inclusivos y sustentables. Son ellos los que parece que nos están marcando más hacia dónde y cómo caminar. El debate en torno a estos escenarios futuros tan solo ha comenzado, pero la Cumbre Social de Cochabamba ha sido un muy buen inicio del mismo, y ha situado a la energía como uno de los elementos centrales, por no decir el principal, de cara al futuro que tendremos que enfrentar entre todos. Y a escala global tendremos que aprender todos y todas mucho de los intensos y vivos debates que tuvieron lugar en esa ciudad de los Andes. Estamos entrando en una nueva era, de la que desconocemos todo. Y América Latina puede marcarnos quizás la pauta para esa macrotransformación histórica.

Cochabamba-Madrid. Enero 2007

 

 

Bibliografía

BUSQUETA, Joseph Manel: “La política petrolera de la revolución bolivariana. El camino hacia la plena soberanía”.

ESTEVA, Gustavo: “La Otra Campaña y la Izquierda: Reclamando una Alternativa”.

FERNÁNDEZ DURÁN, Ramón: “El inicio del fin de la era de los combustibles fósiles. Peak oil: mercado versus geopolítica y guerra”. www.nodo50.org

FERNÁNDEZ DURÁN, Ramón: “La compleja construcción de la Europa superpotencia”. 1ª Edición Virus. Madrid, 2005. 2ª Edición (actualizada) Editorial Manuel Suárez. Buenos Aires, noviembre 2006.

HERNÁNDEZ, Luis y LÓPEZ, Gilberto: “Choque de trenes. Entre el autoritarismo estatal y la resistencia popular”.

LANDER, Edgardo: “Venezuela. Creación del Partido Único. Se aborta el debate sobre el Socialismo del Siglo XXI”.

KURCHAZ, Tom: “Turbulencias en el pozo”. www.quiendebeaquien.org

SALAFRANCA, José Ignacio: “Sobre una Asociación reforzada entre la Unión Europea y América Latina” (Proyecto de Informe). Parlamento Europeo. Enero, 2006.

 

 

Notas:

1 Este texto ha sido redactado en gran medida a partir de las notas que tomó el autor en los talleres y espacios de debate de la Cumbre Social por la Integración Solidaria de los Pueblos que tuvo lugar en Cochabamba a principios de diciembre de 2006. Agradezco al Transnational Institute de Ámsterdam la invitación a estar presente en dicha Cumbre Social, y este escrito pretende ser una modesta contribución a los debates que allí se suscitaron. Y agradezco también los comentarios al texto de Gustavo Alfaro, Luis González, Tom Kucharz, Andrea Benites-Dumont y Luis Rico.

2 Los denominados “Temas de Singapur”.

3 Nuevo documento de la Unión: “Global Europe: Competing in the World”.

4 Más de doce años en el primer caso, y seis años en el segundo.

5 Estos planes contemplan grandes redes de infraestructura de todo tipo: autopistas, corredores eléctricos, corredores fluviales (Río Paraguay-Río de la Plata, nuevos canales de interconexión entre el Caribe y el Pacífico), grandes presas, superpuertos, oleoductos y gasoductos, etc.

6 Venezuela es el único país latinoamericano miembro de la OPEP.

7 Decimos lo de “falsa” pues se descubrió que muchos de los huelguistas estaban siendo bien alimentados con viandas que se introducían subrepticiamente en los lugares donde la protesta estaba teniendo lugar.

8 En los noventa, el colapso y desintegración de la URSS, y la fuerte crisis en los países del Este, provocó una sobreoferta mundial de crudo, precipitando la caída de los precios del petróleo.

9 Tal vez se pueda entender la no asistencia de Kirchner por las rivalidades que mantienen Lula y él dentro de MERCOSUR, y a escala mundial, pues ambos sueñan con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. De cualquier forma, Hugo Chávez pasó por Buenos Aires camino de Cochabamba, y obtuvo el apoyo explícito de Kirchner a la CSN, aparte de que éste envió a su segundo en la cadena de mando.

10 El gobierno Kirchner ha creado ENARSA, una nueva empresa mixta petrolífera (65% estatal y 35% privada) para explotar ex novo la Plataforma continental marina, donde no se prevé encontrar grandes recursos. El movimiento ciudadano por la renacionalización ha conseguido recoger un millón de firmas, que ha presentado al Parlamento.

11 Gran parte de lo que hemos estado viendo en este texto abunda en la Deuda Ecológica que ha ido contrayendo el Norte con América Latina, que se acentuará aún más de continuar las dinámicas señaladas.

12 Podríamos hablar de una “única” lengua, pues las diferencias entre el castellano y el portugués son reducidas, y permiten una fácil comunicación entre las dos comunidades linguísticas. Indudablemente el castellano es la lengua claramente mayoritaria, y hoy el propio Brasil está caminando rápidamente hacia el bilingüismo en su sistema educativo. No le queda otra opción si quiere convertirse en la país hegemónico de Sudamerica.

13 Lo que permitió pasar de los mercados locales a los mercados nacionales.

14 Todas estas cuestiones se desarrollan bastante más ampliamente en la nueva edición del libro “La compleja construcción de la ‘Europa’ superpotencia” (2006), que ha salido recientemente en Buenos Aires.

15 Impulsada a partir de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, para generar un proceso de conocimiento y aprendizaje mutuo de los pueblos y las realidades en lucha, con el fin de entrelazar las mismas fuera de las instituciones vigentes, para dar paso a transformaciones profundas en el medio y largo plazo.

16 Bueno, en realidad sí la hay, en el sentido de que estamos entrando en un mundo crecientemente en crisis e ingobernable, pero no nos tenemos que dejar tentar por los falsos atajos de los que hablamos a continuación, y además tenemos que ser conscientes que los cambios que impulsemos serán forzosamente lentos, a pesar de nuestra impaciencia, pues no será sencillo transformar rápidamente el actual modelo.

La educación liberadora del MST

Cosecha la enseñanza en el planeta Sin Tierra
Por Belén López | Desde la Redacción de APM

La lucha por la tierra generó conciencia sobre el derecho a la
educación y la noción de lo público. Así lo expresó a APM una
integrante del Colectivo Nacional de Educación del MST, María Cristina
Vargas. Cuando se habla del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra
(MST) de Brasil se destaca la lucha por la reforma agraria, la acción
colectiva y organización de base bajo la consigna "ocupar, resistir y
producir". Una lucha que lleva 22 años y conquistó espacios, ocupó
alrededor de 3.900 latifundios y desarrolló proyectos de asentamientos
para 400 mil familias que se han organizado de manera autónoma, siendo
protagonistas en la búsqueda de un cambio.
Pero la Reforma Agraria no implica solo la expropiación de los grandes
terrenos en manos de multinacionales y el fin de latifundios
improductivos, va más allá. Cuando el MST ocupa tierras despierta la
importancia y la conciencia de luchar por todos los derechos negados
hasta entonces. Uno de ellos es la educación.

En declaraciones para APM la pedagoga de la tierra y miembro del
Colectivo Nacional de Educación del MST, María Cristina Vargas,
expresó que "en 22 años de lucha el MST conquistó aproximadamente 2
mil escuelas públicas en sus campamentos y asentamientos, colocando en
ellas a alrededor 160 mil niños y adolescentes sin tierra, y ayudando
a formar a sus más de 4 mil profesores". Al principio la lucha era por
la educación básica para los niños y adolescentes, pero "las
necesidades fueron forjando acciones más amplias en el ámbito de la
educación, muchos jóvenes y adultos sin tierra no sabían leer y
escribir las palabras, eso motivó a que todos y todas quisieran cortar
más esta valla del analfabetismo", sostuvo Vargas.

La lucha por la tierra, la desconcentración del capital y la
agroindustria está íntimamente ligada a la democratización de la
educación. Tal como expresó la pedagoga, la Reforma Agraria permitió
formar una conciencia de derecho a la enseñanza y la noción de lo
público entre las familias sin tierra, fundamental para la aplicación
de políticas realmente públicas. "En ese proceso el MST aprendió con
la lucha que la escuela tiene que estar donde está el pueblo, y que
los campesinos tienen el derecho y el deber de participar en la
construcción de su proyecto de escuela".

A su vez explicó que las primeras experiencias educativas fueron en
escuelas primarias, luego la alfabetización de jóvenes y adultos, y
finalmente la educación infantil hasta los 6 años. Actualmente, con
una pedagogía que toma la lucha colectiva como elemento formador, la
enseñanza llega a los niveles superiores y se encolumna en la
aplicación de métodos discutidos y desarrollados entre el educador y
el educando. Esta noción rompe el esquema jerárquico de aprendizaje y
plantea una sociabilización de la información, conformando lazos
sociales que hacen a la identidad del grupo.

Tal como expresó Vargas "la comunidad participa activamente diciendo
qué educación queremos, qué escuela queremos, los educadores tienen la
tarea de estudiar metodologías que atiendan la realidad y estén de
acuerdo con el proyecto de sociedad que anhelamos, los colectivos de
educadores son responsables de construir y promover debate junto la
comunidad y con los educandos".

De esta forma el MST acuerda con la concepción de "educación
liberadora" manejada por el pedagogo brasilero Paulo Freire,
elaborando el conocimiento en base a la realidad concreta y la
práctica social. Es con la lucha, el diálogo y la reflexión
comunitaria que se conforma una conciencia propia del movimiento y se
plantea la necesidad de llevar la educación al campo donde es urgente
la aplicación de políticas públicas.

Los integrantes del movimiento mantienen una fuerte comunicación
interna con miras al crecimiento de la comunidad asentada, se generan
espacios de debate en torno a la necesidad de especializar
constantemente a los educadores. Cristina Vargas sostuvo que el
movimiento siempre contó, junto a las instituciones superiores, con la
posibilidad de asociaciones y ejecución de cursos formales que
tuvieron mayor impulso a partir de la creación del PRONERA (Programa
Nacional de Educación en la Reforma Agraria) en 1998, de modo que
durante el 2003 ya se habían formado 700 educadores.

En este sentido se han establecido cerca de 80 acuerdos con distintas
universidades en los más variados cursos, ya sea pedagogía, gestión,
historia, geografía, derecho y otras especializaciones que estimulan a
los pobladores a seguir estudiando.

Respecto al origen de los educadores el MST tiene dos realidades,
existen profesores externos a los asentamientos y otros que son parte
de la comunidad asentada. Según explicó la pedagoga "nuestra
preferencia es que tengamos nuestros propios profesores, personas que
vivan en la comunidad, que conozcan a sus educandos y que compartan la
misma realidad. Pero cuando tenemos dificultades buscamos aproximar
profesores externos para que podamos hacer un trabajo juntos".

