Bienvenida!
Soy Alba María Campos Lizcano. Entre otras muchas cosas, estudié enfermería y, posteriormente, me especialicé, via EIR, en Enfermería Familiar y Comunitaria. Años después, desencantada con el modelo biomédico hegemónico, estudié Psiconeuroinmunología, ciencia que, actualmente, me apasiona.
«La salud es un proceso en el que también hay cabida para el malestar».
Considero la salud como un proceso que depende directamente del entorno en que vivimos, nos nutrimos, aprendemos, nos relacionamos y nos desarrollamos, crecemos. A este entorno, la ciencia lo denomina epigenética y, por fin, está siendo cada vez más reconocido el impacto que tiene en la salud.
La epigenética es el contexto que hace que un gen pueda o no expresarse. Determina el 98% del ADN que estudiábamos como «ADN basura». Las enfermedades realmente «genéticas«- correspondientes al 2% – se han mantenido estables durante los últimos años, mientras que las «epigenéticas» o «entorno-dependientes» – como las patologías hormonales, cardiovasculares o inmunitarias- han aumentado en los últimos años.
En 2013, dos años después de terminar la universidad, decidí estudiar para acceder al Examen Interna Residente (EIR, como el MIR de medicina, pero menos conocido) con el objetivo de acceder a la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria.
La enfermera comunitaria acompaña en los procesos de salud de personas, familias y comunidades durante el ciclo vital, incluída la muerte.
Es importante reconocer que, dentro del proceso de salud, también hay cabida para el malestar y para emociones que el sistema en el que vivimos reconoce como disfuncionales: la rabia y la tristeza.
Con la expectativa de poder ofrecerme a la comunidad, conseguí plaza para ser Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Había aproximadamente 900 plazas para 20.000 personas que nos presentamos. La formació fue de lo más completa, a la par que deshumanizante. Ahí, y en los siguientes años como profesional, me dí cuenta de que es imposible atender desde una perspectiva integral, en diez minutos de visita, a más de 30 personas que necesitan acompañamiento en sus procesos de salud.
Durante los dos años como Enfermera Interna Residente (EIR), conocí el colectivo Salut entre Totxs. Salut entre Totxs me permitió concebir la salud de una manera muy diferente a como me habían enseñado anteriormente. Gracias a Salut entre Totxs, me di cuenta de la importancia que tiene acompañar a las personas, colectivos y comunidades hacia el empoderamiento en sus procesos de salud, que de «pacientes» se conviertan en «activos en salud» y de co-crear espacios generadores de salud en los que podamos compartir el malestar y replantearnos el significado del concepto de salud.
«Es muy importante que las personas que necesitan acompañamiento en sus procesos de salud se empoderen, pasando de ser pacientes a ser activos en salud.»
Terminé la especialidad en 2015 y estudié un Postgrado en Nutrición Clínica y Salud Global y, posteriormente, otro Postgrado en Gestión Emocional, Coaching y PNL con el objetivo de mejorar el acompañamiento en procesos emocionales de las personas que venían a buscar ayuda al CAP. Me hacía mucha ilusión difundir lo aprendido y realicé varias ediciones de la formación «Gestión emocional y adaptación al cambio en Atención Primaria» en el Colegio de Enfermería de Barcelona, donde fuí vocal de Enfermería Comunitaria durante unos años.
Posteriormente, inicé la formación de Proceso Bioenergético en la escuela Mayéutica y aprendí que las emociones no se gestionan, que las emociones se atraviesan, son cíclicas, y que, muchas veces, éstas se corresponden con el ciclo de las estaciones, el ciclo de la luna y nuestro ciclo menstrual. Así, descubrí la importancia de darle valor a todas y cada una de ellas y a dejar de vivir como individues acorazades. La oscuridad, la contracción, la tristeza… nos llevan hacia adentro, nos conectan con nosotras mismas; nos llevan a parar para coger impulso y brillar después hacia afuera con mucha más luz. De la misma manera, la rabia, nos conecta con nuestros límites y con nuestro centro.
Es imposible cumplir con la «happycracia» que nos vende el capitalismo, en la cual, parece que es posible estar siempre felices para poder producir y consumir, y alcanzando la felicidad a través de este consumo. El libro «La Sociedad del Cansancio» de Byung-Chul Han me ayudó mucho a entender la sociedad enferma en la que vivimos actualmente: la sociedad del hiperrendimiento y la frustración.
Durante mi trayectoria «profesional», tuve que coger aire y cargar mi energía varias veces. Varias veces sentí que necesitaba reubicarme en la vida y mirarla con un poco de perspectiva. En 2017, viajé a suramérica junto con, Alba Parrado (de Mirada Tribal). Hicimos un voluntariado con Enfermeras para el Mundo, en La Paz, donde acompañamos a niñas y adolescentes víctimas de violencia familiar y violencia sexual, cuyas vidas estaban institucionalizadas, y las formamos como Agentes en salud.
