Retomar las calles. Entrevista con João Pedro Stedile

Entrevista de Joao pedro stedile MST Brasil en la revista CONTRAPUNTO,

nr 7. enero 16, Montevideo. Uruguai.

Contrapunto: Has hablado de que Brasil está atravesando un período de
crisis. ¿Cómo estás viendo el escenario político actual? ¿Cuáles son los
posibles desarrollos de esa conjugación de crisis?

João Pedro Stedile: La evaluación de los movimientos populares brasileros,
que nos conformamos en el Frente Brasil Popular -que reúne a casi setenta organizaciones
nacionales-, es que Brasil vive un período histórico muy complejo,
porque están ocurriendo al mismo tiempo tres crisis: una crisis económica que
paralizó la economía hace dos años y que aún va a seguir sin crecer, con un
fuerte proceso de desindustrialización, aumento de desempleo y disminución
del salario medio; una crisis política sin precedentes, pues el proceso electoral
fue secuestrado por las empresas que financian los candidatos y después los
controlan —las diez mayores empresas del país financian cerca del 70 % de
los parlamentarios—; y una crisis social, cuya punta del iceberg apareció en las
protestas de junio de 2013 y está aún latente, ya que los problemas del pueblo,
sobre todo de las grandes ciudades, solo aumentan, sin solución.
Como es una crisis profunda, seguramente su salida será prolongada y exigirá
un nuevo bloque de alianza de clases que pueda sacar el país adelante. Por
ahora, no hay ninguna señal de construcción de ese nuevo bloque.
La clase dominante, el gran poder económico que controla nuestra economía
-que son el capital financiero, las empresas transnacionales y sus aliados
internos-, presenta un único programa que es el retorno al neoliberalismo, basado
en 3 puntos: a) una realineación de nuestra economía con Estados Unidos
y, por lo tanto, en contra de las iniciativas regionales, a la espera de que el
sometimiento y un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos traiga miles
de millones de inversión para reactivar la economía; b) un mínimo estatal que
corta todas las inversiones en política social y prioriza solamente la infraestructura
para exportar; c) corte de los derechos de los trabajadores, ganados a lo
largo del siglo xx y consagrados en la Constituyente de 1988. Con esto, esperan
reducir el costo de la mano de obra y aumentar su tasa de ganancia a repartir
con mejores condiciones entre sus socios o competidores extranjeros.
Pero el problema es que ese programa no ha funcionado bien en ningún
lugar del mundo, ni en Europa y, mucho menos, en América Latina. Y en el caso
brasilero, el pueblo ya derrotó en cuatro elecciones ese programa neoliberal.
Ya el gobierno de Dilma está completamente perdido. Erra en el diagnóstico,
ya que reduce la crisis a un problema ornamental, y comete un error en
la composición de la cartera ministerial al formar un equipo mediocre que no
representa ni los partidos ni los intereses de la sociedad. Y por eso es que está
metida en una crisis política sin precedentes. Un gobierno que sólo hace gol
en contra y, con ello, está perdiendo día a día su base social, sus seguidores.

C: ¿Cuál es la propuesta de los movimientos populares en esta situación?
JPS: De parte de los movimientos populares, hemos analizado que, en primer
lugar, precisamos crear una gran unidad entre la clase trabajadora, desde
los campesinos, los trabajadores precarizados o los trabajadores sindicalizados,
todos, para también presentar un programa que nos saque de la crisis.
Hemos avanzado en muchas direcciones. Estamos construyendo esa unidad
en torno al Frente Brasil Popular, lanzado en un acto político el 5 de setiembre
en Belo Horizonte, con más de dos mil militantes y dirigentes políticos.
Tenemos una plataforma mínima que defiende la democracia, por eso estamos
contra cualquier golpe que quiera derribar el gobierno de Dilma e, incluso,
de algunos gobernadores corruptos en los estados. Estamos por la defensa de
todos los derechos de los trabajadores y por los derechos sociales del pueblo.
Estamos en contra de entregar las reservas de petróleo, como quiere la derecha.
Defendemos un programa de integración regional y trabajamos por un
programa de reformas estructurales y populares de mediano plazo.
Sin embargo, la fuerza de la clase obrera no solo se expresa en espacios de
unidad o de documentos. Nuestros esfuerzos solo se expresan políticamente
si llegamos a las calles con movilizaciones y presiones masivas, y en eso estamos
todavía por debajo de lo que necesitamos, porque en las varias movilizaciones
que hicimos, aun estando programadas, por ahora, apenas la militancia
se está movilizando; la población, nuestra base social, está asistiendo desde el
sofá, y eso es muy malo.
Así que esperamos también poner más energía para generar, en el próximo
período, un reascenso del movimiento de masas, que pueda poner a la clase
obrera como el principal actor de este escenario de lucha de clases, que, por
ahora, está confundido y abrumado únicamente por la política institucional.

C: ¿Qué análisis está haciendo el movimiento del avance conservador en Brasil?
JPS: En la actual fase de dominio del capital financiero e internacionalizado,
aquellos parámetros clásicos de la república y del capital industrial en la disputa
democrática están superados. El capital ahora no precisa más partidos ni instituciones;
ejerce su poder, no solo por el dinero, sino también por la enorme
influencia económica que tiene en la sociedad, por el uso sistemático de los
medios de comunicación (televisión, radio, periódicos), donde tiene hegemonía
completa. Entonces, los medios de comunicación son hoy la principal arma
política de la burguesía y su verdadero partido ideológico. Es a través de ellos
que su predicación proyecta valores sociales falsos y se predica el conservadurismo.
Por eso, también defendemos que como parte de la construcción
democrática y de la salida de la crisis actual es necesaria una profunda reforma
de los medios de comunicación, que democratice su poder de acceso y que
dé al pueblo y a sus organizaciones el derecho de acceso a una información
verdadera.
A pesar de que ellos manipulan, mienten todos los días y convencen a los
sectores más atrasados y desorganizados, no pueden nunca cambiar la realidad,
y mientras no haya soluciones concretas a los problemas reales de la
población, la crisis continuará.