En este proceso de escolarización se articulan el sector específico de
formación y el de educación. Vargas explicó que los mismos son
articulados "a través de la organización del MST, el sector de
educación cuida principalmente de la escolaridad de los Sin Tierra,
entendiendo que esta tarea es de extrema importancia ya que en Brasil
la educación siempre fue un derecho que no contemplaba a la clase
trabajadora. El Sector de formación tiene la responsabilidad de lograr
la formación política e ideológica de los sujetos Sin Tierra".

El área educativa del movimiento está sumamente consolidada y en
avance, actualmente cuenta con dos mil escuelas en el primer segmento
de la enseñanza fundamental, de primer a cuarto nivel, 500 escuelas
para el nivel quinto hasta el octavo y por último cincuenta
instituciones destinadas a la educación de bachillerato que en este
momento es de mayor preocupación.

En el asentamiento Filhos de Sepé (Hijos de Sepé), que ocupa algo más
de 6.000 hectáreas en el municipio de Viamao, a 40 kilómetros de Porto
Alegre, capital del sureño estado de Rio Grande do Sul, funciona un
Centro de Formación con capacidad para albergar a 120 personas, cuenta
con dormitorios, baños colectivos, salas de conferencias e internet, y
comedor.

El año pasado se inauguró la Escuela Nacional de Formación Política
Florestan Fernandes (ENFF) en la ciudad de Guararema, a 60 kilómetros
de San Pablo. Se construyó "a pulmón" en el lapso de cinco años, con
el esfuerzo voluntario de los militantes del movimiento y tiene cuatro
edificios de alojamientos para quienes estudien allí, además de un
edificio pedagógico.

La educación de la bases ha sido un acierto histórico del MST y
significa resistencia ante la falta de políticas públicas del Estado
brasileño, que coarta el derecho a una educación publica y de calidad.
Esta resistencia ha demostrado tener armas, perseverancia y conciencia
de lucha y es por eso que los sectores neoliberales y multinacionales
se mantienen en alerta, saben que el movimiento no acota su propuesta
a la distribución equitativa de la tierra sino que busca un cambio
radical en el modelo de desarrollo agrícola, cultural y social. Que
tiemblen, no hay barrera inquebrantable.

Caminos de la Educación Básica de Nivel Medio para la Juventud de las áreas de Reforma Agraria

Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra

 Documento Final del 1º Seminario Nacional sobre “Educación Básica de Nivel medio en las Áreas de Reforma Agraria”

 Luziânia/GO, 18 a 22 de Septiembre de 2006.

Este Documento es una herramienta de trabajo. Su versión primera orientó los debates del Seminario de Luziânia y en su versión actual deberá servir como uno de los medios de socialización de las discusiones allí realizadas y también como orientación a las acciones del MST, en el próximo periodo, relacionadas con la cuestión de qué Educación Básica de Nivel Medio pretendemos/necesitamos  garantizar para la juventud de nuestras áreas de Reforma Agraria.

Asistieron 500 participantes a este Seminario Nacional, provenientes de 22 estados y del Distrito Federal, agrupando los diferentes sectores y colectivos de trabajo del MST (Salud, Producción, Cultura, Comunicación, Juventud, Centros de Formación, Secretarías Nacionales, Formación y Educación) y educadores y educadoras de 197 escuelas públicas de asentamientos, de las cuales 38 eran de nivel medio. También contamos con la participación de jóvenes estudiantes de estas escuelas y con representantes de otras organizaciones de Vía Campesina Brasil como el Movimiento de los Atingidos por Barragens, la Pastoral de la Juventud Rural, el Movimiento de Pequeños Agricultores y el  Movimiento de Mujeres Campesinas, además de personas invitadas pertenecientes a Universidades y Secretarías de Educación.

La decisión del MST de realizar este debate específico sobre la Educación Básica de Nivel Medio se debe a que de entre las casi 2 mil escuelas públicas que conseguimos implantar en nuestras áreas de Reforma Agraria no llegan a 50 el número de ellas que ofrecen enseñanza media, siendo más de la mitad de éstas meras extensiones de las escuelas de la ciudad. Esta situación se confronta con el clamor de la juventud Sin Tierra por su derecho a una escolarización y con la convicción propia no sólo de la legitimidad de este grito, sino también, de la importancia estratégica de estas escuelas para el desarrollo de los asentamientos y el avance del proyecto de Reforma Agraria que defendemos como parte de un Proyecto Popular para la Agricultura Brasileña y para la Nación.

Tenemos presente que éste es un debate del conjunto de la sociedad brasileña. La enseñanza media consta en la “Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional” de 1996 como parte de la Educación Básica y, por lo tanto, como derecho de todas las personas; a pesar de ello todavía no es obligatoria y su oferta es muy precaria en todo el país. Históricamente este nivel de educación escolar se resiente de la falta de una política de Estado, o lo que es lo mismo, de políticas gubernamentales más contundentes.

Según datos del Instituto Nacional de Estudios y Investigaciones Educacionales del Ministerio de Educación (INEP/MEC), menos de la mitad de la juventud brasileña de entre 15 a 17 años está cursando la enseñanza media; de ésta, en torno al 50% la finaliza. El 60% de las matrículas actuales corresponden a cursos nocturnos. Para unos pocos, sin embargo, la enseñanza media comienza a ser el centro de muchos debates sobre educación, en Brasil y en otros países, considerando la dimensión del derecho humano a la educación, mas también su relación con la construcción de un proyecto de desarrollo nacional soberano y justo.

En el campo la situación de la escolarización de la juventud es aún más crítica: poco más de un quinto de los/las jóvenes en la franja de los 15 a 17 años frecuenta la enseñanza media, aunque existen muchas diferencias de una región a otra de Brasil (INEP, 2006). En la áreas de Reforma Agraria los datos son parecidos. La Investigación Nacional de Educación en la Reforma Agraria (PNERA, 2004), realizada por el INEP en conjunto con el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), apuntó que entre las 8.679 escuelas existentes en los asentamientos, apenas 373 de ellas ofrecen enseñanza media.

Existe un demanda significativa que debe ser atendida. Según datos del Padrón (PNAD, 2004), hay en torno a 6 millones de jóvenes en la franja de edad entre los 15 a los 24 años viviendo en el campo. Y la PNERA indica que de una población de 203 mil jóvenes existentes en los asentamientos en la franja de los 15 a los 17 años, aproximadamente, 47 mil están fuera de la escuela y que de quienes la frecuentan, apenas 28 mil estudian enseñanza media. Hay, así mismo, en torno a 500 mil estudiantes en la franja de los 7 a los 14 años que representan una demanda potencial de escolarización en el nivel medio, sumándose a la población asentada por encima de los 18 años, cuyo número es superior a 1.4 millones de personas, de las cuales apenas unas 92 mil concluirán la enseñanza media.

Nuestra lucha por la Educación Básica de Nivel Medio es tan necesaria como ardua. La directriz, en algunos gobiernos estatales ha sido la de cerrar las escuelas de enseñanza media que existen, incluso en las áreas urbanas. Además de fortalecer nuestra movilización y articulación con otras organizaciones de la sociedad precisamos discutir propuestas concretas para una expansión efectiva de la oferta de este nivel educativo en el campo; y no de cualquier forma; no de cualquier tipo de escuela.

En la elaboración este Documento buscamos construir un diálogo entre nuestro contexto específico y las cuestiones de debate general sobre la enseñanza media; debate sobre el acceso, y también sobre la concepción de educación. Los principales textos que fundamentaron este inicio de la discusión fueron dispuestos a los participantes del Seminario y para el conjunto del MST a través de una edición especial del Boletín de Educación “Educación Básica de Nivel Medio en las Áreas de Reforma Agraria – textos de estudio”. También tuvimos presentes en las discusiones de este Seminario nuestro Programa de Reforma Agraria, que está en proceso de reelaboración con vistas al V Congreso Nacional del MST que tendrá lugar al inicio del 2007.

El Documento está organizado en tres partes. En la primera hay una síntesis de las concepciones que defendemos para la educación Básica y particularmente para la Educación Básica de Nivel Medio. La segunda parte indica algunas propuestas en torno a la garantía de implementación de ésta en las áreas de Reforma Agraria. Una tercera parte sintetiza las líneas de acción definidas para el próximo período y destaca algunas orientaciones para el trabajo inmediato en las escuelas ya existentes.

El conjunto de los participantes de este Seminario Nacional demostró estar dispuesto a honrar el camino ya realizado por el MST, asumiendo el desafío histórico que nos lanza organizada y apasionadamente a este debate y a las luchas que le corresponden.

Parte I – Qué Educación Básica de Nivel Medio

Uno de los debates fundamentales de este Seminario Nacional habla sobre a los pilares de la concepción de Educación Básica de Nivel Medio que defendemos y que deben orientar las luchas y el trabajo educativo desarrollado por el MST. Y queremos hacer este debate en diálogo con un cúmulo de reflexiones que ya existen en la sociedad sobre esta cuestión y en la perspectiva de la Educación en el Campo.

Desde el punto de vista del sistema educativo brasileño tratamos aquí el llamado “ensino médio” (antiguo 2º grado). La expresión  “Educación Básica de Nivel Medio” quiere expresar nuestro compromiso con una visión ampliamente discutida hoy (y que está en la propia legislación educativa) que es la de considerar el “ensino médio” como una de las etapas de la “Educación Básica”, concebida como una de las totalidades del transcurso de la formación escolar y que, por lo tanto, debe ser toda ella universalizada, con acceso público obligatorio y gratuito para todos.

En esta perspectiva, la enseñanza media es mucho más que una “enseñanza” y exige un tratamiento articulado con las demás etapas de la Educación Básica (especialmente con la educación fundamental), con la educación profesional y con la continuidad de los estudios y de la formación profesional en la educación escolar de nivel superior.

1-     Qué Educación Básica

La Educación Básica, el “ensino médio” nos obliga a pensar sobre qué es lo básico en la  concepción de educación escolar, que venimos defendiendo, y por ello retomamos las reflexiones sobre el papel de la escuela en el proyecto de educación del MST y de la Educación en el Campo. No se trata de reproducir aquí todos nuestros debates de estos más de 20 años, y sobre cada etapa de la Educación Básica que ya tratamos, se trata más bien de recordar algunos elementos fundamentales que queremos reafirmar ahora en el debate específico de la Educación Básica de Nivel Medio:

1.1-          Para nosotros/as la educación es más que la escuela. La educación habla del complejo proceso de la formación humana, que tiene en las prácticas sociales su principal elemento. Pero la educación escolar es un componente en este proceso: un derecho social y subjetivo de todos y un deber para los miembros de una organización con los objetivos que tenemos.

1.2-          Creemos que el proceso formativo vivenciado por los Sin Tierra en su lucha social y organización colectiva puede ser una valiosa inspiración para pensar otros procesos de educación, siempre con la vista puesta en la humanización y la formación de sujetos emancipados, individuales y colectivos. Llamamos Pedagogía del Movimiento al  esfuerzo de combinar este proceso de formación humana más amplio con la intencionalidad educativa de cada práctica específica, inclusive la escolar.

