UN MODELO ALTERNATIVO DE PRODUCCIÓN DISTRIBUCIÓN Y CONSUMO DE ALIMENTOS
Como venimos contando, nos gusta buscar el lado positivo del posible colapso de las estructuras económicas y políticas actuales, planteándolo como una oportunidad para sustituirlas por otras nuevas, creadas de manera participativa, que tengan como referencia la sostenibilidad medioambiental y la igualdad social, ya que las instituciones actuales nos han llevado a una situación de grave deterioro medioambiental y crecientes desigualdades sociales.
PRINCIPIOS DE LAS COOPERATIVAS AGROECOLÓGICAS
Para buscar pistas sobre cómo gestionar los recursos en base a otros valores contamos con un montón de proyectos que basan su funcionamiento en la cooperación y la gestión horizontal. En el ámbito de la producción, distribución y consumo de alimentos hace más de 20 años que existe un modelo que rompe con los antagonismos que genera el mercado, donde hay una división entre quien produce y quien consume, donde no sabemos de dónde proviene lo que comemos, ni cuántos productos químicos lleva, ni en qué condiciones están las agricultoras, ni cuántos intermediarios hay durante el proceso desde que se cosecha hasta que llega a nuestras manos.
Este modelo es el que siguen las cooperativas unitarias de producción, distribución y consumo de productos de huerta. Estas cooperativas practican una relación directa entre quienes producen, distribuyen y consumen, que gestionan conjuntamente todo el proceso. Esto supone una corresponsabilidad y un compromiso entre todas las partes: se planifica en común lo que se va a cultivar, partiendo de las necesidades concretas y, en base a ello, se producen, distribuyen y consumen, en circuitos cortos, productos ecológicos y de temporada.
Un pilar básico de estas cooperativas es la práctica de la agroecología, idea mucho más amplia que la de agricultura ecológica, que lo que hace es eliminar de los cultivos los productos químicos, pero puede ser compatible con grandes plantaciones dirigidas por la lógica capitalista, con explotación de recursos naturales y humanos, transportes a largas distancias, etc.
Agroecología es el conocimiento integrado (cultural, social, político, económico, ecológico, etc.) y el desarrollo de ecosistemas agrarios, incluyendo las sociedades humanas en el ecosistema y considerando interdependientes el sistema económico y el medio natural. Requisitos para que exista un verdadero equilibrio e integración son la proximidad entre la producción y el consumo, la eliminación de intermediarios, la inclusión de los residuos que se generan en el propio circuito y la integración en un movimiento social.
ORGANIZACIÓN DE LAS COOPERATIVAS
Una de estas cooperativas es Surco a Surco, que empezó su andadura en 2002, con la huerta en Montejo de La Sierra y los grupos de consumo en Madrid y que un año después, trasladó las tareas agrícolas al Valle del Tiétar, manteniendo los grupos de consumo en varios barrios de Madrid.
La cooperativa se compone de los grupos de consumo citados más el grupo de trabajo que realiza el grueso de las labores de la huerta. En cuanto a la gestión, es de tipo asambleario, es decir, todas las personas participan en el proceso de toma de decisiones, tanto quienes pertenecen al grupo de trabajo como a los grupos de consumo. Para ello, se realiza una asamblea de coordinación mensual a la que asiste una representación de cada grupo. En esta asamblea se presentan las cuentas del mes, el grupo de trabajo hace un informe sobre el estado de las huertas, cada grupo comenta su situación, se hace una valoración de los repartos y se tratan todos aquellos temas que surgen en el día a día de la cooperativa (que no son pocos). En el caso de que haya que tomar decisiones, éstas son planteadas en dicha reunión, para que sean discutidas en cada grupo y lleven una posición concreta a la próxima asamblea de la cooperativa.
Por su parte, cada grupo se organiza de forma autónoma, teniendo como compromisos respecto a la cooperativa el pago de las cuotas (en el caso de los grupos de consumo) y la asistencia a las asambleas de la cooperativa, así como llevar una opinión a las mismas sobre las decisiones que se planteen. Actualmente, además del grupo de trabajo, existen 8 grupos de consumo, 2 en Aluche, 1 en Batán, 2 en el Barrio del Pilar, 2 en Lavapiés y uno en Arganzuela.
