Seis años de ?s? pero no?

Jon Sanz Landaluze 

Artículo original publicado en euskera en Gara (suplemento Gaur 8).

 

Hace ya seis años que Luiz Inácio Lula da Silva subió al poder de la presidencia del país más grande de Latinoamérica. Dentro de la izquierda latinoamericana y también de la europea, fue vivido como una puerta a la esperanza, una victoria sobre la dinámica neoliberal que por aquellos entonces avanzaba por casi todo Latinoamérica. En la actualidad pocos militantes de izquierda ponen ya su mirada y sus esperanzas en Lula, y se giran hacia otros líderes latinoamericanos que han demostrado de una manera u otra, una apuesta mucho más real por una manera diferente de hacer política.

 

Desde las primeras elecciones después de la dictadura en 1989, los Gobiernos de Fernando Collor de Mello y de Fernando Henrique Cardoso representaron una consolidación, heredada de la dictadura, de la hegemonía de un sector de la clase dominante que abandonó cualquier proyecto de desarrollo nacional de corte popular y que se subordinó completamente al capital financiero internacional. Tras décadas de políticas neoliberales y de crecimiento de la pobreza y la desigualdad, la primera victoria electoral de Lula y del PT, se explicaba por la esperanza de cambios estructurales que Lula aportaba. Pero es importante comenzar recordando que Lula, ese sindicalista del metal que no fue a clase elemental más de cuatro años, llegó al poder gracias a una serie de coaliciones con partidos de centro, que hicieron que tuviera que incluir en su gobierno a ministros como Antonio Palocci (Ministro de Finanzas), que consolidaron la doctrina neoliberal implementada por los gobiernos conservadores anteriores. Aún así dentro de la parte de la sociedad más marginada y de los movimientos de izquierda existía una expectativa ante un gobierno de izquierdas.

 

Los primeros años de gobierno se pueden definir como una política continuista, sin grandes reformas pero poniendo en marcha algunos programas de asistencia social, como los programas “Hambre cero”, “Bolsa de Familia”, “Luz para todos”, las becas para la universidad “ProUni” o el programa “Paro cero”. Con estos planes se han beneficiado cerca de 11 millones de familias, lo que equivale a unos 40 de los 200 millones de personas que habitan Brasil. Pero hay que ubicar este avance en el contexto de la política global. Mientras se transfieren diez mil millones de reales a los proyectos sociales, se pagan 140 mil millones de reales al sistema financiero por los intereses de los préstamos. En la actualidad Brasil es el país que más porcentaje de su PIB emplea en retribuir al capital financiero. Paradojas del sistema: se emplea una pequeña parte de los enormes recursos obtenidos a través de las exportaciones de soja para dar asistencia a las familias que estas mismas grandes plantaciones están expulsando del campo. En ese primer momento la preocupación de Lula fue la de salvar al país de un desastre económico inminente, en detrimento de grandes reformas estructurales.

 

Frente a este “sí pero no” de la política interior, la imagen que Lula proyectaba de sus políticas internacionales eran más radicales. Por un lado Lula se tornaba una de las patas de ese “nuevo socialismo” que estaba naciendo en Latinoamérica junto con Evo Morales, Hugo Chávez y el viejo Fidel. Y por otro, Lula impulsó, junto con otros países de los llamados emergentes, la formación del grupo G-21, conformado por países como India, China, Sudáfrica, … y que durante la ronda de negociación de la OMC en Cancún en el año 2003 plantaron cara al triunvirato de EEUU, la UE y Japón, con lo que la cumbre acabó como un gran fracaso. Este primer plantón al triangulo de poder ha significado un impulso para los países más pobres para hacerse respetar en siguientes rondas de negociación de la OMC y ha logrado aparcar, por ahora, esas grandes rondas donde todo se imponía bajo el rodillo del mencionado trío.

