Texto leído en la manifestación del 25 de Noviembre de 2020, Día Internacional de lucha contra la violencia hacia las mujeres*
En Alemania hay un grave problema de violencia de género:
115.000 casos de violencia de género se registraron en el año 2019
337 mujeres* fueron asesinadas durante el año 2019 y en lo que va del 2020. Cada 28 horas una mujer sufre intento de asesinato en Alemania según las estadísticas oficiales.
2 denuncias por violación se registran por día en la ciudad de Berlín
Aunque la mayoría de las mujeres* son asesinadas por sus parejas y ex parejas (los llamados feminicidios íntimos), no basta con recopilar datos sobre la violencia en las parejas únicamente, ni a partir de una edad puesta al azar como lo hace la BKA desde 2015. La violencia patriarcal no es una cuestión privada, tampoco conoce fronteras, ni distingue clases sociales, ni edad (la víctima más joven tenía 2 años mientras que la mayor tenía 94 años). Esta violencia es especialmente extrema contra personas trans, quienes se encuentran mucho más expuestas a ella en todos los ámbitos. Además, este tipo de violencia se ha agravado aún más en el contexto de la pandemia, pues muchas de las mujeres se han visto forzadas a quedarse en casa y por lo tanto, están más expuestas a sus agresores.
La violencia de género se agrava también por otros factores como las diferencias económicas, culturales, de idioma, religiosas, la racialización, el estatus legal o migratorio. Teniendo en cuenta todos estos factores vemos que las mujeres* migrantes y refugiadas son especialmente vulnerables en este sentido. Muchas de ellas no denuncian la violencia de la que son víctimas por miedo a arriesgar su estatus legal y muchas de las que se atreven a denunciar, son revictimizadas o son objeto de racismo y/o xenofobia por parte de las autoridades competentes. Además, gran parte de las mujeres*que trabajan en el sector de cuidados y servicios que mantienen nuestra sociedad funcionando no cuentan con ninguna protección porque están “ilegalizadas”.
Denunciamos que el Estado se empeña en mirar hacia otro lado y no acciona ante las violencias ejercidas hacia las mujeres* que acabamos de mencionar y agregamos que:
- De 100 violaciones denunciadas, en promedio sólo 13 terminan en una condena.
- Muchos de los perpetradores ya son conocidos por la policía, pero a menudo se subestima la grave amenaza para las mujeres.
- los centros de refugios para mujeres y niños y casas de asistencia están superadas en su capacidad, sin poder recibir a todas las que solicitan ayuda. Lo cual genera en la mayoría de esos caos como única salida la convivencia forzada con quien ejerce violencia.
- Algunos de los feminicidios se califican como homicidios involuntarios, otros como homicidios dolosos, pero en ninguno de los casos se tiene en cuenta que a las mujeres* se las asesina por el hecho de ser mujer, es decir, por su género, y que esto tiene un efecto en la condena del feminicida.
Por lo tanto:
- Exigimos que la policía tome TODAS las denuncias por violencia de género y que se califiquen como tal, ya que desde esta institución no solo a menudo no aceptan que las mujeres* denuncien, sino que además las desalientan a que denuncien a sus agresores.
- Exigimos que en la prensa se haga eco de la situación de violencia que sufren las mujeres* y la lucha que llevamos quienes la combatimos.
- Exigimos la tipificación del delito de feminicidio como lo que son: asesinatos porcuestiones de género contra mujeres* y cuerpos feminizados.
- Exigimos el fin de la complicidad del Estado en la reproducción de la violencia de género, la revictimización y la perpetuación de la impunidad ante la violencia, desaparición y asesinato de mujeres* y cuerpos feminizados.
- Exigimos la inclusión de protocolos con perspectiva de género en las instituciones encargadas de investigar, sancionar y reparar los crímenes de violencia contra las mujeres* y cuerpos feminizados.
- Exigimos un enfoque sensibilizado en materia de género dentro de las instituciones encargadas de recibir y procesar las peticiones de asilo que garanticen la protección a niñas y personas FLINT* y eviten su deportación a países en los que corren riesgo de sufrir violencia y donde sus derechos humanos no estén garantizados.
Todas las hermanas asesinadas en Alemania y el mundo ( Público: presentes, ahora y siempre!!)
ni una menos
vivas nos queremos
Deutschland hat ein gravierendes Problem mit geschlechtsspezifischer Gewalt:
Im Jahr 2019 wurden 115.000 Fälle von Gewalt dieser Art angezeigt.