En cuanto a las tareas, además de la producción, que asume el grupo de trabajo con el apoyo de las consumidoras, que colaboran en la huerta acudiendo un día al mes, hay otras como la contabilidad, gestión de la lista de correo, organización de actividades, etc., que son realizadas por cualquier persona de la cooperativa. Para responder a necesidades concretas en el tiempo se crean comisiones o grupos de trabajo que presentan informes de sus conclusiones a la asamblea de la cooperativa.
Además de las asambleas de coordinación mensuales y las reuniones de las comisiones, que se encargan de asuntos concretos, se realiza una vez al año el plenario, que es una asamblea a la que están convocadas todas las personas de la cooperativa, y que es donde se toman las decisiones de mayor calado, que afectan al funcionamiento del proyecto.
PRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓN Y REPARTO DE LA PRODUCCIÓN
Las verduras son recogidas semanalmente por el grupo de trabajo y trasladas a Madrid por una persona que se encarga de esa tarea. Se distribuyen en los puntos de recogida de cada uno de los grupos de consumo. Allí llegan las cajas con cada producto y, en cada lugar, el grupo se organiza para dividirlas entre el número de cestas correspondiente.
La producción se reparte equitativamente entre el número de cestas que haya, de tal forma que no se da relación alguna entre el peso del producto y su coste. Se valora así la cantidad de trabajo realizado en lugar de la cantidad producida. El hecho de que el kilo de las verduras que nos comemos no tenga un precio dado, rompe con uno de los paradigmas del sistema de mercado, que es el de la oferta y la demanda. El precio no está sujeto a la cantidad de verdura disponible, excusa usada por las distribuidoras para definir ellas los precios, pagando lo que quieren a quien produce y decidiendo cuánto debemos pagar quienes consumimos. La cantidad que se produce se calcula en función de lo que se considera suficiente para cubrir las necesidades alimenticias de hortalizas de una persona. Este cálculo es relativo, y la cantidad de verdura que finalmente llena una cesta depende de muchos factores. En general, la cesta de invierno puede quedar algo corta, compensándose con las de verano, generalmente más abundantes.
ECONOMÍA DE LAS COOPERATIVAS
Cada persona de los grupos de consumo aporta una cuota fija para el sostenimiento económico de la cooperativa. Además, hay una aportación extra por cada cesta y en esta participan también las personas del grupo de trabajo. La aportación extra se suele sacar de eventos organizados por cada grupo. Además de estos ingresos fijos se suelen organizar actividades como fiestas, venta de calendarios, camisetas, bolsas, etc., para complementar los ingresos de la cooperativa, con el fin de que esta sea viable, ofreciendo una asignación aceptable a la gente del grupo de trabajo, cubriendo los demás gastos del proceso de producción, mientras, por otro lado, la cuota resulte asequible para cualquier persona que quiera participar en un grupo de consumo. Además, se intenta que los ingresos permitan crear unos fondos para afrontar, tanto situaciones de emergencia, como previsiones de gastos futuros.
PLANIFICACIÓN DE LA PRODUCCIÓN
Antes de iniciar la siembra de una nueva temporada, el grupo de trabajo hace una propuesta de planificación agrícola en la que se presentan los cultivos que se darán en dicha temporada, así como la cantidad aproximada. Esta propuesta se estudia en cada grupo de consumo, dando su visto bueno o planteando modificaciones (ya sea pidiendo más de un producto, o menos, así como proponiendo algún cultivo nuevo) que al ser puestas en común con el resto de grupos, dan la planificación agrícola definitiva.
UN MODELO NO COMPETITIVO
El objetivo de este tipo de cooperativas, además de la cuestión práctica de abastecerse de verduras, es plantear un modelo de producción, distribución y consumo, basado en valores alternativos al individualismo competitivo, proponiendo la autogestión y el apoyo mutuo como principios de funcionamiento. Se plantea un modelo que parte de las necesidades para producir en función de éstas. Se producen recursos para cubrir esas necesidades, no se producen mercancías para su venta.
Un ejemplo de esta intención de extender los valores en que se basan este tipo de experiencias, lo tenemos en la manera en que surgió el otro proyecto que también tiene sus huertas en el Valle del Tiétar, la cooperativa agroecológica La Zarzosa.
