¡FUERA SALAS DE JUEGO DE NUESTROS BARRIOS!
Por desgracia, el gran negocio del juego ha llegado a nuestras calles, multiplicando la cantidad de locales abiertos. Nos venden la idea de éxito, tanto económico como social, ganando dinero rápido. Pero no cuentan la realidad: la banca siempre gana, robando a nuestras vecinas y vecinos y destruyendo nuestras vidas.
¿Quiénes son estas empresas? ¿Quién se beneficia del juego?
En Zaragoza hay varios salones de juego y casinos, y su número está en aumento. Pertenecen a tres de las grandes empresas nacionales de este sector: Codere, Sportium y Bwin. Todas ellas cuentan con miles de máquinas de juego por todo el país, sobre todo en barrios obreros como el nuestro.
Sus negocios son uno de los sectores que más ha crecido en plena crisis pese a que ni crean empleo ni sus beneficios revierten en nuestra sociedad. Todo lo contrario, llenan sus bolsillos a costa del sufrimiento de miles de personas que dejan sus ahorros y su salud en tan despreciables negocios.
Los políticos están protegiendo e incentivando a estas empresas, modificando la legislación para que puedan abrir miles de locales y adaptándola según sus exigencias. En lugar de posicionarse en contra de este tipo de negocios tan peligrosos, el estado los fomenta.
¿Cómo se enriquecen?
Nos intentan vender la posibilidad de alcanzar una posición económica y social ideal, utilizando estrategias de marketing que previamente han sido estudiadas para influir psicológicamente en el potencial jugador. Luces y sonidos llamativos, locales sin ventanas para perder la noción del tiempo, ninguna forma de contabilizar el dinero, bebidas y comidas baratas, bonos de bienvenida para empezar a apostar…
Es como si un camello te invita al primer chute y te hace ofertas hasta que te enganchas. Todo vale en estos negocios para seguir ganando adeptos. Los anuncios y reclamos están por todas partes, sin tener en cuenta quién lo ve, qué se vende y lo que genera. Radio, prensa, internet, TV… En Zaragoza están presentes hasta en los autobuses urbanos, a la vista de niños y jóvenes cada día. Tu prima, tu hermano, tu vecina… todos y todas estamos expuestos.
¿Qué problemas generan en el barrio?
Enfermedad; como la droga, crea adicción, la ludopatía. Los juegos y máquinas están estudiados para incitar a seguir jugando. La deuda te lleva a jugar de nuevo; es una espiral que lleva a muchas personas a destrozar sus vidas, la de sus familias y su entorno. Cada año el número de enfermos por ludopatía aumenta, sobre todo entre la población más joven.
Empobrecimiento y ruina. El juego causa problemas económicos muy graves, ya que hay personas que se endeudan terriblemente. Esto lleva a otras situaciones problemáticas (pérdida de trabajo, de amistades, aislamiento social, desahucios, otras adicciones…). En nuestro barrio como en muchos otros, la crisis ha afectado a muchas familias. Ante la necesidad de ganar dinero rápido, muchas personas ven en el juego una salida que estos negocios aprovechan como carroñeros ante su presa.
Pérdida de nuestros espacios y degradación del barrio. Estos locales de juego y sus grandes paneles publicitarios cada vez ocupan más. Nuestros barrios pierden pequeños comercios, dotaciones sociales y comunitarias mientras estos negocios crecen en nuestra ciudad.
No es casualidad que estos negocios invadan nuestros barrios. Se aprovechan de que los locales son más baratos que en el centro de las ciudades y que con la crisis muchos pequeños negocios hayan tenido que cerrar.
De esta manera, un barrio con diversidad de ocio, cultura y de pequeñas tiendas pasa a tener sus calles llenas de casas de apuestas y locales de juego donde no hay más vida ni oferta para sus vecinos que la adicción y el lucro de unos pocos.
¿Qué podemos hacer?
Informar, buscar información, hablar de este problema con tus vecinos y vecinas.
Visibilizar nuestro rechazo a esta lacra, a esta trampa en la que las empresas se lucran a costa de nuestra vida y nuestras relaciones, tratando de crear conciencia y que nuestro barrio no se deteriore con este tipo de negocios.
Organizarnos colectivamente contra estas empresas que quieren ganar capital a nuestra costa. Rechazar estos establecimientos y la miseria que generan en nuestras vidas. Realizar acciones de denuncia y boikot hasta su cierre. Conseguir que se vayan de los barrios.
Evitar el estigma social de las personas que ya han caído en problemas de adicción. Mientras el estado permite el negocio del juego, se desprecia a sus víctimas, como si ellas fueran las responsables de todas las artimañas, marketing y engaños que las empresas han utilizado para engancharles.
Ocupar nuestro ocio en actividades totalmente diferentes, que fomenten las relaciones sanas entre las personas, la autogestión de nuestras vidas, la reflexión crítica… en lugar del individualismo, la manipulación y el consumismo que el capitalismo nos ofrece. En nuestro barrio y ciudad hay proyectos que merecen la pena, donde todas las personas pueden participar de igual a igual, sin relaciones mercantilizadas.
¡NO A LAS CASAS DE APUESTAS!
¡POR UN OCIO SANO!