
Recientemente nos ha alegrado la noticia de la publicación traducida del último libro de Arun Kundnani de la mano de la editorial Katakrak “Qué es el antirracismo y por qué significa anticapitalismo” (2024), siguiendo la publicación de “Capitalismo Racial” por la editorial Cambalache (2022), que nos ofrecía una recopilación de conferencias y textos del autor. En este último libro se puede encontrar el planteamiento fundamental de Kundnani sobre la regeneración constante del antirracismo y la necesidad de una comprensión estructural de este fenómeno que nos permita desarrollar movimientos y alianzas fuertes, alejados de posturas liberales, que puedan combatirlo.
Con motivo de la publicación, aprovechamos para recuperar esta entrevista a Kundnani en Verso Books que tradujimos en su momento. La entrevista original en inglés puede encontrarse en este video:
“El antirracismo no puede ser una cuestión de cambiar a los individuos, sino de desmantelar las estructuras de poder. Da a tu agente de inmigración toda la formación sobre concienciación de la diversidad que quieras, te van a deportar igual, sólo te deportarán educadamente… Si no hacemos una distinción clara entre el antirracismo liberal y las alternativas más radicales, les damos a los conservadores unas líneas de ataque fáciles. En cierto modo, el antirracismo liberal es un poco condescendiente, desprecia a la gente por ser inculta, desprecia a la gente con ingresos más bajos que de alguna manera es más propensa a ser racista, etc., mientras ignora a la gente muy poderosa que mantiene un mundo racialmente dividido.”
El problema con el Antirracismo Liberal | Arun Kundnani y Kojo Koram
Hola, me llamo Kojo Koram y tengo la suerte de conversar hoy aquí con Arun Kundnani sobre su nuevo libro Qué es el antirracismo y por qué significa anticapitalismo. Gracias por acompañarme, Arun.
Diversidad empresarial
Sobre este fantástico libro creo que el punto de partida sobre el que quiero preguntarte es: ¿por qué te resultan tan problemáticas todas estas fantásticas nuevas oportunidades corporativas que el boom antirracista ha ofrecido? Ya sabes, en los últimos cinco años o así… ha habido esta erupción de interés por el antirracismo y la gente ha sido capaz de conseguir puestos de trabajo en las compañías Fortune 500, la gente ha logrado acuerdos de patrocinio corporativo… ¿por qué crees que eso es malo? ¿por qué no debería yo conseguir mi acuerdo con Nike?
Bueno, el punto de partida del libro son las protestas de “Black Lives Matter” que tuvieron lugar en el verano de 2020, cuando tuvimos en los Estados Unidos algo así como 15 millones de personas tomando las calles. La gente salió por todo tipo de razones diferentes; pero las demandas centrales realmente desde ese momento fueron abolir a la policía (“defund the police”), abolir el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, cerrar las cárceles, y así sucesivamente. Por lo tanto, el tipo de política que se estaba manifestando en las calles no parecía tratar de conseguir que los agentes de policía, funcionarios de prisiones y funcionarios de inmigración hicieran su trabajo mejor o erradicar las manzanas podridas; se trataba básicamente de desmantelar esas infraestructuras de violencia que se consideraban fundamentales para el funcionamiento del racismo en Estados Unidos.
Ahora, si nos fijamos en la forma en que ese momento fue interpretado en las instituciones liberales de Estados Unidos, en las universidades, en las empresas, así como en los departamentos de recursos humanos de todo el país, la historia fue muy diferente. Se trataba de qué podemos hacer para abordar nuestros propios prejuicios; se trataba de cómo podemos aumentar la diversidad en términos de representación en los niveles superiores de las organizaciones. Así, una definición de lo que podría ser el antirracismo ha sido sustituida por otra. Los empresarios que durante ese verano hablaron de cosas como el racismo sistémico o el racismo estructural en realidad no tenían un concepto de racismo estructural, de lo que realmente estaban hablando era de un antirracismo liberal, de cómo podemos cambiar las actitudes en nuestra cabeza, cambiar nuestros prejuicios inconscientes a nivel individual, en lugar de pensar en cuáles son las estructuras de la sociedad que generan estos resultados sistemáticos.