1.3-          La visión de educación como formación humana nos trajo la reflexión sobre la centralidad de los sujetos en el proceso pedagógico y el reconocimiento de la educación también como un derecho humano, de todas las personas y en todas las etapas de la vida. Centrarse en la formación de sujetos significa trabajar por un proyecto de ser humano, vinculado a un proyecto de sociedad, definiendo procesos de aprendizaje necesarios para esta formación, considerando los vínculos socio-culturales de los sujetos y la diferenciación de cada etapa de la vida.

1.4-          Defendemos un proyecto de educación vinculado a un proyecto político de transformación social, de clase y volcado hacia la formación integral de los trabajadores y que articule diferentes acciones en el plano del trabajo, de la cultura, de la participación social, de la formación política e ideológica y de la educación escolar. Defendemos una educación portadora y cultivadora de valores humanistas y socialistas, preocupada también con el cuidado de la naturaleza y que se desarrolle en la perspectiva de la praxis: práctica y teoría articuladas por los procesos de transformación del mundo y de auto-transformación humana.

1.5-          Nuestro proyecto de educación se relaciona con la construcción de un proyecto popular para la agricultura brasileña articulado a un nuevo proyecto de Nación, soberana y justa. Tarea que también implica en trabajar un imaginario de valorización del campo y de recuperación del autoestima muchas veces robada de quien vive y trabaja en él, buscando la superación de la antinomia campo-ciudad propia de la sociedad capitalista. Es este desafío el que nos lleva a participar en la construcción de la Educación en el Campo.

1.6-          La escuela tiene una tarea muy importante en este proyecto, para que no se ‘desocupe’ la tarea de educar, para que no se descuide la formación de los sujetos colectivos y para que no se desvincule del conjunto de los procesos formativos que acontecen fuera de ella. La escuela es un lugar propio del aprendiz para juntar en ella teoría y práctica, a través de la apropriación/producción del conocimiento que articulan las  reflexiones sobre las vivencias de los sujetos en los diferentes procesos sociales formadores. Y tiene condiciones de hacer esto respetando la especificidad de estas vivencias y de este aprendizaje en cada fase de la vida.

1.7-          Las escuelas, especialmente las del campo, pueden ser “más que escuelas” cuando se constituyen como referencia socio-cultural para la comunidad: sea por la participación en la solución de problemas locales y que permiten a los estudiantes avanzar en el conocimiento científico, en la apropiación de tecnologías y en la capacitación para la intervención concreta en la realidad; sea por las oportunidades de convivencia social que ofrece, para recuperar la memoria de las familias, por las oportunidades de contacto con libros, películas, debates y expresiones culturales diversas. Y estas actividades pueden pensarse también para involucrar a los/las jóvenes que por un motivo u otro precisan estudiar fuera de sus comunidades de origen.

1.8-          El objetivo de vincular la escuela con desafíos concretos de desarrollo del campo no debe ser confundido con una visión estrecha y pragmática de educación, tan al gusto del orden social vigente. Así, al igual que condenamos una escuela al servicio del ‘mercado de trabajo’, no podemos aceptar que la tarea de la educación escolar se reduzca a la atención de las demandas emergentes de los problemas del día-a-día de los asentamientos, descuidándose las diferentes dimensiones de la formación humana.

1.9-          Sabemos también que la escuela es una institución cuya construcción es social e histórica. Su trayectoria encarna/reproduce las contradicciones sociales que nacen fuera de ella, y que siempre atenderá al polo socialmente hegemónico de no haber una fuerte intencionalidad en otra dirección; escuela como lugar de ocio vs escuela como lugar de trabajo; escuela de las elites vs escuela de los trabajadores; escuela como territorio de los intereses del capital vs escuela como territorio de los intereses públicos, del pueblo, de la mayoría. No habrá transformación radical de la escuela fuera de un proceso de transformación de la sociedad. Pero cualquier cambio que consigamos hacer en la escuela puede ayudar al proceso de transformación social, desde una perspectiva de superación de su forma capitalista e integrando un proyecto educativo anti-capitalista más amplio, capaz de formar a los sujetos constructores de estos procesos de cambio.

1.10-     Los principios pedagógicos que tenemos asumidos en el MST, con vista a las transformaciones necesarias en la escuela son especialmente los siguientes: (1º) la realidad como base de la producción del conocimiento y el estudio como capacitación para lectura crítica de la realidad, formación de una visión del mundo, emancipación intelectual y ejercicio de un examen reflexivo de las diferentes dimensiones de la vida humana; (2º) educación para el trabajo y por el trabajo; (3º) participación en procesos de gestión democrática que incluye el desafío de auto-organización de los estudiantes y de construcción de una colectividad educadora; (4º) trabajo colectivo y formación permanente de los educadores.

1.11-     Especialmente a través de nuestro vínculo con la Educación en el Campo pudimos madurar nuestra visión de que los derechos sociales y humanos solamente se universalizan en el espacio público y a través de las luchas de los sujetos concretos por estos derechos, especialmente como sujetos colectivos. Las escuelas de los acampamentos y asentamientos del MST son escuelas públicas y fueron conquistadas por la lucha directa y permanente de la familia Sin Tierra. La relación con el conjunto del campo nos ha permitido construir una visión mas prolongada de esta lucha, así bien como de sus significados políticos y sociales en una sociedad como la nuestra.

1.12-     Entendemos que la especificidad de la Educación en el Campo se justifica tanto por la histórica discriminación sufrida en la atención a lo que se considera como un derecho universal, como por la realidad social compleja y diversa de los procesos productivos, políticos y culturales presentes hoy en el campo que debe ser respetada. Asumir esta especificidad no significa romper con el principio de la “escuela unitaria” (que combate el dualismo de tipos de escuela diferentes para clases sociales diferentes) ni relativizar la dimensión de clase. La perspectiva de la Educación en el Campo ha de ser la de la totalidad de los procesos sociales, si bien teniendo en cuenta el movimiento entre lo  particular y lo universal que está en el “mundo real” y en sus sujetos concretos.

2 – Qué Educación Escolar de Nivel Medio

Ante la ausencia de políticas públicas de universalización del “ensino médio” el MST viene buscando formas de ampliar esta escolarización en su base social. Mientras sigue su lucha por las escuelas, una alternativa que ha encontrando es la realización de cursos técnico-profesionales combinados con  la enseñanza media, especialmente a través de acuerdos con Universidades y Escuelas técnicas, apoyadas por programas del Gobierno Federal, como es el caso del Programa Nacional de Educación en la Reforma Agraria (PRONERA). Estos cursos, inicialmente pensados para adultos en su modalidad de Educación de Jóvenes y Adultos (EJA) reciben muchos jóvenes (cada vez más), precisamente por la presión de la demanda de escolarización hecha por la juventud  a falta de escuelas públicas que puedan atenderla más ampliamente, incluso en los propios asentamientos.

Este contexto nos exige alcanzar un entendimiento común sobre cuáles son los objetivos específicos de esta etapa de educación escolar y qué principios político-pedagógicos deben ser nuestra referencia principal en la lucha por su expansión en las áreas de Reforma Agraria, junto a lo ya mencionado sobre a la Educación Básica como un todo.

Destacamos a continuación algunas ideas-força discutidas en este Seminario Nacional, que dialogan también con reflexiones del debate general sobre el “ensino médio” formuladas por intelectuales y educadores que comulgan con nuestra perspectiva política y pedagógica más amplia. Nuestro objetivo principal es alimentar el proceso de construcción colectiva de esta concepción dentro del MST, buscando fundamentar las propuestas que componen la siguiente parte de este Documento.

2.1 – Nuestra discusión sobre la Educación Básica de Nivel Medio debe partir de los sujetos concretos que son su demanda principal, es decir, la juventud de las áreas de Reforma Agraria, que es parte de la juventud del campo. Se trata de pensar una escuela para los/las jóvenes y de los/las jóvenes, vistos como personas y como sujeto colectivo que integra una identidad social más amplia: de Sin Tierra, de campesinos, de clase trabajadora. Y pensar especialmente en una escuela para aquellos/as jóvenes que están concluyendo la educación fundamental y deben encontrar alternativas para la continuación regular de sus estudios escolares sin tener que salir del campo.

2.2- En los asentamientos (y en el conjunto del MST) hay también un gran número de adultos y mayores que demandan la escolarización de nivel medio y que han de ser incluidos en el diseño de nuestras propuestas generales y luchas por la universalización de la Educación Básica en el campo. Sin embargo entendemos que es preciso en este momento, en las discusiones de concepción y de políticas de acceso y permanencia, dar centralidad a los sujetos que representan la demanda estructural de nuestro trabajo en esta etapa de la educación escolar, hasta que sea más fácil entender y construir las variaciones necesarias, sea por demandas específicas o por diferenciación en las franjas por edades.

2.3- La atención estructural (mayoritaria) de la demanda de escolarización de nivel medio de los/las jóvenes debe realizarse a través de una enérgica expansión de escuelas públicas en el campo, en las propias áreas de Reforma Agraria o en su entorno, como ya sucede con muchas escuelas de educación fundamental de los asentamientos, también con estudiantes de otras comunidades rurales. Es necesario garantizar en estas escuelas una infraestructura y un cuadro de profesionales capaces de desarrollar las diferentes dimensiones de la formación de la juventud y atender los desafíos de esta realidad específica.

2.4- Entendemos que la Educación Básica de Nivel Medio es de hecho “básica” para la formación de la juventud. Uno de sus objetivos principales es buscar desarrollar y consolidar en los/las jóvenes una visión del mundo articulada a valores e identidades que van asumiendo en esta fase de la vida. Y para que se construya una visión crítica y creativa del mundo es preciso tener una base de comprensión teórico-práctica de las ciencias que permita entender la formación social, económica, política y cultural de la sociedad, la naturaleza, las diferentes dimensiones de la vida humana. La escuela ayuda a constituir esta base cuando consigue vincular los procesos de apropiación y producción del conocimiento propios de la educación escolar a las cuestiones de la “vida real”, es decir, del mundo del trabajo, de la cultura, de la participación política, de la convivencia interpersonal y, en el caso particular de nuestros jóvenes, también de la lucha social específica de la que son herederos y de la que ya forman parte.

2.5-        La fase de la juventud trae con más fuerza el desafío de la inserción social y por eso, más que en las etapas anteriores de la escolarización (aún estando próximo de lo que puede pasar en los últimos años de educación elemental), es necesario atender de forma simultánea, articulada y equilibrada tanto las exigencias de una formación humana integral a la que estos sujetos jóvenes tienen derecho, y propias a su ciclo vital, como también a las demandas de preparación para una intervención inmediata en su realidad social específica, sea por su participación en los procesos productivos y en las alternativas de generación de renta, sea ayudando a dinamizar la vida cultural del asentamiento o asumiendo tareas o funciones políticas ligadas a la militancia dentro del Movimiento Social.