 

El último año del primer mandato de Lula estuvo principalmente marcado por los escándalos. Prácticamente todos los principales cargos del PT fueron dimitiendo rodeados de maletines llenos de dinero que iban y venían, corruptelas y escándalos de financiación irregular y compra de votos. Un signo más de la auténtica metamorfosis que el PT ha sufrido en su proceso de consolidación como partido político, representando un partido neoliberal incrustado en el seno de la corrompida institucionalidad brasileña. Lo que ha quedado como gran misterio es cómo Lula supo desligarse de todo este escándalo, que implicó prácticamente a sus más cercanos colaboradores dentro del partido, como José Dirceu y José Genuino. A la vez, los sectores petistas críticos con el Gobierno pagaron su disidencia con la expulsión. La más sonada se dio en diciembre de 2003, cuando la senadora Heloísa Helena y otros parlamentarios acabaron fuera del partido tras votar contra las decisiones de la cúpula.

 

A pesar de todo ello, cuando llegaron las elecciones en diciembre de 2005 las encuestas situaban como claro favorito a Lula. Igual que cuatro años antes, Lula estaba situado el primero en las apuestas, pero la atmósfera política había cambiado en el gigante sudamericano. La esperanza con la que se vivió la primera elección estaba prácticamente olvidada. Lula explicó públicamente su mutación ideológica: “Si un joven es de derechas, tiene algún problema. Si una persona mayor es de izquierda ocurre lo mismo. Lo normal con la edad es caminar hacia el centro”.

 

Para la mayoría de los movimientos sociales del país, y en especial para el Movimiento dos Trabalhadores Rurales Sem Terra (MST), las elecciones de 2005 significaron una vuelta de tuerca más en la política del PT en su alianza con las grandes empresas y transnacionales. Y en particular en el campo, Lula fraguaba su alianza para la protección del agronegocio, asegurando así las divisas extranjeras que entran al país por la exportación de soja. Esta alianza se ha traducido en un apoyo explícito de empresas como Bunge, Votorantin y bancos como Itaú o Unibanco a las arcas del PT para la campaña electoral.

 

¿Qué es entonces lo que llevó entonces a Lula de nuevo al palacio de Planalto si tan clara era la atmósfera en su contra? La razón no fue única, sino un conjunto de situaciones que soplaron juntas para alzar a Lula a su trono. A la confianza ganada en los ámbitos del poder económico y el centro derecha por cuatro años de gestión continuista al servicio de sus intereses, se sumó la falta de alternativas posibles en el sector más a la izquierda (y sobre todo, esto pesó en la segunda vuelta que se la jugó contra el candidato del PSDB-PFL Geraldo Alckmin) que llevó, a regañadientes, a sacar a las calles en apoyo a Lula a las bases de los movimientos sociales. Pero la razón fundamental es que la gran masa social que lo aupó al poder en el año 2002 no esperaba el socialismo, sino mejoras sociales y democráticas. Echar freno al neoliberalismo y reorientarlo. Lula y su partido han sabido mantener esa llama de esperanza en esa gran base social, principalmente a través de sus políticas asistencialistas. Siguen sintiendo a Lula como alguien cercano, en quien pueden confiar por que sabe como vive la gente y sus verdaderos problemas. Es alguien como ell@s..

 

Pero no sólo hubo elecciones presidenciales, sino también elecciones al Congreso y de algunos gobernadores de los Estados. Sus resultados ofrecen una fotografía más real de lo que en ese diciembre de 2005 era el panorama electoral brasileño. Por un lado, en el norte del país, han perdido las elecciones figuras y familias míticas de la derecha latifundista y oligarca, como la familia Magalhães en el Estado de Bahía o la hija del ex presidente José Sarney en el Estado de Maranhão. No obstante, en el sur, se ha incrementado el espectro de influencia de la burguesía agraria en los Estados de São Paulo y Minas Gerais, motores de la economía nacional, al mismo tiempo en que el PT se ha visto derrotado en el Estado de Río Grande do Sul, que con Porto Alegre como capital había encabezado el auge petista en las gestiones locales desde principios de los años 90. Se perfila el clásico esquema del norte pobre de izquierdas y un sur rico de derechas.