337 Frauen wurden im Jahr 2019 und bis jetzt im Jahr 2020 getötet.
In Berlin werden jeden Tag 2 Vergewaltigungen angezeigt.
Obwohl die meisten Frauen* von ihren Partnern und Ex-Partnern getötet werden, reicht es nicht aus, nur die Gewalt in Paarbeziehungen zu erfassen, wie es das BKA seit 2015 tut. Patriarchale Gewalt ist keine Privatangelegenheit und kennt weder Grenzen noch unterscheidet sie soziale Schichten oder Alter (das jüngste Opfer war 2 Jahre alt, während das älteste 94 Jahre alt war). Trans-Personen sind dem Problem in vermehrtem Maße ausgesetzt. Diese Art von Gewalt hat sich im Zusammenhang mit der Pandemie verschlimmert, da viele Frauen gezwungen sind, zu Hause zu bleiben, und dadurch ihren Tätern ausgeliefert sind.
Geschlechtsspezifische Gewalt wird durch andere Faktoren wie wirtschaftliche, kulturelle, sprachliche und religiöse Unterschiede, Rassismus sowie Rechts- oder Migrationsstatus verschlimmert. Unter Berücksichtigung all dieser Faktoren wird deutlich, dass Migrantinnen und geflüchtete Frauen in dieser Hinsicht besonders gefährdet sind. Viele von ihnen melden die Gewalt, die sie erleiden, nicht aus Angst, ihren rechtlichen Status zu gefährden. Viele von denen, die sich doch trauen, werden von den Behörden schikaniert oder erleben Rassismus oder Xenophobie. Hinzu kommt, dass viele Frauen, die im Sektor der Carearbeit und der Dienstleistungen arbeiten, welche die Gesellschaft am Laufen halten, nicht geschützt sind, weil ihr Status ” illegal” ist.
Wir prangern an, dass der Staat willentlich wegschaut und nicht gegen die gerade beschriebene Gewalt gegen Frauen* vorgeht und wir fügen folgendes hinzu:
- Von 100 gemeldeten Vergewaltigungen enden im Durchschnitt nur 13 mit einer Verurteilung.
- Viele der Täter sind der Polizei bereits bekannt, aber die ernste Bedrohung für Frauen wird oft unterschätzt.
- Die Geflüchtetenheime für Frauen und Kinder sind überfüllt und nicht in der Lage, alle Hilfesuchenden aufzunehmen. In den meisten Fällen besteht der einzige Ausweg aus diesem Chaos darin, mit dem Gewalttäter zusammenzuleben.
- Einige der Feminizide werden als Totschlag klassifiziert, andere als Mord, aber in keinem der Fälle wird berücksichtigt, dass Frauen getötet werden, weil sie Frauen sind, d.h. wegen ihres Geschlechts, und dass sich dies auf die Verurteilung des Täters auswirken muss.
Deshalb:
- fordern wir, dass die Polizei ALLE Beschwerden über geschlechtsbezogene Gewalt aufnimmt und sie als solche klassifiziert, da oft nicht nur nicht akzeptiert wird, dass Frauen Anzeige erstatten, sondern sie auch aktiv davon abgehalten werden, ihre Aggressoren zu anzuzeigen.
- Wir fordern von der Presse ein Echo auf die Gewalt, unter der Frauen* leiden, und auf den Widerstand derjenigen von uns, die dagegen kämpfen.
-Wir fordern die Einstufung des Verbrechens des Feminizids als das, was es ist: ein geschlechtsspezifischer Mord an Frauen* und weiblichen Körpern. - Wir fordern ein Ende der Komplizenschaft des Staates bei der Reproduktion von geschlechtsspezifischer Gewalt, die erneute Viktimisierung und die Aufrechterhaltung der Straflosigkeit für Gewalt, das Verschwinden und die Ermordung von Frauen und weiblichen Körpern.
- Wir fordern die Aufnahme von Programmen mit einer Gender-Perspektive für die Institutionen, die für die Untersuchung, Sanktionierung und Wiedergutmachung von Gewaltverbrechen gegen Frauen und feminisierte Körper zuständig sind.
- Wir fordern einen gendersensiblen Ansatz innerhalb der für die Aufnahme und Bearbeitung von Asylanträgen zuständigen Institutionen, der den Schutz von Mädchen und FLINT*-Personen garantiert und ihre Abschiebung in Länder verhindert, in denen sie von Gewalt bedroht sind und in denen ihre Menschenrechte nicht garantiert werden können.