2.6-        Uno de los debates fundamentales sobre el “ensino médio” habla respecto a la formación para el trabajo y si éste debe incluir o no una habilitación técnica que permita la profesionalización del/la joven. A nuestro entender todas las escuelas de nivel medio deben tener como uno de sus objetivos la formación general y específica para el trabajo (y la educación tecnológica y técnica que le corresponde), tratando al mismo como uno de los esos articuladores del currículo, pero sin incluir necesariamente una oferta de cursos técnico-profesionalizantes. Consideramos que la juventud, especialmente en la franja de los 15 a los 17 o 18 años, propia del acceso regular al “ensino médio”,  debe ser la fase en la que constituir la opción profesional, y no tanto en la que haya que asumirla obligatoriamente.

Es importante tener presente en ese debate que en la historia de Brasil siempre predominó una visión dualista de la educación que prevé una escuela diferenciada para los trabajadores y para los hijos de las elites, siendo una de las características de la escuela pensada para los trabajadores la formación profesional precoz y ‘aligerada’ ya en la enseñanza media y generalmente ‘desescolarizada’ de una formación general básica, también aligerada y frágil. En nuestro caso, hemos discutido que la atención a las necesidades inmediatas de los asentamientos no puede justificar una legitimación de esta lógica perversa y que tampoco su solución depende de esta profesionalización precoz.

2.7-        La formación para el trabajo (o formación del trabajador) que queremos para todos/as los/las jóvenes en todas las escuelas es aquella que debe formar parte de la propia educación básica de perspectiva integral y unitaria, no separándose de una formación general sólida y amplia, que tiene el trabajo como principio educativo y que se centra en la llamada educación tecnológica o politécnica (según las expresiones de Marx y Gramsci).  Esta concepción incluye el aprendizaje de habilidades técnicas, aunque su objetivo principal es que los trabajadores comprendan los fundamentos científicos que están en la base de las diferentes tecnologías que caracterizan las relaciones de producción y los procesos productivos, así como las tecnologías o los conocimientos tecnológicos que están en la base de las diferentes técnicas de producción, sea de bienes materiales o de bienes simbólicos. Nos interesa especialmente comprender los procesos productivos más complejos y los que son propios de los asentamientos, del campo, incorporando la cultura propia de este trabajo y buscando de esta forma superar la oposición entre trabajo manual e intelectual.

Esto implica la construcción de metodologías y didácticas que permitan una articulación real entre conocimientos generales y específicos, entre ciencia, tecnología y técnica, teniendo la realidad concreta como objeto de la construcción del conocimiento y de la intervención social realizada por los/las jóvenes. En nuestro caso será preciso garantizar entonces, un vínculo orgánico entre el currículo escolar y los ejes del proyecto de desarrollo de los asentamientos, que en los debates actuales del MST incluye destacadamente la cooperación y la agro-ecología, y que precisa incluir una discusión específica sobre el lugar de la juventud en la implementación de las mismas.

2.8-        La juventud de las áreas de Reforma Agraria también tienen derecho a la educación profesional a través de cursos técnico-profesionales, así como de continuar su profesionalización de nivel superior. La cuestión es, entendemos que se trata, de lógicas diferenciadas de acceso y de oferta. Los cursos técnicos para profesionalización de nivel medio deben ser organizados para atender demandas concretas, sea de los procesos productivos de los asentamientos sea de los sectores de trabajo de la organización; y deben buscar atender necesidades ligadas a estrategias de más largo plazo y no solamente a las emergencias o a las oportunidades de trabajo conyunturales. En esta lógica, jóvenes (y también adultos y mayores) serán invitados o convocados para realizar  estos cursos y desarrollarán tareas concretas a partir de ellos. La lógica del “ensino médio” es otra; su centralidad se encuentra antes en la formación necesaria de la  juventud que en las demandas de la realidad local: debe ser pensado para educar a la  juventud, toda ella; porque es su derecho tener esta formación y porque es nuestro deber contribuir en la preparación adecuada de la generación que continúa la construcción del proyecto histórico que defendemos.

Ambas lógicas pueden combinarse en un mismo curso, en una misma escuela, mas no como regla general y mucho menos si esto significase un aligeramiento de la formación general (inclusive para el trabajo) que es propia de la Educación Básica de Nivel Medio y de la concepción de educación que hemos construido.

2.9-        Nuestras escuelas de nivel medio deben dar un énfasis especial a la dimensión de la cultura en la formación de la juventud, garantizando una lectura crítica del modo de vida predominante en la sociedad capitalista, cultivando valores que fundamentan y se proyectan desde las luchas sociales como las nuestras; educando para una ampliación de la visión del mundo y de la sensibilidad estética y artística. Debemos dar una atención particular hacia el acceso a la literatura y al cine y a la organización en o a través de la escuela de actividades deportivas y de actividades artístico-culturales de música, teatro, danza, artes plásticas, que contribuyan al desarrollo humano de las familias asentadas.

2.10-   El  diseño organizativo y pedagógico de escuela que permite la implementación de esta concepción de “ensino médio” debe envolver fundamentalmente una combinación entre procesos de gestión participativa (que incluya la auto-organización de los estudiantes y la relación de la escuela con la organización y el proyecto de desarrollo del asentamiento y con la articulación de la juventud Sin Tierra), inserción en procesos de trabajo vinculados a la producción y a actividades culturales y organizativas del asentamiento y en las luchas del Movimiento Social, prácticas de convivencia que cultiven valores y relaciones interpersonales humanizadoras, y una organización de estudios que favorezca la integración curricular, el respeto y la valoración de los diferentes saberes y la articulación entre conocimiento, trabajo, cultura y lucha social.

2.11-   Nuestras escuelas de nivel medio se concretarán en los términos aquí discutidos solamente de existir un empeño colectivo enérgico para que acontezca, o sea, si estas escuelas se tornan una cuestión y un proyecto efectivo de la comunidad asentada, de las instancias y sectores del MST al que se vinculen y, sobretodo, de la juventud Sin Tierra, organizada y preparada para actuar como protagonista de su proceso educativo, y de un colectivo de educadores con una formación específica y sistemática en esta misma dirección.


Parte II- Propuestas

Las propuestas discutidas por los 500 participantes del 1º Seminario Nacional sobre Educación Básica de Nivel Medio en las Áreas de Reforma Agraria  tienen en cuenta el desafío urgente que tenemos como MST de dar un salto cualitativo en esta cuestión específica de la Educación Básica de Nivel Medio sesgada hacia y teniendo como sujeto principal a la juventud de las áreas de Reforma Agraria. Este salto cualitativo  incluye necesariamente:

(1º) Cantidad: precisamos una ampliación significativa de escuelas públicas en el campo, y particularmente en las áreas de asentamientos o en su entorno, en todo Brasil, que incluyan o que desarrollen la educación básica de nivel medio. Cantidad que exija de un lado, una política pública que la implemente y la mantenga, y por otro lado, que se constituya como objeto de trabajo orgánico del MST, integrando los esfuerzos del conjunto de su base asentada, de sus instancias y de sus sectores.   

(2º) Experiencias construidas desde la concepción aquí discutida: que permitan la continuidad de las discusiones a partir del patamar de la praxis, y que puedan servir de referencia (o contrapunto) para el conjunto diverso de iniciativas de escolarización básica de la juventud de las áreas de Reforma Agraria, así como de los adultos y mayores que también demandan la conquista  de este derecho, respetando sus especificidades.

Vamos a centrar nuestras propuestas entorno a tres ejes que entendemos como fundamentales en la configuración de nuestro objeto de trabajo y luchas inmediatas: el tipo de escuela que queremos ver implementado en nuestras áreas; el diseño organizativo y pedagógico básico que haga viable la combinación entre cantidad y calidad y la formación de educadores que consideramos necesaria para ello.

Las discusiones del Seminario apuntan también hacia la consideración en estas propuestas las relaciones entre la Educación Básica de Nivel Medio y la Educación Profesional. Entendemos que el MST debe participar y tomar posición en el debate actual en torno al llamado “Ensino Médio Integrado” que posibilita la oferta de enseñanza media de forma integrada a la educación profesional, según el decreto 5.154/2004 que revocó el decreto 2.208/97 que establecía una separación obligatoria entre enseñanza media y cursos técnico-profesionales, entre formación general y específica para el trabajo.

El nuevo decreto fue fruto de una intensa movilización de intelectuales y educadores progresistas, y aunque en sí mismo no rompe con el dualismo permite retomar el debate sobre la necesidad de superación tanto de un “ensino médio” generalista y desescolarizado de las cuestiones del mundo de trabajo (y en nuestro caso también del trabajo organizativo de la lucha social) como de una educación profesional fragmentada, aligerada y adiestradora de mano de obra, pudiendo inspirar prácticas en la perspectiva de una educación básica integral y politécnica.

En este contexto las propuestas para nuestra realidad específica son las siguientes:

1- Sobre el tipo de escuela

1.1- Implantación de Escuelas Públicas de Educación Básica de Nivel Medio en las Áreas de Reforma Agraria con  vista a la universalización del acceso de la población asentada al conjunto de la educación básica, incluyendo como posibilidades:

a) Implantación de la enseñanza media en Escuelas de Educación Fundamental ya existentes (con la implantación previa de los años finales de la enseñanza fundamental donde todavía no sean ofertados).

b) Construcción de Escuelas de Educación Básica o que combinen años finales de enseñanza fundamental y enseñanza media.

c) Construcción de Escuelas de Educación Básica de Nivel Medio con infraestructura adecuada también a la educación profesional que atienda demandas de formación técnica para el trabajo en el campo.

d) Construcción de Escuelas Técnicas en regiones con gran concentración de familias asentadas o de otras comunidades rurales. Una posibilidad es la construcción en áreas de Reforma Agraria de Unidades de Enseñanza Descentralizada de CEFET’s (Centros Federales de Educación Tecnológica).

e) En todos estos casos se debe prever la inclusión de la modalidad de Educación de Jóvenes y Adultos (EJA), que por la legislación actual está prevista para personas con edades por encima de los 17 años.

1.2-        Inserción de los Asentamientos en la política de implantación del “Ensino Médio Integrado” como forma de entrada en la agenda nacional de expansión y cualificación de la enseñanza media y como ‘excusa’ para la discusión de los proyectos político-pedagógicos de nuestras escuelas; las que ya tenemos y las que fueran conquistadas a partir de ahora.