 

Y Lula dos años después de ser elegido por segunda vez, quizás de forma buscada por él o no, ha dado la vuelta a esa primera imagen de cuando llegó al poder. En el exterior ya nadie le ve como parte de ese eje del nuevo socialismo latinoamericano y sus últimos movimientos le sitúan cerca de EEUU y la UE intentando vender el biodiesel como la energía del futuro (y dedicando cada vez más esfuerzos económicos a apoyar la producción de caña para etanol, mientras casi 5 millones de brasileños y brasileñas siguen pasando hambre en el campo). Además Lula no se decide a apoyar los proyectos que en su región se están impulsando buscando el desarrollo (el Banco del Sur, Petrosur o la entrada de Venezuela en Mercosur) y que significarían su unión a ese socialismo latinoamericano de nuevo cuño. Una vez más Lula pivota, juega al “sí pero no”, muestra su cara de lo que en “realpolitik” se conoce como un buen estadista.

 

Y en Brasil la decepción que ha supuesto Lula para los movimientos sociales está ya interiorizada. Ya “no esperan nada” del gobierno y se ha comenzado un nuevo trabajo desde las bases, sin mirar a la participación electoral. El Fraile Carpio, de Bahía, que ha pasado 20 días en huelga de hambre por el trasvase del Río Sao Francisco afirmaba recientemente preguntado sobre la metamorfosis de Lula: "Lula ya no existe. Quien gobierna el país hoy no es Lula, sino Luis Inácio da Silva". El símbolo "Lula" fue creado  desde los movimientos sociales y se ha ido desvaneciendo y desconectando de sus orígenes hasta no ser digno de ser llamado Lula, por no ofender el pasado otro.

 

A seis años de mandato, Lula se encuentra con un país que no confía en sus políticos (la desconfianza en la Cámara de Diputados es del 83,1 %, el 75,9 % en los partidos políticos y el 81,9% no se fía de los políticos) y no es de extrañar ya que la corrupción es generalizada (el Tribunal de Cuentas de la encontró que el 77 por ciento de las 213 obras financiadas con recursos del gobierno federal fiscalizadas en los últimos cinco meses presentaron irregularidades). Un país cuya renta media crece al ritmo del 5% pero que la OCDE sitúa entre las posiciones 50 y 54 en una lista de 57 países en nivel de enseñanza de ciencias para estudiantes secundarios. Un país donde el 47% de los habitantes vive sin servicios de desagüe y con un déficit habitacional de 7 millones de casas. Un país donde se sigue privatizando (recientemente más de 1000 kilómetros de carreteras en Bahía) aunque una mayoría de la población esté en contra (62% de los brasileños está contra la privatización de los servicios públicos mientras que en 1995 un 43% de los entrevistados estaba a favor de las privatizaciones). Un país donde las grandes empresas del agronegocio compran enormes porciones de tierra y cada vez se reparte menos tierra entre los campesinos. No parece que haya cambiado mucho Brasil en estos seis años de gobierno Lula. ¿Habrá que seguir confiando?

 

 

“Ezbaiko sei urte”

 

Orain dela sei urte Luiz Inácio Lula da Silva Latinoamerikako herri handienaren lehendakaritzara ailegatu zen. Gertaera hau ezker latinoamerikarrean eta baita europear ezkerrean ere, itxaropenaren ate bat bezala bizi izan zen, garaipen bat momentu haietan ia latinoamerika osotik hedatzen ari zen dinamika neoliberalaren aurrean. Gaur egun ezker militante gutxi jartzen dituzte jadanik bere begirada eta itxaropena Lularengan, eta  modu batean edo bestean praktika politika ezberdineruntz apostu errealagoa egin duten latinoamerikako beste buruzagietan jarri dute arreta.

