carta final de la Jornada de Campesinas/os y Pescadoras/es en «Los Pueblos en la Cumbre Africa y Ame

Carta de las campesinas y campesinos, pescadoras y pescadores de los movimientos y organizaciones sociales de África y Sudamérica, a los jefes de Estado y de Gobierno en
la II Cumbre América del Sur-África

Los movimientos y organizaciones sociales de África y Sudamérica, reunidos en la
Jornada de Campesinos y Pescadores Africanos y Sudamericanos
saludamos con entusiasmo la II Cumbre América del Sur y África (ASA).
Esperamos que los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos acuerden acciones
que fortalezcan la cooperación entre los pueblos del Sur.

Nos reunimos en la ciudad de Caracas, Venezuela, los días 21 y 22 de septiembre
de 2009, para dibujar el mapa que vivimos en nuestros territorios; La historia de
despojo, explotación, desprecio y marginación que compartimos los pueblos del
sur. También compartimos nuestros sueños, nuestros futuros. De lo que hablamos
en la Jornada, les escribimos este documento. Escuchen, pues, nuestras palabras.
Los pueblos

Los pueblos de África y Sudamérica compartimos historias comunes. Los que
vivimos en Sudamérica nos miramos en la África como sus hijos e hijas. Los que
vivimos en el África nos miramos como hermanos con los que viven en
Sudamérica. No nos extrañemos si de pronto nos encontramos, en nuestras
luchas, entre parientes.

El explotador, en su hambre por el dinero y el poder, se encargó de acercarnos
por medios indignos.
En los últimos 500 años lo común de nuestra historia es la explotación, el despojo,
el desprecio y la represión. Los autores, en ambos lados del océano Atlántico, son
la misma persona, y se llama “capitalismo transnacional”.
Antes, como ahora, acusándonos de salvajes, de ignorantes, de incivilizados e
inhumanos, consiguieron con su guerra de conquista y civilizadora que nosotros
les generáramos sus grandes riquezas.
Los pueblos del sur nunca nos quedamos callados ni quietos ante la maldad del
poderoso capitalista. Siempre mantuvimos, y mantenemos, luchas de liberación.
La rebeldía y la resistencia es parte de la historia común que compartimos los
pueblos de África y América del Sur.

El capitalismo mantiene y fortalece su guerra de conquista para reproducirse y
hacerse fuerte. Crea nuevas mercancías y conquista nuevos mercados donde
vender y comprar. El saldo de la guerra de conquista en nuestros territorios es:
Aguas: el agua es ahora una mercancía para el capitalista. Para nosotros es la
vida.
Tierras: la tierra es robada, explotada y vendida por el capitalista. Para nosotros es
nuestra madre. Una madre no se vende, y menos se explota.
Paisaje: es turismo, es destrucción del ambiente. Para nosotros es el lugar
sagrado donde viven nuestros ancestros.
Soberanía alimentaria, migración, cultura.
Petróleo, gas, minerales, maderas, tierras, glaciales, paisajes, son los recursos
que el capitalismo quiere de nosotros. Para verlo en perspectiva, bastará ubicar en
el mapa la cuenca del Orinoco o del río Nilo, o del río Paraguay o del río Níger, o
la cuenca amazonica.
Si el poderoso capitalista mantiene su guerra de conquista, nosotros mantenemos
la lucha de liberación. Hemos sido los negros y negras, los indios e indias, los
campesinos y campesinas, quienes conformamos los movimientos libertadores
que comandó Simón Bolívar, Negro Primero, Antonio Conselheiro, Ezequiel
Zamora, Mandela, Camel Nasser y muchos otros compañeros y compañeras más.
Sabemos que no bastan las buenas leyes que promulgan los pueblos con sus
gobiernos progresistas y revolucionarios. Sabemos que no bastan las buenas
políticas de los gobiernos revolucionarios progresistas para solucionar los
problemas de los pueblos oprimidos. Saludamos con entusiasmo las leyes y
políticas de los gobiernos socialistas, revolucionarios y progresistas. Es
fundamental nuestro papel protagónico en la lucha por la restitución de nuestros
legítimos derechos.
Por esto nosotros, campesinos y campesinas, pescadores y pescadoras,
proponemos luchar por la soberanía alimentaria que contemple los siguientes
objetivos:
Primero: Eliminar la pobreza en el medio rural.
Segundo: Combatir la desigualdad social y la degradación de la naturaleza, que
tiene sus raíces en la estructura de la propiedad y de la producción en el campo.