1.3-        Formulación de una propuesta específica de “Médio Integrado do Campo” para su implementación en los Asentamientos o en su entorno, y que puedan involucrar a estudiantes de otras comunidades rurales. La propuesta tendrán principios únicos, aunque variará para respetar las características de los sujetos y las demandas de la realidad local y de los proyectos de desarrollo regional. En este Seminario discutimos sobre dos formatos posibles:

a) Educación Básica de Nivel Medio integrada a una formación técnica específica para el trabajo en el campo, aunque sin una oferta de educación profesional en el sentido estricto de cursos técnico-profesionalizantes y manteniéndose la carga horaria de 2400 horas. En este diseño la educación tecnológica y técnica tendrá como foco los procesos productivos y la gestión del asentamiento visto como totalidad de vida humana socialmente organizada, ( en una visión de actual los ejes articuladores del currículo podrían ser la agro-ecología, la cooperación y los métodos de organización/trabajo popular). Este sería el tipo de escuela a ser implantado más ampliamente y siempre que fuese  posible en las propias áreas de asentamiento. 

b) Educación Básica de Nivel Medio integrada a cursos técnico-profesionales definidos en función de demandas regionales o de un conjunto de comunidades rurales. En este caso habrá un incremento de horas conforme a la carga horaria obligatoria para cada curso técnico y la formación específica para el trabajo tomará la forma de una habilitación profesional.

1.4-        Implantación de Cursos de Educación Profesional Técnica de Nivel Medio para estudiantes que ya hayan concluido la enseñanza media, definiendo el foco en función de demandas o características regionales e implementados en lugares con mayor concentración de asentamientos o de comunidades rurales. Se trata de una opción pensada para los/las jóvenes por encima de los 17 años y para los adultos, aunque como parte de la estrategia general de formación de la juventud, hasta que se establezca una alternativa para la continuación de sus estudios escolares con vista a la formación profesional. Si bien centrados en la formación técnico-profesional, estos cursos deben garantizar un diálogo orgánico entre los conocimientos específicos y los conocimientos generales (incluida aquí la formación político-ideológica), de modo que también en este formato de escuela estos se constituyan como unidad.

1.5-       Discusión de demandas a ser atendidas por las escuelas agrotécnicas y os CEFET’s  localizadas en regiones próximas a los asentamientos o a otras comunidades rurales organizadas, con vista a garantizar en estas escuelas la existencia de educación profesional sesgada hacia la agricultura familiar o campesina y posibilitar la realización de promociones específicas y/o la apertura de plazas para estudiantes originarios de los asentamientos.

2-     Sobre el diseño organizativo y pedagógico de la escuela

Destacamos en estas propuestas algunos trazos que entendemos como necesarios para viabilizar la implantación del tipo de escuela propuesto y algunos de sus principios. El diseño más detallado y completo debe ser obra colectiva de los sujetos de cada escuela a través de procesos de gestión participativa entre educadores, educandos y comunidades envueltas, tomando en cuenta la concepción de educación antes discutida y las diferenciaciones de formato de la Educación Básica de Nivel Medio y de origen de los estudiantes, que pueden ser solamente del propio asentamiento o de otras comunidades de la región.

2.1- Organización curricular que permita calificar el trabajo pedagógico en función de los objetivos de esta etapa de la educación básica, superando tanto la forma seriada como modular. Puede ser un currículo organizado por etapas y o por ciclos (especialmente si ya fuese esta la forma de organización de las promociones en la educación fundamental). La  organización en etapas no supone necesariamente un régimen de alternancia (tiempo escuela y tiempo comunidad); las etapas pueden ser secuenciales dependiendo de la realidad específica de cada lugar y el origen de los educandos. Entre una etapa y otra puede preverse un tiempo especial para evaluación y planificación de los educadores y para actividades específicas de los educandos (investigación en otros lugares, por ejemplo).

El tiempo de duración de cada etapa puede definirse de acuerdo a las necesidades de la formación o de los posibles focos de trabajos pedagógicos, y considerando también demandas de inserción de los/las jóvenes en determinadas actividades del asentamiento o del Movimiento Social, así como la posibilidad de establecer períodos de descanso (“vacaciones escolares”) diferenciados de los normalmente definidos en el calendario escolar, sin perjuicio a la carga horaria o de trabajo pedagógico específico.

2.2- Organización del estudio por áreas de conocimiento, como circunstancia objetiva que va a exigir una reorganización del trabajo pedagógico entre los educadores y que puede ser un facilitador para la elaboración de un currículo que integre conocimientos generales y específicos. A medida que se avance en la formación de educadores será posible superar la necesidad de tener en la escuela un docente para cada disciplina, lo que muchas veces inviabiliza la expansión del “ensino médio” (y también de los años finales de la enseñanza fundamental) en el campo.

Las áreas que indicamos para la composición del currículo de la enseñanza media (no previendo aquí la integración específica con un curso técnico-profesional) son las siguientes, inspiradas en las propias directrices curriculares ya existentes: * Lenguajes (incluyendo la expresión oral y escrita en Lengua Portuguesa, la comunicación en Lengua Española, el lenguaje de las Artes, de la Literatura, de la Informática y de la Educación Física);   * Ciencias Humanas y Sociales;    * Ciencias de la Naturaleza y Matemáticas; y   * Ciencias Agrarias.

2.3- Investigación como estrategia pedagógica fundamental para una integración curricular que permita/exija la relación entre teoría y práctica y entre la educación escolar y las demandas de producción del conocimiento y de intervención en la realidad vinculadas al desarrollo de los asentamientos o a los proyectos sociales más amplios.

2.4- Tiempos escolares ampliados: en relación a los turnos de las actividades escolares la propuesta es de que por lo menos en dos días de la semana los estudiantes puedan tener actividades en los dos turnos, intercalando o combinando promociones en función del tipo de actividad y posibilitando la propia diversificación de los tiempos educativos organizados por la escuela; y en relación a los períodos de clase en las áreas de conocimiento la propuesta es de construir tiempos mayores (más de una hora para cada aula), sin que se asuma una organización de bloques intensivos por área en cada etapa, comunes en muchos de nuestros cursos en régimen de alternancia; lo importante es garantizar la lógica procesual y el tiempo necesario para la construcción de conocimiento y la selección de didácticas propias para la integración curricular pretendida.

2.5- Equipo permanente de educadores: una propuesta como la que estamos discutiendo exige superar la lógica de una escuela en que los docentes son “itinerantes”, responsabilizándose apenas por períodos fragmentados de aula y no asumiendo el compromiso con la construcción y la implementación colectiva del proyecto político-pedagógico como un todo. Defendemos que cada escuela pueda constituir un colectivo de educadores, a partir de un equipo fijo y con tiempo integral en una misma escuela, con una selección que respete los criterios indicados por la comunidad y el perfil necesario para trabajar en este contexto y con el conjunto de las dimensiones del proceso educativo.

Este equipo deberá estar compuesto de por lo menos un docente por área de conocimiento, un coordinador de curso técnico-profesional, en caso de que hubiese esta oferta, un educador responsable del acompañamiento de cada promoción de estudiantes y que actúe también en la coordinación pedagógica de la escuela, además de los profesionales necesarios para secretaría y otros servicios escolares existentes. Aportaciones específicas en las áreas o en la formación tecnológica y técnica podrán ser realizadas por docentes que no integren este equipo permanente, de acuerdo con un plano realizado en cada etapa. En la organización del trabajo de los educadores será importante garantizar un tiempo semanal para el estudio, evaluación y planificación del equipo.

2.6- Formas de gestión orientadas por el principio de la participación de todos los sujetos del proceso pedagógico, que incluya la auto-organización de los estudiantes, la constitución del colectivo de educadores y la involucración de la comunidad a través de prácticas y formas organizativas que ésta ya desarrolle.

3- Sobre la formación de educadores

Nuestra propuesta general es que la implantación de la Educación Básica de Nivel Medio sea acompañada de una política de formación específica para educadores en el campo, dentro del diseño que hemos discutido en los fórums de debate y de movilización por una Educación en el Campo y que contemple la concepción de educación básica y los formatos de enseñanza media aquí propuestos. Entendemos que esta política es una condición básica para la expansión pretendida. Destacamos como alternativas las de potenciar o implementar con urgencia:

3.1- Promociones específicas de Licenciatura en Pedagogía, ya desarrolladas mediante acuerdos con diversas Universidades con el nombre de Pedagogía de la Tierra, a través de convenios con el Programa Nacional de Educación en la Reforma Agraria (PRONERA/INCRA), ajustando el diseño curricular y las estrategias pedagógicas a las necesidades de formación de educadores que van a actuar en escuelas de educación básica que incluyen la enseñanza media y sus sujetos específicos.

3.2- Implantación de la Licenciatura de Educación en el Campo un curso nuevo propuesto por las organizaciones que componen la articulación nacional por una Educación en el Campo y por el MEC como parte de una política del gobierno federal para la formación específica de educadores que actúan en este contexto. Consideramos que a través de esta Licenciatura es posible pensar en un proyecto de formación orgánicamente vinculado a un determinado perfil de educador que será discutido en el proceso de elaboración de la propuesta del curso, así como atender a las demandas de implementación del “Medio Integrado en el Campo” y del diseño organizativo y pedagógico de escuela aquí propuesto.

3.3- Otras Licenciaturas con diseño específico a partir de las demandas de implantación de escuelas de educación básica de nivel medio y de educación profesional.

3.4- Actividades de formación continuada para el conjunto de educadores con vista a atender necesidades específicas de formación y diseñadas de acuerdo con el tipo de escuela, el perfil de educador discutido y las particularidades de la realidad local.

 


Parte III-  Líneas de Acción y Orientaciones

1- Líneas de Acción

1.1-        Intensificar y masificar las movilizaciones de Nuestra base social en todo el país para la implantación de escuelas públicas en las áreas de Reforma Agraria, en los términos indicados por las propuestas.

ü       Potenciar las movilizaciones juveniles y las jornadas de los Sem Terrinha ya previstas en nuestro calendario.

ü       Incluir la cuestión específica de las Escuelas de Educación Básica de Nivel Medio y de Educación Profesional en las diferentes Jornadas de Lucha del MST y de la Vía Campesina Brasil, así como en los debates sobre los “Planes de Desarrollo de los Asentamientos” (PDA’s).

ü       Movilizarse también contra el cierre de escuelas en el campo.

1.2-        Negociar con el gobierno federal acciones interministeriales, involucrando especialmente al Ministerio de Educación, Ministerio de Desarrollo Agrario y Ministerio de la Ciencia y Tecnología, con vistas a impulsar la oferta de Educación Básica de Nivel Medio para la Juventud de las Áreas de Reforma Agraria y que incluya como prioridad:

ü       Articulación con las secretarías estatales de educación para una política de construcción de escuelas en los asentamientos, mejoría de la infraestructura, concurso público o contratación de profesionales de la educación específicos e implementación del “Medio Integrado del Campo”.

ü       Política que estimule Universidades y sus acuerdos para implantar la Licenciatura de Educación en el Campo y otros cursos virados hacia la formación específica de educadores en este contexto.

ü       Inclusión de los Asentamientos como una de las áreas prioritarias para la expansión de la red federal de escuelas técnicas, especialmente para implantación de Unidades de Enseñanza Descentralizadas (UNED’s) de CEFET’s.

