El archivo y la institución: un ejercicio de imaginación política

Foto: yifi (mural csoa Laboratorio 1)

Como señala Santi Eraso*, en un contexto en el que se conjugan la democratización de saberes con un fuerte cercamiento de los mismo, hay que pensar por un lado en los objetivos de servicio público de la generación y sostenimiento de archivos, pero al mismo tiempo, en su usabilidad. La manera en la que traducimos lo producido en el proceso de hacer archivo requiere ser pensado. Diferentes dispositivos, posibilitaran unas u otras lecturas, unas puertas de acceso, y posibles futuras relecturas. Abordaremos esto más adelante. Lo interesante ahora, dado el marco de este proceso investigador, es aprovecharlo también para pensar el papel de la institución, y la relación, o posibles relaciones con la generación de conocimiento, que sitúo siempre, en lo social.

Diré, para dejar claro mi punto de partida, que mi -escasa- relación con lo institucional ha pivotado fundamentalmente entre la sospecha y el abierto rechazo, trataré de explicar qué supone este proyecto en mi lectura de la relación conflictiva con la institución (una linea de fuga) que supere la idea del “porque me pagan” pero también que abra la posibilidad real a repensar la relación clientelar (relación de poder, y por tanto compuesta siempre de dos partes, no atribuyo aquí inocencia a “los creadores”) por otras formas de cooperación.

Hay un concepto que afloró en algunas lecturas de la toma de las plazas en mayo de 2011. Era el concepto de confianza. La confianza es algo que se otorga a priori, como una posibilidad de construcción de común. La relación entre institución y emergencias culturales y sociales (de política autogestionaria) rara vez puede calificarse como una relación de confianza, cuando no de todo lo contrario. Sin embargo no se ha cejado en cuestionar esa relación, interrogarla e incluso, practicar colaboraciones e hibridaciones como tentativa de re-pensar el papel de la institución y su relación con la cultura. De un tiempo a esta parte, algunas instituciones incluso, se han abierto a cuestionar su papel central como gestoras, para funcionar más como posibilitadoras.

¿Es posible una relación de confianza con la Institución? Diría que no , y sin embargo es posible establecer una relación de confianza con una institución en una situación dada…

Si bien con muchos interrogantes no resueltos, sí parto de la premisa de que la institución no lo puedo todo, se trata de indagar los límites, y sobre todo, la potencia de la colaboración, del acompañamiento.

Los vínculos y la confianza en el proceso se despliega aquí en varios sentidos: hacia lo social, como el zócalo de la composición de narrativas y hacia la institución como una apuesta conjunta (de ésta y de quien escribe) por experimentar otras relaciones e institucionalidades posibles.

Este trabajo, se inserta también en esa búsqueda, y no es baladí mencionarlo.

Como decía, de unos años a esta parte se han hecho exploraciones interesantes en eso de qué es (y qué puede) una institución cultural. Creo incluso que algunas de ellas tratan de situarse en esa lectura crítica de su propia función desarrollando o abriendo líneas que escapen a la mera integración.

Sabemos también que dentro de la institución operan fuerzas contrapuestas, y resistencias de todo tipo, no nos acercamos inocentemente a esta apertura, pero sí reconocemos ese intento, que como toda tentativa, comporta un riesgo y una potencia.

Estas líneas que aquí escribo, se insertan precisamente en ese espacio.

Decía Santi Lopez Petit** en un texto-conferencia de hace unos años, que en una realidad que se ha hecho una con el capital y que a la vez es pura atomización, había que (re)pensar la relación de integración que habitualmente se le otorga a lo institucional respecto a lo social, una relación que él pone en cuestión por un límite en ambos polos (la incapacidad institucional y el hecho de no haber ya un afuera que se escapa a esa realidad una) y porque, y he aquí lo interesante, hay situaciones en las que podemos operar con otras lógicas que se escapan a esa dicotomía es decir, como él mismo señala: ni la institución se agota en ser mera reproductora de orden ni lo social se agota en la idea clásica de movimiento. Y dice Santi ¿cual es la función de esta relación? Su función es dar continuidad, dar referencialidad y dar espacio. (no son ideas novedosísimas, se viene hablando desde hace años en el entorno de algunos centros sociales de nueva institucionalidad, y sin embargo conviene, a mi modo de ver, reactualizar estas premisas en cada práctica singular y tratar así de darle un suelo) Habrá que pensar entonces, como él señala, el doble desafío de las partes.

Este trabajo es recursivamente experimental: indaga sobre un experimento (El Laboratorio), abre experimentalmente un proceso de memoria y dialogo entre experiencia pasada y presente (entre la pregunta por el hacer archivo, la narración entre lo coral y la primera persona, la generación de sentidos comunes en cada hito sobre el que se asienta, más allá de resultados imprevistos). Lo es también en un tercer sentido y es la relación que explora con la institución.

El encuentro entre otra institución y lo social solo puede darse en el terreno de la experimentación crítica (no sometido a la representación y por tanto al reconocimiento, sino dando valor al proceso y no a la oportunidad, creando complicidad)

Se trata entonces de pensar las posibilidades de ese experimento y esa alianza. Quiero pensar este proyecto también como un pequeño aporte en este sentido, aunque su desarrollo exceda y no dependa directamente de este trabajo sino más bien que éste sirva como contribución a ese lado de la relación que no es el mío. La institución se enfrenta también a sus propios retos y tensiones, en ese sentido me parece políticamente relevante hacer de cada acción un elemento que contribuya al dislocamiento de la rigidez y a que permeen, por el contrario, otras lógicas.

En este sentido también este archivo de dominio público es un instrumento para profanar (esto es, restituir al libre uso) la consagración institucional, o dicho de otro modo, dislocar los cercamientos de lo público-privado y practicar las lógicas del común entre lo social y la institución.

Lo que pasa no despasa, se decía en Sol. Y esto es ya, una memoria compartida, un archivo común de imaginación política. El por-venir nos dirá si contribuyó a la referencialidad, continuidad y la apertura a esa imaginación con desde y también contra la institución.

*https://santieraso.wordpress.com/2017/12/19/archivo-patrimonio-y-bien-comun/

**http://roiginegre-articles.blogspot.de/2008/06/conferencia-de-santiago-lpez-petit-la.html