 

1989ean, diktadura garaiaren ondoren ospatu ziren lehengo hauteskundeetatik, Fernando Collor de Mello eta Henrique Cardosoren gobernuek diktaduratik heredatutako goi mailaren sektore baten hegemoniaren finkatze prozesua jarraitu zuten, modu honetan, giza garapenerako proiektu nazionalak alde batera utzi ziren eta Brasileko ekonomia mundu mailako kapital finantzieroaren menpe geratuz. Politika neoliberalez jositako hamarkadeen ostean eta txirotasuna eta desberdintasuna gizartean areagotzen ziren momentuan, Lula eta PT ren hautezkundeetako lehen garaipena, Lulak aldaketa estrukturalak egingo ote zituen itxaropenean datza.

 

Baina garrantzitzua da gogoratzea nola Lulak, maila elementean lau urte soilik igarotako metalgintzako sindikalista, eskuratu zuen boterea; zentruko alderdiekin paktuak eginez eta modu honetan bere gobernuan Antonio Palocci (finantziako ministroa) bezalako ministroak sartuz. Hauek, ondorengo gobernu kontserbadoreek finkatutako doktrina neoliberalaren inplantazio prozesuarekin jarraitu zuten. Hala ere, ezker mugimenduan eta gehien baztertutako pertsonen artean itxaropena oraindik piztuta zegoen ezker gobernu honengan.

 

Gobernu honetako lehengo urteetan jarraipen politika bat garatu zen, erreforma handirik ez, baina gizarte laguntzako programa batzuk martxan jarriz, “Fame Zero”, “Bolsa Familia”, “Luz pra todos”, “ProUni” unibertsitaterako bekak, edo “Desemprego Zero” bezalakoak. Plangintza hauek 11 millioi familietarako onuragarriak izan dira, beraz Brasilen bizi diren 200 milloi pertsonetatik 40 milloi inguru plangintza hauekin etekinen bat atera dute. Baina aurrepauso hau politika globalaren kontextuan hausnartu behar da. Hamar mila millioi erreal giza-plagintzetara bideratzen diren bitartean, 140 millioi bideratzen dira sistema finantzierora maileguen interesen moduan. Gaur egun Brasil, kapital finantzieroari ordaintzeko bere PIBaren portzentai handiena erabiltzen duen herria da. Sistemaren paradoxak: sojaren esportazioan lortutako etekinetik bakar bat bakarrik erabiltzen da transnazionalak plantazioetatik kanporatzen ari dituzten familiei laguntza moduan Bere Gobernuko lehengo uneetan, Lularen ardura Brasil hondamen ekonomiko batetik babestea izan zen, behar beharrezkoak ziren erreforma estrukturalak alde batera utziz.

 

Barne politikaren “Bai baina ez” honen aurrean, Lularen nazioarteko politikak gero eta irudi erradikalagoa hartzen ari zen. Alde batetik Latinoamerikan Evo Morales, Hugo Chavez eta Fidelekin batera jaioberria zen “sozialismo berria”-ren zutabe bihurtu zen. Bestalde, Lulak beste herri emergenteekin batera, India, Txina, Hegoafrika…, G-21 izeneko taldea sustatu zuen. Talde honek 2003an Cancún-en burutu zen OMC-ren negoziaketa-bilkuran aurre egin zien EEBB, EB eta Japonen triangelu-botereari, bilkura porrot izugarria izanez amaitu zelarik. Boterearen triangelu horren aurkako lehen oldarraldi honek, OMCren hurrengo negoziazio bilkuretan herri txiroenenganako begirunea zertxobait suspertzeko balio izan zuen, ordura arteko bilkuren egitura, non erabaki guztiak aipatutako traingeluaren interesen menpe zeuden, aldatu behar izan zuten.