Así que el libro parte de ese momento y trata de reflexionar sobre si realmente entendemos que hay dos tipos de antirracismo: el liberal y el radical. El radical era el que estaba en las calles ese verano. El libro trata de contar la historia de dónde vienen esas dos formas de antirracismo y las historias separadas que se remontan a lo largo del siglo XX.
Neoliberalismo y colonialismo
Creo que una cosa que es realmente importante destacar es que al contar ese tipo de historia, en particular la forma radical de antirracismo que defiendes en el libro, creo que también cuentas una especie de historia alternativa casi del siglo XX, pero que realmente se central en lo que sucedió en el Sur global, los movimientos anticoloniales y, en particular, las luchas de lo que luego se conoció como el Tercer Mundo en la década de 1970 ¿Por qué crees que esa historia es tan importante para nosotros poder entender la forma en que funciona nuestro mundo, incluso en 2023?
Creo que, si nos fijamos en dónde han estado nuestras luchas en los últimos 10 años, incluso, hemos tenido el gran movimiento en torno a “Black Lives Matter” y luego el otro gran movimiento en los Estados Unidos ha sido todo el movimiento en torno a Bernie Sanders. Ese movimiento es realmente un movimiento contra lo que podemos llamar neoliberalismo. Tenemos una historia de neoliberalismo en lo que podemos llamar la izquierda blanca, si se quiere, en los Estados Unidos y en Europa, que ve la década de 1970 como punto de inflexión, donde un tipo más viejo de idea del estado de bienestar es desmantelado y nos movemos al tipo de sociedad neoliberal de mercado competitivo. Eso se entiende como una historia sobre la desigualdad de clases esencialmente dentro de países como los Estados Unidos y Gran Bretaña.
Lo que eso pasa por alto es que, si realmente nos fijamos en los intelectuales neoliberales y los think tanks neoliberales, estaban al menos tan preocupados por la descolonización como los movimientos anticoloniales en todo el mundo, que básicamente estaban rompiendo un orden internacional más antiguo que se centraba en el colonialismo europeo. También los neoliberales estaban preocupados por lo que significaba que hubiera un movimiento negro por la libertad en los Estados Unidos que también estaba rompiendo un cierto tipo de orden más antiguo.
Así, es central para el proyecto neoliberal (aunque no suele ser reconocido en nuestras historias que contamos acerca de qué es central para el proyecto neoliberal) este intento, en ese contexto de crisis en los años 30 y luego en los 70, de encontrar nuevas formas de reconstruir las fronteras raciales y coloniales que habían dividido el mundo en ese orden más antiguo. Eso es solo una parte de la historia que se deja de lado. Por lo tanto, para ver eso, tenemos que considerar que había estas alternativas radicales que se estaban planteando a mediados del siglo XX hasta la década de 1970, por parte de los movimientos del Tercer Mundo, no solo acerca de la liberación de sus países de la dominación europea, sino también tratando de pensar cómo podría ser un nuevo orden económico internacional.
El papel de la experiencia personal
Pensando en la historia del momento decolonial y, en particular, en el potencial de creación de un mundo que se desprende de ella, creo que el libro consigue llevar a cabo un proyecto fantástico al combinar esta visión global de cómo podría ser el orden mundial con una historia íntima y personal, ya que hablas mucho de tus abuelos y del papel que desempeñaron en el movimiento decolonial, y de cómo eso influye en tu análisis. ¿Podrías hablar un poco más al público sobre la parte personal del libro y también sobre cómo crees que eso se relaciona con la crítica de los elementos identitarios del antirracismo liberal que, obviamente, destacas en la tesis general?