Años más tarde, colaboramos con Be Artsy en un proyecto incipiente de abordaje del Chauppadi en Nepal, que me hizo cuestionarme mucho la labor de las ONG europeas y el colonialismo que ejercemos desde nuestra «supremacía blanca» y. a la vuelta, decidí invertir parte de mi energía en el activismo local, sin necesidad de entrometerme en otras culturas. Sobre esta experiencia, escribí dos artículos: «Empoderamiento femenino en Basti. Chauppadi sí o no? Vosotras decidís.» y «Kunti Bandali. Terreno pisado», que recomiendo fuertemente que leáis.
Después de esta experiencia, hice un experto en Feminismos Negros y feminismos Islámicos. La lectura de Calibán y la Bruja, de Silvia Fredericci, junto con esta formación, me amplió y consolidó la perspectiva de género y el impacto del patriarcado en nuestras vidas y en nuestros procesos de salud.
Con esta trayectoria, recibí el premio «10 infermeres que ajudaran a canviar el mon de la salut» en la III Edició dels premis #Tenimtalent de la Sociedad Catalano Balear de Enfermeria. Decidí grabar un video en el hort okupado de Ca la Trava (Gràcia), en el que hablaba de la necesidad de que las enfermeras familiares y comunitarias no nos limitemos a «la consulta de primaria», sino que también nos corresponde – como al resto de la poblaicón- luchar y organizarnos por tener cubiertas necesidades tan básicas como la de la vivienda, que, además de una necesidad, es un derecho fundamental.
Continué trabajando y sentí la necesidad de formarme en algo que tuviera una perspectiva mucho más integral: LA PSICONEUROINMUNOLOGÍA – nombre corto. El nombre que se debería utilizar es PSICO-NEURO-SOCIO-ENDOCRINO-INMUNOLOGÍA. Lo hice con la empresa Regenera y me considero una apasionada de esta perspectiva.
La PSICONEUROINMUNOLOGÍA es una ciencia que relaciona todos los sistemas del cuerpo humano con una gran evidencia científica y utiliza como herramientas claves la nutrición desde un punto de vista evolutivo, el ejercicio físico funcional, la terapia emocional y la comprensión de la fisiopatología de los trastornos de salud.
Durante el confinamiento, redescubrí mi aficción por escribir, y publiqué un artículo en Diari sanitat, «La salud como proceso, más allá de la guerra contra un virus». Aproveché la oportunidad para reflexionar sobre el impacto del aislamiento en la salud -sobre todo en la salud mental y en el índice de suicidios, o en las personas que han de aislarse con sus maltratadores/abusadores; sobre la desvalorización de los cuidados, el impacto del trabajo asalariado en la salud y la importancia de crear entornos promotores de salud.
En esta misma línea, colaboré con los programas «Rompiendo el aislamiento» de RadioBronca y «Asamblea de Majaras», de radio Contrabanda.
El artículo: La salud como proceso, más allá del coronavirus. Carta de una enfermera familiar y comunitaria, fue publicado por la revista anarquista Aquí y ahora de Aluche y Carabanchel, en el periódico Solidaridad Obrera y en Kaos en la Red. Aquí desfogué toda mi rabia contra el sistema sanitario en sí, cuyo objetivo es perpetuar cuerpos productivos para el sistema capitalista, lejos de promover «cuerpo-mentes saludables», rabia contra los aplausos de las 8 hacia los «superhéroes» y rabia ante la impotencia que sentía ante la situación en general. La salud es un proceso que depende más de los entornos saludables que del sistema sanitario, y esto no le importa prácticamente a nadie. El marketing publicitario que ofrecen diversas industrias, como la alimentaria o la de belleza, junto con la violencia neuronal a la que nos somete la sociedad del hiperrendimiento, crean sociedades cada vez más enfermas.
El aislamiento y la falta de vínculos, jamás serán promotores de salud. La esclavitud de la productividad y el ocio de consumo, tampoco.
El artículo llegó a Italia y Argentina, y fue publicado por la editorial lazo en el libro Coronavirus, crisis y confinamiento.
Con todo esto, me presento como una persona curiosa que considera que, dentro de la sociedad enferma en la que estamos, podemos ser generadores de cambio en nosotras mismas y en nuestro entorno.
Considero la salud como un ejetransversal a nuestras vidas y considero también que, en estos tiempos que corren, politizar la salud es una necesidad.
Politizar la salud es hacer que la salud vuelva a la «polis», al pueblo. Es empoderarnos en nuestros procesos de salud y los de la comunidad.
La salud es una herramienta política y de transformación social.
Los acompañamientos en salud que me ofrezco a realizar serán desde la escucha, con todo el conocimiento que he ido adquiriendo durante mi trayectoria personal, política y profesional, y desde la perspectiva integral y transformadora que me ofrece la psiconeuroinmunología.
El objetivo principal de la consulta será ofrecer la mayor tranquilidad y bienestar a la persona y abordar la situación desde la forma más integral posible. Cualquier síntoma se desarrollará en un contexto emocional-social-físico-psicológico determinado. Nunca conseguiremos «la cura» si no tenemos en cuenta todos estos factores, tanto en la actualidad, como en el momento en el que se inició el malestar.
Te acompañaré en tu proceso de salud, respetando los tiempos necesarios y empoderándonos mutuamente en el proceso para abordar la causa que provoca el malestar.
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