Cuando la tarea hortícola de Surco a Surco se trasladó al Valle del Tiétar, se creó un grupo de consumo en la propia comarca. Cuando este grupo adquirió un cierto tamaño, se planteó la posibilidad de que éste fuera la semilla de una nueva cooperativa, que extendiera a otros lugares este modo de funcionamiento y los valores que lleva implícitos. Así, se realizaron encuentros por la zona, con gente que pudiera estar interesada en este modelo y se contactó con personas de Talavera de la Reina, a través de la tienda de comercio justo de esa ciudad.
Fruto de estos contactos nació, en 2005, la cooperativa agroecológica La Zarzosa, con las huertas en el Valle del Tiétar y las consumidoras en el propio valle y en la ciudad de Talavera.
Esta cooperativa se basa en los mismos principios que la anterior y tiene un funcionamiento similar, aunque difiere en pequeños detalles, ya que al ser un proyecto asambleario, se va adaptando a las circunstancias del propio grupo. Por ejemplo, en este caso, hay una asamblea única de toda la cooperativa, que se realiza en la propia huerta, aprovechando el mismo día de trabajo colectivo (sábado o domingo verde) que se hace una vez al mes. Es decir, se simplifican un poco las reuniones mensuales comparado a Surco a Surco, pues así lo permiten el menor tamaño de La Zarzosa y la mayor cercanía de las consumidoras a la huerta, manteniéndose el formato de plenario anual y de comisiones para tareas específicas.
Otra diferencia entre estas dos cooperativas, está en el modo de distribuir la verdura, ya que en Surco a Surco, como se comentó, el traslado a Madrid es realizado por una persona del grupo de trabajo, mientras que en la Zarzosa, el traslado a Talavera es realizado por personas del grupo de consumo, de dicha localidad, que se turnan para hacer esa tarea.
Un elemento novedoso que incorporó la Zarzosa a sus fines, es la producción de semilla y plantel para sus propios cultivos. Esto es muy interesante, ya que supone un paso más hacia la soberanía alimentaria, que también es un concepto que está presente en el ideario de este tipo de cooperativas.
Como vemos, existen pequeñas diferencias entre ambos proyectos, debido a sus circunstancias particulares, lo que demuestra la capacidad de adaptación al contexto del funcionamiento participativo. Al contar con la opinión de todas las personas que componen el proyecto, expresada a través de las asambleas, se buscan las mejores soluciones para beneficiar a todo el grupo, gracias a la inteligencia colectiva que funciona en los proyectos autogestionados. Esto hace que cada cooperativa tenga sus particularidades, aunque compartan unos principios ideológicos que se han ido explicando y resumimos aquí:
- Toma de decisiones colectiva, de manera horizontal, a través de asambleas.
- Participación activa y colaborativa de todas las personas implicadas en el proceso de producción, distribución y consumo.
- Proyecto dinámico, en evolución, flexible, vivo y creativo, que se adapta a las necesidades de sus participantes.
- Aprendizaje del trabajo en equipo abierto a la participación en igualdad entre mujeres y hombres.
- Contribución al mantenimiento del mundo rural, con intercambio de conocimientos con la población local.
- Producción de alimentos de calidad de manera no agresiva con el medio ambiente.
- Consumo local y de temporada para reducir el gasto de energía.
- Relaciones entre habitantes de la ciudad y el campo, con intercambio de experiencias, formas de vida, etc.
- Práctica del desarrollo y evolución de un modelo de economía alternativa.
- Propiedad colectiva de los medios de producción. Hasta hace poco esto se reducía a las herramientas y máquinas, pero ahora en las cooperativas se están empezando a adquirir tierras en régimen de propiedad colectiva responsable (sobre este modelo de propiedad colectiva responsable haremos una entrada específica para desarrollar la cuestión).
Todas estas características encajan con los valores que proponemos desde este blog, como el apoyo mutuo como principio fundamental en las relaciones sociales y la autogestión como forma de desarrollar los procesos colectivos, teniendo presente la interdependencia entre las personas que componen la sociedad y reconociendo que cualquier sistema, económico, político, etc. que creemos, ha de ser concebido como un subsistema, que deberá encajar en uno más amplio que es la biosfera.