Tercero: Garantizar el trabajo para todas las personas, combinando con la
distribución de la renta.
Cuarto: Garantizar la soberanía alimentaria de toda la población produciendo
alimentos de calidad y desarrollando los mercados locales.
Quinto: Garantizar las condiciones de participación igualitarias de las mujeres
campesinas en todas sus actividades, en especial el acceso a la tierra, en la
producción y en la gestión de toda actividad, buscando superar la opresión
histórica impuesta a las mujeres, especialmente en el medio rural.
Sexto: Preservar la diversidad vegetal, animal y cultural que existen en todas las
regiones del mundo, con especial énfasis en nuestros continentes africanos y
suramericanos.
Séptimo: Garantizar condiciones de mejoría de la vida para todas las personas, y
de acceso a todas las oportunidades de trabajo, renta, educación y recreación.
Estimulando así la permanencia en el medio rural, en especial de la juventud
campesina.
Algunos aspectos fundamentales que deben ser tomados en cuenta:
– La alimentación no puede ser negociada (mercantilizada) en las bolsas de
valores. Los pueblos deben tener dominio y soberanía sobre la producción,
comercialización y reservas de alimentos.
– Los países deberán priorizar la producción para el abastecimiento interno.
– No a la homogeneización de los patrones alimentarios. Promoción del rescate de
los buenos hábitos de la cultura culinaria de los pueblos.
– Control territorial. Promoción del desarrollo territorial: el desarrollo endógeno.
– Promover una amplia reforma agraria que garantice:
· Acceso a la tierra a todas las familias que desean trabajar en ella.
· Expropiación de todas las tierras de empresas extranjeras.
· Expropiación de todos los latifundios que no cumplen con su función
social.
– Proteger las semillas como patrimonio de la humanidad. ¡No a las semillas
transgénicas! ¡No a las patentes! ¡No a las transnacionales de la agricultura!
– Creación de nuevos modelos tecnológicos:
· Agroecología como base de esta nueva matriz tecnológica.
· Convivencia con la naturaleza y preservación de los recursos naturales
(sociedad).
· Aumentos de la productividad agrícola y del trabajo.
· El modelo tecnológico que mejore las condiciones de vida en el medio
rural.
· Producción de alimentos saludables.
– Control de la agroindustria por parte de los pequeños productores. Agroindustria
como herramienta para agregar valor a la producción, y como técnica de
conservación y transformación de alimentos. ¡No a la pesca de arrastre! ¡Sí a la
pesca tradicional que cuida el medio ambiente!
En resumen: garantizar las medidas de mejoría de las condiciones de vida en el
campo, tales como educación, salud, infraestructura y vivienda. Es decir: “vida
digna y en paz”. Con la guerra, el imperialismo quiere garantizar su paz. Una paz
para dividir a los pueblos. Crea naciones artificialmente en detrimento de la
autodeterminación de los pueblos y sus culturas. La industria guerrera imperial
necesitan mantenerla activa, independientemente de sus consecuencias.
Además, no hay posibilidad de garantizar la paz cuando más de la mitad de la
población del planeta carece de los recursos básicos para sobrevivir. La paz
imperial ha determinado la guerra por alimentos, agua y recursos básicos en los
países del sur. Por esta razón decimos: ¡No a la guerra, sí a la vida con justicia y
dignidad!
Por lo anterior dicho, proponemos:
Que los jefes de Estado condenen de manera contundente la instalación de bases
militares y cualquier otro tipo de presencia militar de tropas extranjeras en sus
territorios. Sean en América del Sur o en África, como pretenden hacerlo en
Ghana con el programa Africom.
Hacemos el llamado a los presidentes y jefes de Estado de Sudamérica y África a
unirse al clamor de los pueblos que buscan vivir con dignidad, en el marco del
respeto a nuestras culturas, a nuestro territorio, a nuestros derechos de recibir
educación, salud, y por nuestros derechos a la autodeterminación.
Las organizaciones aquí presentes rechazamos enérgicamente el golpe de Estado
en Honduras, y pedimos a los jefes de Estado y de Gobierno que de igual manera
se opongan. Exigimos la libre determinación de los pueblos.

¡Que nuestras voces no sean calladas!
¡Que nuestros pasos no se detengan!
¡Que los lazos no se desaten!
¡Que los lazos se hagan más fuertes!
¡Que vivan los campesinos y las campesinas del mundo!
¡Que vivan los pescadores y las pescadoras del mundo!
¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!