1.3-        Buscar una articulación con diferentes organizaciones de la sociedad con vistas realizar una campaña nacional para incluir en la legislación brasileña la obligatoriedad de la enseñanza media, asumida como una etapa de la educación escolar básica y, por lo tanto, con el establecimiento de metas para su universalización a través de la oferta pública y gratuita.

1.4-        Socializar los debates y las propuestas de este Seminario Nacional  al conjunto del MST, organizando formas y espacios específicos para la discusión de estas ideas con las comunidades de los asentamientos y acampamentos y potenciando las escuelas, los centros y cursos de formación, las instancias y los colectivos de los sectores para  estudio, discusión y difusión de este Documento y de los textos de estudio divulgados en la edición especial del Boletín de la Educación lanzado en este Seminario (n. 11, septiembre de 2006).

1.5-        Proseguir con los estudios y con la interpretación de la realidad para poder avanzar en la implementación de la Educación Básica de Nivel Medio en los términos del debate realizado en este Seminario, buscando formas de articulación y de acompañamiento entre las escuelas y entre los diferentes sectores del Movimiento.

ü       El Seminario apuntó que precisamos profundizar Nuestra comprensión del debate en general y particularmente de la concepción y lógica de funcionamiento del Medio Integrado, del Medio Integrado del Campo y de las implicaciones sobre el diseño organizativo y pedagógico de la escuela.

ü       Percibimos la necesidad de un debate específico sobre Nuestra concepción a cerca de la Educación Profesional, sea de nivel medio o superior.

ü       También existe la necesidad de discutir específicamente sobre formas de ampliación de la oferta y sobre el diseño pedagógico de la educación básica de nivel medio en la modalidad de la Educación de Jóvenes y Adultos.

1.6-        Fortalecer la participación y ayudar a construir el protagonismo de la juventud de las áreas de Reforma Agraria  en la implementación de estas propuestas y líneas de acción.

ü       Los debates sobre el Seminario indicarán la necesidad de profundizar la discusión sobre espacios y tiempos específicos de la organización de los/las jóvenes en los  Asentamientos y Acampamentos, y también en las escuelas;  sobre acciones articuladas entre escuelas, colectivos de educación, centros de formación y colectivos de juventud del MST; y sobre lo que significa consolidar un lugar efectivo de los/las jóvenes en las estrategias de desarrollo social de los asentamientos y en la construcción del proyecto político del Movimiento.

ü       Es necesario desarrollar un trabajo organizativo y formativo específico con los/las jóvenes que hoy estudian fuera de las áreas de asentamiento.

2- Orientaciones de acción específicas en las Escuelas

2.1- Discutir en los colectivos de educadores formas de avanzar en la implementación de un diseño curricular y pedagógico que contemple las reflexiones de este Documento y que vincule el proceso de formación de la juventud a las estrategias de desarrollo de los asentamientos.

2.2- Garantizar un trabajo pedagógico articulado entre las diferentes etapas de la educación básica, en especial entre los años finales de la educación fundamental y la educación de nivel medio.

2.3- Fortalecer o promover en la escuela la auto-organización de los estudiantes y la constitución de colectivos de educadores, vinculados a la organización del asentamiento y del MST.

2.4- Organizar ciclos de lectura con los/las jóvenes en torno a la nueva colección de literatura de la editora Expressión Popular “Terra de Livros” que ha lanzado su primer volumen (“Contos Brasileiros”) en este Seminario.

2.5- Organizar espacios y tiempos para actividades deportivas, para exhibición y debate en torno a películas y para la formación de diferentes grupos artísticos.

2.6- Potenciar la participación de los estudiantes en la realización del 6º Concurso Nacional de Arte-Educación del MST “Como hacer escuela  transformando la historia”.

2.7 – Participar como escuela y estimular la participación de los/las jóvenes de los Asentamientos en la “Semana del Trabajo Voluntario, Solidaridad e Internacionalismo” que el MST desarrolla todos los años en octubre, homenajeando el aniversario del Che Guevara (en 2006 será del 2 al 8 de octubre).

La CPE y COAG expresan su apoyo a l@s campesin@s acusad@s en el caso de Aracruz

COMUNICADO DE PRENSA 22 de Enero 2007

Treinta y dos campesinas del Movimiento de las Mujeres Campesinas
(MMC) y del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierras (MST)
de Brasil así como varios líderes de La Vía Campesina han sido
inculpados de participar  en una acción sindical contra la compañía
transnacional Aracruz. Vía Campesina denuncia los crimenes de
Aracruz y lanza una campaña internacional de defensa y de solidaridad
con las personas inculpadas.
El 8 de marzo de 2006, con ocasión del Día Internacional las Mujeres y
cuando la Conferencia Internacional sobre la Reforma agraria y el
Desarrollo Rural de la FAO se cogía en el estado de Porto Alegre
(Brazil), más de 2000 campesinas y mujeres sin tierra entraron en las
instalaciones de la multinacional Aracruz Celulosa. Con esta acción, las
mujeres brasileñas denunciaban los daños sociales y
medioambientales de los monocultivos agroquímicos controlados por
las compañías multinacionales.

Treinta mujeres del Movimiento de las Mujeres Campesinas (MMC) y
del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierras (MST) han
sido  inculpadas así como cuatro líderes campesinos de La Vía
Campesina, entre ellos Paul Nicholson (representante europeo en la
Comisión de Coordinación Internacional de La Vía Campesina). Se
pide una pena de entre 8 y 30 años  de cárcel para Paul Nicholson, por
cargos tan extravagantes como el espionaje industrial, la formación de
bandas armadas o el blanqueo de dinero.

El pleito que se anuncia es político. ¿Quién es culpable? ¿Las
multinacionales que acaparan la tierra, el agua y los recursos
genéticos para producir la materia prima de la industria química o las
campesinas que reivindican su derecho a cultivar estas tierras para
producir alimentos? ¿Las empresas que arrasan el bosque primario y
lo sustituyen por desiertos verdes de plantas transgénicas o las
comunidades campesinas e indígenas que por sus prácticas culturales
han preservado la biodiversidad desde hace milenios?

La CPE y COAG consideran que la acción pacífica realizada por las
mujeres de Via Campesina el 8 de marzo de 2006 es legítima. ¡La
defensa del derecho de las campesinas y campesinos del mundo
entero a producir alimentos, la promoción de un uso social y
medioambiental de los recursos agrarios y la defensa de los derechos
fundamentales de las campesinas y campesinos no son crímenes! La
justicia brasileña deberá elegir entre condenar a los que están creando
un Mundo hambriento o a los que alimentan a la humanidad.

Via Campesina lanza una campaña internacional de defensa y
solidaridad con las personas inculpadas. Llamamos a los movimientos
sociales europeos a movilizarse y a ayudarnos a cambiar el sentido de
este pleito para ir en contra de los crímenes sociales y medio
ambientales de las empresas multinacionales.

Enviaremos más informaciones sobre esta campaña en un próximo
comunicado.

CPE
Coordination Paysanne Européenne European Farmers Coordination
Coordinadora Campesina Europea
www.cpefarmers.org

Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (E)
www.coag.org

Miembros de Via Campesina, Movimiento Campesino Internacional

Informe sobre los resultados de los transgénicos en el mundo en el periodo 1996 – 2006

Amigos de la Tierra Internacional acaba de sacar un informe sobre los resultados de los transgénicos en el mundo en el periodo 1996 – 2006. El informe analiza en profundidad
más de 200 publicaciones, estudios y artículos de la industria biotecnológica, gobiernos, universidades, prensa, sociedad civil y otros, y da al lector una visión crítica sobre el papel de los transgénicos comercializados en la última década. Esta investigación pone en evidencia que los cultivos transgénicos no están aportando los beneficios prometidos, en particular que no resuelven los problemas de la pobreza y el hambre, bien al contrario, ni que permiten mejores rendimientos de las cosechas o un uso menor de los agroquímicos.

El resumen ejecutivo está disponible en:
www.foei.org/esp/publications/pdfs/gmcrops2007execsummary-esp.pdf

y el informe completo (de momento en inglés) en: http://www.foei.org/publications/pdfs/gmcrops2007full.pdf

La izquierda brasileña se mueve

Articulo publicado en diagonal: http://diagonalperiodico.net/article2774.html

 BRENO M. BRINGEL , Investigador en la Unicamp (Brasil) y observador internacional en las últimas elecciones brasileñas por la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) y miembro del Komite de Apoyo al MST de Madrid

El panorama político en Latinoamérica ha variado profundamente, desde los iniciales triunfos electorales de Chávez en Venezuela, hasta la victoria de Correa en Ecuador, pasando por cambios en Uruguay, Nicaragua, etc. Alteraciones muy dispares entre sí, pero con muchos rasgos compartidos. Es la oportunidad para una amplia reflexión sobre los movimientos sociales transformadores hoy en América Latina. Empezamos con Brasil. Un 60,3% de los electores brasileños decidieron el pasado 29 de octubre frenar el ascenso de la derecha y dar una segunda oportunidad a Luis Inácio Lula da Silva. La expresiva victoria fue fruto del temor a la vuelta de un gobierno declaradamente conservador y no del respaldo a la actual gestión del presidente. Lula es consciente de ello y se enfrenta en su segundo mandato, además de a la oposición de la derecha tradicional, a la presión de una nueva izquierda que se reestructura..

Se ha repetido varias veces, tras la reelección de Lula, la siguiente pregunta: “¿Qué pueden esperar los movimientos sociales de esta segunda gestión?”. La respuesta es unísona y directa: no podemos esperar. El Partido de los Trabajadores (PT) ha sufrido una auténtica metamorfosis desde su fundación, en 1980, cuando abogaba por la negación del capital y el estrecho vínculo con las luchas populares. Durante su proceso de consolidación como partido político, acabaría por construir una burocracia estructuralmente idéntica a la de los demás partidos, moldeándose paulatinamente a los intereses del capital. Hoy el PT representa un partido neoliberal incrustado en el seno de la corrompida institucionalidad brasileña, y no ya un partido de transición socialista que busca transformaciones revolucionarias en la sociedad. Por eso, tras el chasco de los cuatro últimos años, no hay tiempo para esperar.

Cambios en el PT

El año 1990 comienza en Brasil con el impulso del modelo neoliberal por parte de Collor de Mello, modelo consolidado orgánicamente por Cardoso a partir de 1994. Vendiendo “combate contra la inflación” y “búsqueda de la estabilidad económica”, Cardoso instaura el Plan Real, extiende su agenda de privatizaciones y estrecha alianzas con los banqueros y el FMI. Paralelamante, los sindicatos pasan por un proceso de continua burocratización y los medios de comunicación se concentran aún más en torno a los sectores dominantes. El PT tampoco se libra de la vorágine capitalista. La base del partido empieza a decrecer y se acentúa la fragmentación entre varias corrientes internas divergentes, lo que da pie a la creación, en 1994, del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), que nace con un carné de identidad anticapitalista y crítico frente a los síntomas de deriva ideológica petista.