Sí, dedico algún tiempo en el libro hablando de la historia de mi abuelo, que era un católico holandés que terminó en un campo de concentración nazi. No sabemos exactamente por qué, pero muy probablemente porque estaba ayudando a los judíos que se escondían. Esa historia me permite una conexión con lo que, en realidad, ese mismo campo está haciendo hoy en día, donde es una especie de prisión y, específicamente, tiene una unidad que forma parte del tipo de guerra contra el terror. Es un sistema de detención para detener a los musulmanes que son considerados extremistas.
Por lo tanto, hay una manera en que esa historia, esa persona, esa historia con la que tengo una conexión personal, abre este tipo de vínculos que creo que son fundamentales para el argumento del libro acerca de cómo estas diferentes luchas están imbricadas. Luego, en relación a mi padre, que estaba, hasta cierto punto, involucrado en el movimiento anti-colonial en Sindh, en el sur de Asia, de donde procedía, es una forma similar de pensar sobre cómo la historia personal es un punto de partida. Ese es el material con el que crecí, ese es el tipo de historias que me formaron alrededor de la mesa de la cocina o lo que sea. Lo personal siempre va a ser un punto de partida, pero a dónde vas con eso es lo que importa y cómo luego haces las conexiones entre tu posición y tu historia personal para construir hacia afuera, para pensar en luchas más amplias y colectivas.
Así que sí, el argumento del libro es que el antirracismo no puede ser una cuestión de cambiar a los individuos. Tiene que ser sobre el desmantelamiento de las estructuras de poder y la construcción de nuevos tipos de estructuras. Eso no quiere decir que no todos estamos moldeados por esas estructuras; como digo, lo personal es un punto de partida, pero no un punto final.
Bueno, el antirracismo liberal tradicionalmente ve lo personal como el punto final, ¿dirías que busca que entiendas el mundo a través de tu propio trauma personal?
Sí, exactamente. Y eso es lo que creo que es la gran imitación: se imagina que, si tan solo pudiéramos persuadir gradualmente a suficientes personas a no ser racistas o encontrar la manera de deshacerse de estos prejuicios inconscientes que están en algún lugar de nuestras mentes, entonces, de alguna manera, todo lo demás caería en su lugar. Los centros de deportación de la policía desaparecerían.
El problema obvio es que, puedes darle a un agente de inmigración toda la formación que quieras en conciencia de la diversidad, pero te va a deportar igual. Tan solo te deportarán educadamente, porque saben que no deben usar ciertas palabras, y así sucesivamente. Entonces, ¿por qué ocurren las deportaciones? No es porque los agentes de deportación tengan prejuicios, o de hecho ni siquiera es porque haya un cierto número de personas con prejuicios en la sociedad. Es porque el sistema de capitalismo racial en el que vivimos requiere que haya un sistema de aplicación de la ley de inmigración para mantener ciertos tipos de divisiones raciales del trabajo en todo el mundo.
Así que tenemos que lidiar con esa parte del problema en lugar de pensar que podemos arreglarlo simplemente pensando en prejuicios inconscientes, etc.
Capitalismo racial y poblaciones excedentes
Otra cosa que creo que es realmente interesante del libro es la forma en que se perfilan algunas de estas figuras significativas menos conocidas de la historia y creo que uno de los principales personajes del libro que podemos tocar es H. Rap Brown, ¿podrías contarnos un poco más acerca de quién era y por qué decidiste estudiarlo?
H. Rap Brown fue uno de los líderes del movimiento Black Power a finales de 1960 en los Estados Unidos. Creció en Louisiana y luego se involucró en el SNCC (Student Nonviolent Coordinating Committee) en Mississippi, convirtiéndose en presidente del SNCC en 1967. A partir de ese momento, fue criminalizado de varias maneras por el FBI y otras agencias en los Estados Unidos.