 

Lularen agintaldiaren azken urtea eskandaluz josita egon da. Diruz beteriko maletinen joan-etorriak, korrupzioa, legez kanpoko finantziaketa eta botoen erosketa besteak beste dimisioa aurkeztera behartu zituzten PT alderdiko kargu gehienak . Gertakari hauek, alderdi polítiko bezala, bere sendoketaren  bidean PT-k jasan duen metamorfosiaren islada baino ez dira. Gaur egun, Brasileko erakundetze ustelaren muinan kokatu daitekeen alderdi neoliberaltzat jo daiteke PT. Eskandalu salagarri hauek bere ondoko kolaboratzaileak inplikatu bazituzten ere (José Dirceu eta Jose Genuino kasu), Lula presidenteak bere inplikazioa ekiditea lortu du. Era berean, gobernuaren jokabidearekin jarrera kritikoa mantendu duten PT-ko sektoreek kanporatzearekin ordaindu dute beren disidentzia. Ezagunenetarikoak, Heloísa Helena senataria eta beste parlamentariena izan da, 2003ko abenduan goi-karguen erabakien aurka bozkatu ondoren alderditik kanporatuak izan zirelarik.

 

Halere, 2005eko abenduko hauteskundeetan inkestek Lula jotzen zuten faborito argitzat. Lau urte lehenago bezala Lula apustuen lehen lerroan egon arren, Hegoamerikako erraldoiaren giro politikoa bestelakoa zen. Lehen hauteskundeetan herriak zuen itxaropena ahaztuta zegoen jadanik. Lulak honela azaldu zuen publikoki bere mutazio ideologikoa: “gazte bat eskuindarra izanez gero, arazoren bat dauka. Gauza bera heldu bat ezkertiarra bada. Ohikoena, adinarekin erdialdera jotzea da”

 

Movimiento dos Trabalhadores Rurales Sem Terra (MST) eta herrialdeko gizarte mugimendu gehienen arabera, 2005eko hauteskundeek Ptk transnazionalekin eta enpresa handiekin aurretik egindako ituna sendotzeko balio izan zuten. Nekazaritza arloan Lulak nekazal-negozioa, hau da, sojaren esportazioa, babesteko beste ituna garrantzitsua prestatu zuen. Horren truke, Bunge, Votorantin enpresek eta Itau edo Unibanco bankuek diru askorekin PTren hauteskunde kanpaina  finantzatu zuten.

 

Beraz, egoera guzti hori kontuan hartuta, zertan oinarritu zuen Lularen arrakasta berriro Planalto jauregira bueltatzeko? Ez dago arrazoi bakarra, baizik eta arrazoi ezberdin asko. Alde batetik, bere politika kontinuistarekin lau urtetan zehar lortutako konfiantza botere ekonomiko eta erdi-eskuin sektore politikoengan, eta bestetik, ezkerrean izandako aukera faltak (batez ere bigarren bueltan, Geraldo Alckmin PSDB-PFL-ren hautagairen kontra lehiatu zuen eta) Lularen aldeko gizarte mugimenduen mobilizazioa bultzatu zuen. Hala ere, arrazoi garrantzitsuena beste bat izan zen: 2002an Lula boterera eraman zuen gizarteak ez zuen sozialismoa espero, baizik eta hobekuntza sozial eta demokratikoak; neoliberalismoa baretu eta zuzendu. Politika asistentzialistaren bitartez, Lulak eta bere alderdiak aldaketa honen itxaropena bizirik mantendu jakin izan du. Oinarri sozial horrek, bere aldetik, Lula gertukoa sentitzen du, ez du berarengana konfiantza galdu eta jendeak euren arazoak ulertzeko gai izan den hautagai bakarra Lula hartu du.

 

Baina lehendakaritzarako ez ezik, Kongresurako eta Estatuetan gobernadore izendatzeko ere hauteskundeak gauzatu ziren. Emaitzek 2005eko abendu hartan Brasilgo hauteskunde-egoera argi islatu zuten. Alde batetik, herrialdeko Iparraldean, betiko eskuineko familia latifundistek eta oligarkek hauteskundeak galtzen dituzte, Bahiako estatuan Magalhaes familia edo Maranhao estatuan José Sarney presidente ohiaren alaba besteak beste; bestetik, Hegoaldean,  Sao Paulo eta Minas Gerais estatuetan, herrialdeko ekonomiaren sustatzaile nagusiak, nekazale-burgesiaren eragina indartzen da; horretaz gain, PT-k Rio Grande do Sul estatuan galtzen du. Ohiko egoera agerian dago, hau da, ezkerreko Ipar pobrea eta eskuineko Hego aberatsa.