Entre las varias corrientes de un PT dividido, la pugna es constante, pero la tendencia que logra imponerse es la denominada Articulación, compuesta fundamentalmente por católicos, intelectuales y activistas oriundos del movimiento sindical, la cuna de Lula. Dicha corriente, formada por políticos moderados, está muy cercana a los ideales de la socialdemocracia, por lo que no sorprende la línea política llevada a cabo por Lula. Las políticas sociales focalizadas, plasmadas en el programa Hambre Cero, han aliviado la pobreza sin alterar la estructura social, mientras la política económica ha sido prácticamente idéntica a la de su antecesor Cardoso, hasta el punto que éste afirmara, en una entrevista concedida en abril de este año a la revista Veja, que “me parece increíble escuchar a Lula hoy. Cuando le oigo llego a plantearme la siguiente pregunta: ¿el que habla es Lula o soy yo?”.

La crítica rotunda al modelo económico del Gobierno por parte de algunos miembros del PT, vinculados a la corriente del partido conocida como Democracia Socialista, les llevó a la expulsión del partido y a la subsiguiente creación, con el respaldo de una importante base crítica de parlamentarios, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Liderado por Heloísa Helena, representa la alternativa bolivariana en Brasil, logrando a través de una coalición de izquierdas con el PSTU y el Partido Comunista Brasileño (PCB), constituirse como el tercer partido más votado en las presidenciales.

La búsqueda de autonomía social

Por otro lado, los movimientos sociales que dieron su respaldo al Gobierno en un primer momento -y contribuyeron en gran medida a la reelección de Lula- también vieron sus expectativas frustradas. La imbricación histórica de algunos movimientos, como el MST, con el PT impidió una postura verdaderamente autónoma. La actual evolución del discurso de la mayoría de los movimientos populares hacia una mayor independencia viene emparejada al resurgir contestatario, centrado en las ocupaciones de los campesinos sin tierra y la lucha por la reforma agraria, las reivindicaciones de los sin techo y movimientos populares por una amplia reforma urbana y una vivienda digna o las protestas por una educación primaria y secundaria pública de calidad. El grito popular cristaliza en la creación este año de la Asamblea Popular Nacional, que tiene como objetivo discutir fórmulas para la articulación de los movimientos sociales brasileños, la formación de militantes y el debate de un proyecto de país centrado en las aspiraciones populares.

Durante muchos años, el apoyo a Lula en su carrera a la presidencia cohesionó y sirvió como elemento unificador del voto de la izquierda brasileña. La victoria de Lula en 2002 cerró este ciclo, abriendo otro en el cual, tras cuatro años de gestión petista, las posiciones de la izquierda tienen una orientación disímil: parte de la vieja “izquierda” sigue apostando por Lula y los escasos matices sociales para evitar un retroceso en la política nacional y la vuelta a una política económica aún más neoliberal; por otro lado, otros creen en la posibilidad de la reunificación de la izquierda partidista en la construcción de un nuevo frente socialista, como es el caso del PSOL; otra parte de la izquierda apuesta por un modelo de cambio basado en la irradiación territorial de las fórmulas participativas de Porto Alegre como fin y no como herramienta emancipatoria; y, por último, están aquellos que abogan por la reunificación en torno a la lucha popular y la autonomía de los movimientos sociales, con un apoyo crítico a Lula.

El rompecabezas está en construcción. Los cuatro años por venir se convierten así en un periodo clave para la reestructuración de la izquierda brasileña y para el futuro latinoamericano. Las piezas empiezan a moverse en un país con 12 millones de campesinos sin tierra, más de 50 millones de personas azotadas por el hambre -la gran mayoría negros- y unas 5.000 familias que acaparan un patrimonio equivalente al 46% de la riqueza generada al año en Brasil. A pesar de la crueldad de los datos y los hechos, Lula sigue hablando de conciliación de clases y de democracia racial, en un contexto donde la crisis del PT debe servir de catalizador para impulsar una radicalidad urgente que afronte las cuestiones de fondo. Y para estructurar un proyecto popular que dé voz a la mayoría de la población eternamente marginada por las élites dominantes.

Movimentos populares diante do governo Lula

10/1/2007-  Helder Gomes, mestre em Economia pela UFES e membro da equipe da Coopemult Consultoria.

O Brasil caminha bem defasado em relação aos movimentos políticos presentes em diversos países latino-americanos na atualidade. De um lado, observa-se uma guinada à direita das principais referências político-partidárias brasileiras. Personalidades construídas a partir das mobilizações de resistência aos governos militares, mas que se encontram encasteladas nas várias instâncias governamentais, dando seqüência aos atos de subordinação a Washington que tanto combateram no passado. De outro lado, ocorre no Brasil uma nítida capitulação da maioria das lideranças sindicais e de alguns outros movimentos populares, viciados no dogmatismo partidário, num momento em que a América Latina experimenta mais um estágio de grandes mobilizações sociais.
É importante registrar que existem exceções, mas, neste artigo procuro resgatar esse movimento mais geral e a apresentar um panorama da política brasileira na atualidade, a partir de três aspectos: a) o processo de degeneração política das esquerdas brasileiras; b) as alterações recentes na prática cotidiana do chamado Novo Sindicalismo Brasileiro; e , c) as tentativas de alguns segmentos intelectuais e de algumas lideranças populares em buscar soluções para a grave crise que abala as esquerdas brasileiras na atualidade. Com isso, o texto tenta apresentar o cenário construído nessa virada para o segundo mandato do Lula, procurando avaliar os limites e as possibilidades de aproximação das lutas populares de nível nacional com a onda de mobilizações existentes hoje na América Latina.
 
Da angústia à autocrítica
 
Analisar a crise de dentro requer muito mais que a cantilena sobre as correlações de forças adversas . É preciso, de uma vez por todas, admitirmos que as esquerdas brasileiras em geral falham em não aproveitar a oportunidade histórica, de se expressar e atuar politicamente como forças efetivamente antagônicas aos movimentos políticos da burguesia multinacional no Brasil. Ao contrário do que se pode supor, trata-se de um processo de amplas repercussões em todo o campo de esquerda, cuja degeneração política se manifesta como um processo gradativo e contagiante, que alcançou as várias instâncias do PT e dos partidos tradicionalmente aliados. Em especial, envolveu o conjunto da militância, que antes atuava diretamente nos movimentos populares e que, pouco a pouco, foram ocupando cargos junto aos mandatos parlamentares, às administrações municipais e regionais e, agora, no governo federal; ou, numa outra dimensão, desses cargos se servem para manter boa parte de suas atividades militantes.
 
Assim, o mais grave nesse processo de degeneração política não está nos casos de corrupção amplamente divulgados. Para um projeto de esquerda, o inaceitável foi a perda de perspectiva sobre a organização das classes trabalhadoras no sentido da transformação social. A ação partidária original foi sendo substituída pela utilização cada vez mais profissional dos instrumentos tradicionais da política brasileira. A corrupção e o envolvimento das cúpulas partidárias com as mais variadas formas de lavagem das famosas sobras de campanhas eleitorais são conseqüências de uma opção programática pelo abandono dos princípios de fundação à esquerda.
 
A guinada do Novo Sindicalismo
 
Exemplo marcante do contágio político degenerativo tem sido a situação da Central Única dos Trabalhadores (CUT). Ao longo de sua trajetória a CUT foi perdendo completamente sua autonomia em relação ao PT, contrariando um dos princípios programáticos do chamado Novo Sindicalismo , cuja explicação pode estar na dupla representação de seus principais dirigentes, que operavam numa via de mão dupla, multiplicando sua prática política, administrativa e de gestão das finanças, tanto na máquina sindical quanto na estrutura partidária. Atualmente, a ida de ex-presidentes da CUT para ocupar vários cargos no governo federal, inclusive em alguns ministérios, determina um canal direto de cooptação e de cumplicidade de membros da Central Sindical com a política governamental em vários campos, inclusive o estritamente trabalhista.
 
O mais importante a assinalar tem sido a retração explícita das forças de esquerda no meio sindical. As principais lideranças sindicais não conseguiram resistir nas trincheiras traçadas desde a criação da CUT, que se contrapunha ao modelo sindical tutelado, e foram sucumbindo na adesão às novidades que eram impostas ao mundo do trabalho pelas novas regras do jogo. Gradativamente, as perspectivas de organização das classes trabalhadoras para o enfrentamento das relações do capital, refletidas nas atividades de formação política e nas históricas mobilizações populares, foram substituídas por instrumentos mais vinculados à abertura de espaços na sociedade. Passou-se a difundir acriticamente a proposta dos sindicatos buscarem o direito a uma suposta cidadania, em plena era de consolidação das idéias e das políticas neoliberais, quando a cidadania passou a ser sinônimo de capacidade mercadológica de consumo. Além disso, várias lideranças passaram a se ocupar de atividades estranhas ao movimento sindical, ocupando cargos no gerenciamento de fundos de pensão, cooperativas de crédito, entre outras.
 
Agora, ex-sindicalistas estão no poder. Passaram a adotar as políticas neoliberais que antes atacavam, prometendo ampliar o acesso à cidadania negada, dentro da ordem burguesa, a partir de medidas assistencialistas e da cooptação de lideranças do movimento popular. A pauta limitada às negociações em torno de reajustes no Salário Mínimo e na Tabela do Imposto de Renda, bem como a forma como seus resultados são divulgados, como grandes conquistas, ilustram bem essa situação.
 
Pauta limitada
 
O mais grave disso tudo tem sido a adesão de algumas lideranças de vários outros movimentos populares a essa pauta de reivindicações restritivas. Grave, por se tratar de um contexto em que se aprofundam as contradições do capitalismo em nível mundial, em que a América Latina volta a apresentar pólos de resistência aos planos de controle imperialista na administração de uma crise estrutural que se retro-alimenta desde a virada para os anos 1970. Mas, grave, também, porque algumas das principais lideranças do movimento popular brasileiro parecem não se dar conta da dimensão dessa crise. Assim, parecem não perceber as conseqüências perversas que suas manifestações públicas, limitadas por uma agenda (inorgânica aos movimentos de base) adequada à ordem político-partidária, possam ter na organicidade das mobilizações populares, que essas próprias lideranças populares, diga-se, entendem como condição para um enfrentamento mais direto com as contradições do capital.
 
A agenda pautada pela ordem atual no Brasil impõe um debate reduzido entre a ortodoxia do Banco Central e a possibilidade de flexibilidade da atual política econômica. Várias lideranças do movimento popular embarcam nessa discussão, acreditando que o atual governo Lula pode alterar a rigidez fiscal, reduzindo o perfil da dívida pública e ampliando o horizonte de retomada dos investimentos públicos de infra-estrutura econômica e social. Para isso, reivindicam uma redução ainda maior nas taxas de juros internas e algum controle sobre os fluxos de capital, o que diminuiria a necessidade de geração de superávits primários nos patamares atuais. Pode ser até que algo parecido ocorra, apesar de os procedimentos oficiais indicarem o contrário: a continuidade da atual política de metas fiscais e de transferência de riquezas para o exterior. Mas, acontece que não deveria ser este o debate a pautar os movimentos populares nos dias de hoje, até porque as alternativas colocadas em pauta são as mesmas que vêm sendo remoídas há tempos pela ala nacional-desenvolvimentista, mais afinada à parcela do PMDB, do PSDB etc. Esta é a questão de fundo.
 