Sin embargo, hay dos cosas que creo que son realmente significativas sobre él. Una es que en 1969 publicó un libro que es como una especie de memoria política, bastante notable para alguien que tenía 26 años cuando lo estaba escribiendo. El libro cuenta la historia de cómo terminó siendo un conocido líder del movimiento Black Power. En la última parte del libro, establece una especie de reflexión sobre cómo ve el racismo operando en los Estados Unidos en ese momento y hacia dónde se dirige, en particular, cómo el racismo y el capitalismo van juntos.
Lo que realmente está haciendo es lo que ahora llamaríamos algo así como una teoría del capitalismo racial. Su argumento, a finales de 1960 es que, debido a los cambios en la forma en que la economía capitalista está funcionando—como la desindustrialización, etc.—ya está teniendo efecto. Los trabajadores negros dejarán de ser necesarios. Los negros americanos que fueron traídos a los Estados Unidos como esclavos por su trabajo de repente estarán en una situación en la que su trabajo ya no es necesario. Lo que ello significa política y socialmente es que será una situación peligrosa. A pesar de que parece que estamos en este momento a finales de los años 60 de progreso liberal, con legislación de derechos civiles y discusiones sobre integración racial, él dice que no, que se debe mirar la situación económica y lo que los elementos raciales suponen.
Predice que se van a construir campos para poner a la gente negra, que es en cierto modo exactamente lo que sucede. Esa es la historia de la encarcelación en masa que él anticipó y que luego ocurrió a lo largo de las décadas siguientes. Mirando hacia atrás, es notable que se anticipó, pero también es notable que está dando cuenta de cómo se puede entender el racismo no solo como algo que pasa en la modernidad, sino como algo que se construye en gran medida a través de la relación específica con el capitalismo en cada momento. Creo que esto es muy interesante y viene de él.
Luego, la otra cosa es que a menudo olvidamos que muchas de estas figuras del momento, los líderes del Black Power y de las Panteras Negras, todavía están con nosotros y, a menudo, en la cárcel. H. Rap Brown, o Jamil al-Amin, como se rebautizó después de convertirse al Islam en 1971, está en la prisión federal de Tucson. Así que las luchas en las que estuvo involucrado a finales de los 60 y los intentos de reprimir esas luchas desde las agencias gubernamentales han llegado hasta hoy. Él todavía está luchando y enfrentándose a la criminalización.
Creo que, cuando se mira de esa manera, cambia el tipo de línea de tiempo que tenemos en nuestras cabezas. No es como si hubiera habido un momento heroico de la lucha a finales de los años 60, seguido de varias acciones para aplastar eso y luego quedarnos con las secuelas. En realidad, ha habido un proceso constante de lucha y respuesta a ella.
Ahora estoy pensando en el análisis de H. Rap Brown sobre el capitalismo racial, que realmente se basa en la idea de que se crean poblaciones excedentes a través del cambio en la dinámica de la producción de capital, ¿cómo se traslada eso a la actual economía global hiperdigitalizada en la que se están creando poblaciones excedentes en todas partes?
Creo que, si nos fijamos en lo que el neoliberalismo ha hecho desde la década de 1970 en todo el mundo, ha desarraigado a millones y millones de personas de los medios de vida preexistentes y luego ha sido incapaz de integrarlas en nuevas formas de vida viables. Por lo tanto, hay enormes poblaciones en todo el mundo a las que les encantaría ser explotadas en el trabajo asalariado de la forma en que se describe en el primer volumen de El Capital de Marx. Eso sería algo a lo que les gustaría poder acceder, pero en realidad ni siquiera son capaces de llegar a ese nivel de explotación. Son consideradas una especie de humanidad desechable.