 

Gauzak horrela, Lula bi urtetan presidente aukeratu ondoren, agian haren onarpenaz, lehendabiziko aldiz boterera iristean zeukan irudia erabat aldatzen du. Kanpoko herrialdeek Latinoamerikako sozialismo berriaren barruan ez dagoela hautematen dute eta honek gauzatzen dituen azken egintzek AEBra eta EBra, dudarik gabe, gerturatzen dute. Izan ere, Lula biodiesela etorkizuneko energia bailitzan saltzen saiatzen da eta bost milioi brasildarrek mendian bizirauteko gorriak ikusten duten bitartean, presidentea etanola ekoizteko sustapenean gero eta diru gehiago inbertitzen du. Era berean, haren eskualdean garapenaren alde bultzatzen ari diren proiektuei ez die babesa eman (Hegoaldeko Bankua, Petrosur edo Venezuela Mercosur-ean sarrera). Berriro ere, Lulak zalantzak sortzen ditu, “bai ala ez” jokoan jolasten du; harrezkero “realpolitik”an estatistiko ona ezagutuko zaio.     

 

Eta Brasilen Lulak suposatu duen etsipena barneratuta dago herri mugimenduan, ez dute itxaropenik gobernuan, eta oinarrietatik hasita lan berria suspertzen ari dira, hauteskundeei so egin gabe. Bahia-ko Carpio Fraileak, 20 egun eman dituena gose greban Sao Francisco ibaiaren transbasearen aurka, honela erantzun zuen oraintsu Lularen metamorfosiaz galdetua izan zenean: “Lula jadanik ez da existitzen, gaur egun herrialdearen gobernua Luis Inácio da Silvaren esku dago”. “Lula” herri mugimenduek sortutako ikurra izan da, baina denborarekin bere jatorriekiko loturak hautsi eta ikurra deuseztatuz joan da, egun Lula izena hartzeko duintasuna ere galdu duelarik, aurreko ikurra ez iraintzearren bada ere.

 

Sei urteko agintaldiaren ondoren, Lulak bere agintariengan konfiantza ez duen herri baten aurrean dago (konfiantza eza hau %83,1ekoa da Diputatu Ganbaran, %75,9koa Alderdi politikoengan eta %81,9koa politikoengan orokorrean) eta  horregatik ez da harritzekoa korrupzioa hain zabaldua egotea (kontu auzitegiak azken  bost hilabetetan fiskalizatutako gobernu federalaren errekurtsoekin finantzatutako 213 obren %77ak irregularitateak aurkitu zituen). Herrialde honetan batezbesteko errentak %5 handitzen du baina OCDEak bigarren hezkuntzako zientzietako ikasketen maila neurtzen duen 57 herrialderen zerrendan 50. edo 54.postuan kokatzen du. Herrialde honetan isurbide zerbitzua ez dutenen kopurua %47ra heltzen da eta 7 miloi etxe baino gehiagoko defizita dago. Herrialde honetan piribatizazioek jarraitzen dute (Bahiako errepide 1000 kilometro baino gehiago adibidez) nahiz eta populazioaren gehiengoa aurka egon (brasildarren %62 a pribatizazioen aurka dago, 1995an %45 a alde zegoen arren elkarrizketek dioten legez). Herrialde honetan nekazal enpresa handiek lur zati oso handiak erosten dituzte eta gero eta lur gutxiago dago nekazarien eskuetan. Herrialde honetan oso gauza gutxi aldatu egin direla ematen du.  Jarraitu beharko da Lularengan konfiatzen?