La componíamos tres personas: Sagra, Karla y Pedro.
Nuestro objetivo era doble: por un lado acercarnos al funcionamiento, luchas e ideas presentes en el MST, por otro conocer de primera mano la experiencia educativa que en estos 21 años de existencia han desarrollado en todos los ámbitos educativos. Quisimos acercarnos a la educación formal y no formal, desde las cirandas para los más pequeños hasta la educación de adultos.
La visita fue diseñada para profundizar en cada uno de estos sectores. Así, comenzamos por ir a la Escuela Nacional Florestan Fernández (Sao Paulo), donde pudimos compartir con los alumnos de tres cursos (agroecología, gestión de cooperativas y sociología rural) sus tiempos de formación. Esta escuela construida por el Movimiento es un orgullo para ellos y allí van los futuros cuadros de las comunidades. Continuamos rumbo a Itapeva (Sao Paulo) donde vimos diferentes Agrovilas, asentamientos en movimiento que van configurándose poco a poco tras muchas luchas como referentes del MST en su estado y en otros. Allí experimentamos la lucha bajo la lona que el acampamento “Nuestra Señora María Aparecida” tiene planteada. Sin duda, el acampamento es el mejor ejemplo de Escuela en su más amplio sentido.
A continuación, marchamos a San Mateos (Estado de Espíritu Santo,) concretamente al CIDAP, un centro de formación donde se desarrollaba un curso de agroecología. En este estado, el sector de educación está muy desarrollado y pudimos compartir con muchos educandos y educadores, las dudas, los logros y desafíos en cerca de 10 escuelas de enseñanza primaria, media, centros afines al MST como las Escuelas Familia Agrícola (EFA) y Centros de formación propios del Movimiento. Vimos distintos asentamientos cercanos a las escuelas y el acampamento “Madre Cristina”, con más de 5 años de lucha a sus espaldas y una situación ciertamente insegura. Después continuamos hacia Montes Claros (Estado de Minas Gerais), donde estuvimos en el asentamiento “Estrella do Norte”, un acampamento recién “estrenado” donde aún andaban decidiendo cómo organizarse. En este estado, tuvimos ocasión de compartir unos días en una Quilombola que, a pesar de no integrar el MST, compartía maneras, organización y objetivos con éste. Otra gran experiencia.
Para finalizar nos dirigimos a Salvador de Bahía donde, además de relajarnos entre sus playas y sus gentes, fuimos invitados por los responsables del MST a un proyecto urbano que merece en ese lugar todas las simpatías del MST. Se trataba del CRIA, y constituía una experiencia donde los jóvenes, a través del teatro, la literatura y la música lograban acceder a niveles de conciencia crítica que los hacía menos vulnerables al sistema que los mantenía oprimidos.
Pero las vivencias, emociones y aprendizajes que experimentamos allí, nos los dieron las gentes de esos lugares, a las que seguimos admirando por su fuerza para atreverse a plantar cara a la dictadura del capital que en cada sitio muestra rostros diferentes, y que en el Brasil actual toma forma de desigualdad abismal e injusto reparto de las riquezas.