Fundamentos para esta crítica
 
Boa parte dos mecanismos alternativos de política econômica citados acima pode voltar a ser colocada na ordem do dia. Contudo, uma nova etapa de desenvolvimento capitalista exigiria uma ruptura com a lógica de dominação do capital especulativo parasitário (CARCANHOLO, NAKATANI, 2006), a partir de um novo arranjo político capaz de regenerar a capacidade de investimentos produtivos na escala exigida para a reversão da crise atual em sua verdadeira dimensão. Contudo, a possibilidade de uma nova onda longa de reprodução ampliada do capital pouco pode interessar às classes trabalhadoras em seu conjunto, pois a idéia de inclusão social a partir de uma nova retomada de níveis de crescimento econômico, como ocorreu no período Pós-Guerra , está totalmente defasada em relação às novas formas que assumem as contradições do capital nos dias de hoje. Vejamos isso mais de perto.
 
Recorro a dois economistas marxistas de nosso tempo, que apontam alguns caminhos para nossa reflexão sobre esse tema. Tratando teoricamente do atual estágio de acumulação capitalista, Carcanholo e Nakatani (2006) alertam que a possibilidade de uma solução para a crise estrutural, dentro da ordem capitalista, levaria a humanidade a um processo ainda mais avassalador de exploração do trabalho.
   
A eventual nova etapa capitalista não poderá fazer concessões aos trabalhadores. Ao contrário, só será possível sobre a base de uma exploração ainda maior. Se a etapa especulativa implica uma grande tragédia para a humanidade (pelo menos para parcela importante da humanidade) e se a transição para uma eventual nova etapa implicará um aprofundamento e uma extensão dessa tragédia, o capitalismo que sobreviver só o fará impondo tragédia superior. Isso é resultado da tendência decrescente da taxa de lucro que, apesar do efeito contrariante dos lucros fictícios, segue vigente e operante e, na eventualidade de uma nova etapa capitalista, com o capital fictício contido dentro de estreitos limites, só poderá encontrar atenuante em um nível ainda maior de exploração do trabalho. A etapa do capitalismo especulativo, se ele sobreviver, só poderá ser substituída pelo capitalismo funesto (CARCANHOLO, NAKATANI, 2006, p. 11).
 
Projetando essas contradições mais gerais da mundialização do capital para o caso brasileiro, penso ser difícil imaginar que poderíamos retomar agora o velho sonho dos militares, os quais em plena crise econômica mundial se esforçavam para nos convencer que valia o sacrifício de esperar crescer o bolo , pois, estariam construindo uma ilha de tranqüilidade num mar revolto . Lembram?
 
Retomando o pensamento dos dois professores citados acima chegamos à conclusão de que, nos dias atuais, não basta a simples substituição da agenda neoliberal pela pauta nacional-desenvolvimentista. Os movimentos populares devem se voltar para a recuperação das perspectivas de organização das classes trabalhadoras, sem perder a dimensão internacional do desafio, para que sejam capazes de aglutinar as condições objetivas para o enfrentamento que se anuncia. Em outras palavras, aos que se reivindicam socialistas não basta hastear a bandeira antineoliberal neste momento, pois, qualquer saída dessa crise, com base na preservação da dominação burguesa, levará uma parte considerável da humanidade a ficar ainda mais próxima da barbárie absoluta. Os dois professores sugerem que a alternativa seja construída, então, pelas massas populares, numa perspectiva de ruptura da ordem de exploração vigente:
   
O que deve ser considerado fundamental é que a revolução seja efetivamente popular e democrática, com ampla participação das massas em todos os níveis de decisão. Isso porque a construção consciente de uma nova sociedade irá exigir a organização de um sistema de planificação central, participativo e democrático, sem a formação de uma burocracia estatal. Por isso, há a necessidade de um amplo estudo e uma profunda avaliação dos sistemas de planificação que foram construídos nas experiências dos países que tentaram a construção do socialismo e regrediram para o capitalismo.
 
Enfim, o socialismo só será uma realidade no futuro quando a maioria das nações do mundo tiver realizado as suas revoluções e as novas relações sociais tiverem sido amplamente disseminadas por todo o planeta. Mas, esse não será jamais o resultado espontâneo do desenvolvimento capitalista. A construção do socialismo exige um enfrentamento contra as poderosas forças do capital que, mesmo enfraquecidas, mantêm a hegemonia em todo o mundo (CARCANHOLO, NAKATANI, 2006, p. 24).
 
Pensando assim, percebe-se a armadilha em que se encontram o capital e o trabalho na atualidade, bem como a dimensão dos desafios colocados para os movimentos sociais, tanto no que tange a sua organização interna, quanto à imprescindibilidade de sua integração internacional, especialmente nas relações latino-americanas.
 
Um debate em efervescência
 
Nem tudo está perdido. Restou muita gente sem um contágio integral. Mas, as iniciativas por retomar a organização de lideranças regionais para as discussões de formas alternativas de solução para a crise das esquerdas brasileiras ainda estão bastante incipientes, apesar de algumas das principais lideranças do movimento popular participar de várias dessas instâncias de debates e de tentativas de mobilizações. Existem no Brasil pelo menos três iniciativas de maior expressão no sentido dessa organização de movimentos populares, entre tantas outras de menor peso político: a Assembléia Popular, a Coordenação dos Movimentos Sociais e a Consulta Popular. Participam dessas iniciativas lideranças da Via Campesina e de vários movimentos populares urbanos, mas, existem grandes divergências entre suas formulações.
 
A Consulta Popular procura manter sua independência em relação aos partidos formalmente constituídos. Em seu conteúdo de discussões, faz uma crítica contundente às opções políticas do governo Lula e traça uma abordagem mais audaciosa: a necessidade de se colocar na ordem do dia dos movimentos populares debates e formulações anticapitalistas, no sentido de buscar novas formas de organização e de mobilização. A partir dessa concepção tem proposto um movimento nacional em torno do tema: Alternativas para o Poder Popular .
 
Documentos divulgados pela Assembléia Popular, por seu turno, apontam um caminho mais adaptado ao contexto de crises, a partir do diagnóstico de que o país experimenta um estágio de descenso das mobilizações populares. Assim, propõem debates e formas de pressão com um caráter mais voltado ao enfrentamento às políticas neoliberais. Numa linha parecida procura atuar a Coordenação dos Movimentos Sociais, iniciativa esta com grande peso das lideranças populares urbanas, inclusive de sindicalistas vinculados à CUT. Ao contrário da primeira posição, estas duas mantêm entre seus membros lideranças nitidamente vinculadas ao PT e a outros partidos tidos como do campo da esquerda brasileira.
 
Contudo, a formação de novos movimentos sociais no Brasil também parece fomentar uma contraposição ao papel desempenhado pela maioria sindicalista nos dias atuais. A Rede Brasil sobre Instituições Financeiras Multilaterais, por exemplo, tem apresentado um trabalho interessante, exatamente por possibilitar a identificação dessas novas referências para a reflexão dos movimentos populares. O trabalho da Rede Brasil tem atraído para seus debates, reuniões e cursos de formação, tanto o Movimento dos Atingidos por Barragens (hidrelétricas), quanto a Via Campesina, a Rede Alerta Contra o Deserto Verde (que atua contra as monoculturas do eucalipto e pinus), a Marcha Mundial das Mulheres e vários outros agrupamentos de ecologistas e militantes sociais. Movimentos estes que procuram organizar as famílias trabalhadoras imediatamente atingidas pelos impactos provocados pelas políticas oficiais de integração física regional da América Latina e, por isso mesmo, trazem a possibilidade de resistência e, quiçá, de busca de outras formas de relacionamento internacional dos povos latino-americanos.
 
Tal posição acirra o debate sobre a política externa do governo Lula. Muitos intelectuais das esquerdas defendem a posição atual do governo brasileiro, argumentando que nunca o país esteve tão voltado para a consolidação da integração econômica regional. Contra essa argumentação, a Rede Brasil reafirma a necessidade de se refletir sobre a qualidade efetiva desses acordos de cooperação e de liberalização comercial, fundados na idéia de se constituir uma grande economia, competitiva, a partir da integração das Américas (o caminho para a ALCA). Crítica feroz da atual política do governo Lula, a militância da Rede Brasil propõe que os movimentos populares brasileiros passem a interagir mais organicamente com os demais movimentos similares da América Latina, no sentido de recuperar as proposições de uma integração alternativa àquela proposta pelo Banco Mundial e pelo Banco Interamericano de Desenvolvimento. A integração alternativa latino-americana deve basear-se na autodeterminação dos povos, no resgate do conceito de soberania, num outro padrão de produção, de distribuição e de consumo, longe das determinações do imperialismo estadunidense.
 
Assim…
 
Como se vê são vários os caminhos trilhados até aqui pela militância dos movimentos populares no Brasil. Parcela considerável persiste cega no doutrinamento partidário, resistindo a qualquer formulação crítica, especialmente no que tange à avaliação do governo Lula. Outra parte das lideranças começa a buscar alternativas de manifestação de suas angústias, mas, ainda vacila frente ao desafio de abandonar toda a sua trajetória política e a esperança depositada num projeto de partido dirigente, que parece não existir mais, procurando por alguma chance de sensibilizar os antigos companheiros para que retornem a suas origens populares. Mas, frente à rigidez da trajetória degenerativa dos partidos de esquerda e de suas representações governamentais, uma outra parcela de lideranças populares já perdeu totalmente a perspectiva de que o governo Lula possa formular uma transição para um governo democrático e popular. Entretanto, essas lideranças ainda não conseguiram formular um projeto capaz de atrair para seus espaços de debates e de formulações um contingente significativo de outras lideranças, para se apresentar como uma força política alternativa de fato.
 
Diante desse debate interno em aberto e, também, da pressão exercida pela experiência histórica de alguns movimentos populares na América Latina, espera-se que as lideranças dos movimentos populares brasileiros percebam a necessidade de cuidarem, urgentemente, de caminhar em busca da interação política com as mobilizações sociais que hoje agitam o continente.
 
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REFERÊNCIAS:
 
CARCANHOLO, Reinaldo A., NAKATANI, Paulo. Capitalismo Especulativo e Alternativas. In: XI Encontro Nacional de Economia Política (Anais – CD Room). Vitória: UFES/Departamento de Economia/Programa de Pós-Graduação em Política Social , jun./2006.