Brasil: Año tras año, ¿y dónde está la Justicia? Articulo analizando la conyuntura agraria de Brasil

Brasil: Año tras año, ¿y dónde está la Justicia?

Joao Pedro Stedile

ALAI AMLATINA, 17/04/2012.- El 17 de abril de 1996, siendo presidente de  Brasil Fernando Henrique Cardoso, tropas de la policía militar autorizadas  por el Gobernador Almir Gabriel (PSDB-Para), y financiadas por la empresa  Valle Do Río Doce (como denunció más tarde en el proceso el abogado de los  policías…), atacaron una marcha pacífica de más de mil familias de los  sin tierra que salieron de Eldorado de Carajás con rumbo a Belén.

El resultado de la masacre todos lo conocen, hasta las piedras. 19 sin  tierra asesinados, algunos con excesos de crueldad, tras ser maniatados,  fueron muertos a culatazos. Otros dos murieron algunos meses después, y  más de 60 sufren las secuelas hasta hoy, y están imposibilitados para el  trabajo agrícola.

La sociedad brasileña quedó aterrorizada. La ONU, los obispos, el Papa y  los orixás clamaron por justicia. Los movimientos campesinos de todo el  mundo escogieron entonces el día 17 de abril, como el día mundial de la  lucha campesina, en homenaje a aquellos mártires.

Un lento proceso se siguió en la Justicia paraense, que culminó con la  conformación de un Jurado Popular, que, en 2002, condenó a los dos  principales comandantes militares a penas de más de 200 años de prisión.  Los comandantes apelaron. El poder judicial los acogió. Y luego el  silencio. Pasados 16 años de la masacre, ¡ningún responsable directa o  indirectamente ha sido apresado, castigado o ha sufrido algún tipo de  restricción por parte de la “justicia” brasileña!

Por esas y otras razones es que el pueblo brasileño, de lejos, considera  el poder judicial, el más injusto, el más anti-democrático, el más  corporativo y el más servil a los intereses de la burguesía. Como dice el  dicho popular, ¡la cárcel en Brasil está hecha para los pobres y negros!

Pero algún día tendremos una reforma del poder judicial, para que por fin  cese la vergüenza de las injusticias, de los salarios inmorales, de las  ventajas y de las infiltraciones denunciadas incluso por el Consejo  Nacional de Justicia.

Felizmente, los supervivientes fueron asentados en un latifundio de 50 mil  hectáreas, que hasta entonces el Incra decía ser “productivo”, y que hoy  constituye la más productiva y progresista comunidad rural del municipio  de Eldorado de los Carajás, el distrito 17 de abril.

Mientras tanto, ¿dónde está la reforma agraria?

El capital agrario y las corporaciones transnacionales están “nadando a  sus anchas” en la agricultura brasileña. Tras la crisis del capitalismo  internacional, los precios medios de las commodities agrícolas se  duplicaron. Eso representó un enorme aumento en la tasa de ganancia, y una  corrida de los capitalistas de todo el mundo, para comprar tierras en  Brasil, América Latina y controlar la producción de las mercancías  agrícolas.

Resultado: <brasil experimentó en los últimos años, el mayor índice de  concentración de tierras de todos los tiempos. Está en curso una enorme  concentración de la producción agrícola, que destina el 85% de todas las  tierras agrícolas sólo a cuatro productos: soja, maíz, caña y ganadería.  La economía brasileña retornó a los tiempos coloniales y se volvió  agro-exportadora, mientras la industria cayó a sólo el 15% del PIB.

El agronegocio concentra tierras y producción. Aumenta su dependencia de  los fertilizantes importados que ese año alcanzó la cifra de 28 millones  de toneladas. Transforma a Brasil en el mayor consumidor mundial de  venenos agrícolas, que contaminan el suelo, las aguas, y hasta la  atmósfera, matan vegetales y animales; prolifera el cáncer en más de un  millón de brasileños por año. Siendo que, según el Instituto Nacional del  Cáncer, ¡solamente el 40% sobrevivirán!

El agronegocio desequilibra el medioambiente con la deforestación y  destruye la biodiversidad. Altera el clima. Pero sigue ganando mucho  dinero.

¡Todo eso es saludado por la prensa burguesa como el éxito del progreso!


¿Y el gobierno?

Entre tanto, el gobierno aún no toma posición en el tema agrario, y cuando  se manifiesta es para decir cosas sin sentido, como esa repetición  absurda, de que la reforma agraria no es distribuir tierras, que primero  tenemos que mejorar la calidad de los asentamientos.

Sería como decir a las 10 millones de familias brasileñas que viven en  viviendas precarias, que el gobierno no va a construir más casas, que  primero prefiere mejorar las casas de los que ya las tienen.

Señores gobernantes: buscad en el diccionario de la educación del campo,  recién editado por la Fiocruz o en Aurélio. Reforma agraria es un programa  gubernamental, en el que el Estado expropia las grandes propiedades, los latifundios y los distribuye entre los agricultores sin tierra,  promoviendo la democratización de la propiedad rural en el país.


Todos los países del hemisferio norte, todas las democracias  contemporáneas realizaron reformas agrarias, democratizaron el acceso a la  tierra, como base para la construcción de sociedades más democráticas. Finalmente, la tierra es un bien de la naturaleza, y todos los ciudadanos  tienen los mismos derechos sobre ella, así como tiene derecho a la  alimentación, al empleo, a la vivienda digna y a la educación.

Como no quieren hacer una verdadera reforma agraria, inventan subterfugios  de ocasión. ¡Sean más sinceros, por lo menos! Y menos absurdos, porque los  grandes propietarios de tierra, las empresas transnacionales y el  agronegocio siempre hicieron campaña y financiaron los candidatos  neoliberales y contrarios al gobierno Lula y Dilma. (Traducción ALAI)

– João Pedro Stedile, es integrante de la coordinación nacional del MST y  de la Vía Campesina de Brasil.
Artículo publicado originalmente en la revista Caros Amigos, abril de  2012.

URL de este artículo: http://alainet.org/active/54146