El 1º de Mayo es el día de los trabajadores y trabajadoras, en memoria de los obreros anarquistas asesinados en Chicago en el año 1887 por reivindicar la jornada laboral de 8 horas, convirtiéndose en mártires de la lucha obrera.
El anarquismo ha sido, en toda época y lugar, difamado y sanguinariamente perseguido por quienes detentan el poder o aspiran a él.
Con la historia del Primero de Mayo sucede lo mismo. Los medios de comunicación, partidos políticos y sindicatos estatistas pretenden vaciar de contenido y manipular la historia obviando el verdadero origen y significado de esta fecha para convertirla en la »fiesta del trabajo».
El sentido del 1º de Mayo viene de la conmemoración de la revuelta de Haymarket en Chicago en pos de las ocho horas de trabajo, siendo un verdadero éxito las jornadas de huelga concentrando a miles de obreros/as.
Para frenar el auge de las protestas e iniciar una sangrienta criminalización, el Estado orquestó un montaje policial y la clase dominante usó este incidente como pretexto para desatar su planeada ofensiva con ayuda de la prensa. Comenzó así una caza de brujas contra los sectores más revolucionarios, principalmente contra anarquistas. Se clausuraron los periódicos y locales obreros, y los mítines fueron prohibidos en todo el país.
Ocho obreros anarquistas fueron detenidos: George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebe y August Spies, condenando a muerte en la horca a cinco (uno de ellos se suicidó) y a reclusión a otros tres. Nunca se pudo demostrar que fueron ellos quienes lanzaron la bomba, convirtiéndose en mártires de la lucha obrera.
Por todo esto, reivindicamos el Primero de Mayo como una jornada de lucha revolucionaria y de clase, no folclórica y subvencionada. Contra el Parlamentarismo y los comités de empresa, por la autoorganización entre iguales y la acción directa. Contra el Estado y el Capital, por la Revolución social.
¡Viva la Anarquía!
»Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, está bien: mátenme». Albert Parsons.
Texto y octavilla de: http://ateneolibertariokamocholibre.blogspot.de/
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