Por eso creo que la clave aquí es que el neoliberalismo racializa esa relación. Entiende a esas poblaciones excedentes como de alguna manera racialmente incapaces de participar en lo que debería ser una economía neoliberal. Es su fracaso no ser lo suficientemente emprendedores; es su fracaso no tener los valores culturales adecuados para tener éxito en este mercado competitivo. Entonces, lo que hace el neoliberalismo es crear varias infraestructuras de violencia para manejar esas poblaciones. Construye fronteras para asegurarse de que no entren en los lugares donde podrían acceder a un tipo diferente de vida, a un tipo diferente de mercado de trabajo. Lanza guerras, como la guerra contra el terrorismo y la guerra contra las drogas, para llevar a cabo de manera efectiva la violencia masiva contra estos pueblos.
Así que creo que esa es la parte de la historia del neoliberalismo que a menudo dejamos de lado en la izquierda. Y creo que lo que significa es que, si pensamos en esos pueblos, sus luchas no van a parecerse al tipo de modelo clásico de lo que pensamos como lucha de la izquierda en la tradición europea. Tal vez no tengan la opción de retirar su trabajo como una forma de obtener alguna influencia sobre el capitalismo. Por lo tanto, sus luchas van a ser diferentes. Vamos a tener que contar una historia diferente sobre cómo podría ser su anticapitalismo.
Marxismo y anticolonialismo
Excelente, en tu última respuesta mencionabas esta relación entre Marx y las interpretaciones tradicionales del capitalismo y la historia del anticolonialismo, ¿qué crees que esas dos tradiciones se ofrecen la una a la otra, cómo dialogan entre sí?
Creo que podemos cerrar mirando a aquel momento en 1920, cuando tenemos este debate entre Lenin, por un lado, y M. N. Roy, por el otro, sobre el que escribo en el libro. Creo que es un momento realmente interesante en el que los dos tratan de reflexionar sobre la cuestión de cómo la lucha de clases en Europa se relaciona con las luchas anticoloniales en todo el mundo. Hay un par de cosas que decir.
En primer lugar, la narrativa convencional que tenemos en la izquierda es que en 1917, la Revolución Rusa es todo acerca de la lucha de clases, y que en 1968 se presenta como una especie de revolución cultural en Occidente cuando empezamos a hablar de raza, género, sexualidad y así sucesivamente. Pero, en realidad, si se mira más de cerca, Lenin está hablando de raza en las discusiones de 1920 que está teniendo en torno a la cuestión de las colonias. Él ve cosas como la supremacía blanca en los Estados Unidos como una lucha de liberación nacional, de la misma manera que lo son las luchas anticoloniales en otros lugares.
La cuestión que plantearíamos ahora, como la cuestión de la interseccionalidad, es decir, cómo podemos reunir esos dos aspectos de la lucha (raza/clase), está ahí en esas discusiones. Lo que Lenin está argumentando es que el papel del anticolonialismo es algo secundario. Básicamente, para que una revolución tenga éxito, se necesita una clase obrera industrial con una cultura modernizada y una dirección política profesional de vanguardia. M. N. Roy dice que no, que en realidad hay posibilidades revolucionarias fuera de eso. Lenin lo acepta, pero cree que lo máximo que puede surgir de una lucha anticolonial es una especie de chispa que podría llevar a una revolución en Europa.
Roy dice que no, que va a haber revoluciones en otros lugares: que va a haber revoluciones en la India, que va a haber revoluciones en México, y así sucesivamente. Creo que Roy probablemente resulta ser más preciso en términos de sus predicciones en el siglo XX, ya que se ven más revoluciones fuera de Europa que dentro.
CRT, entrenamiento en prejuicios inconscientes y la reacción conservadora
Pensando en algunos de los objetivos de la crítica en que se centra el libro, en particular el tipo de iniciativas liberales anti-racistas que han surgido en los últimos cinco años: los talleres sobre prejuicios inconscientes, las iniciativas de diversidad… creo que das en el clavo muy bien argumentado que no atacan el tipo de base estructural del racismo o el capitalismo, pero me preguntaba si podrías explicar un poco por qué parecen inspirar tanto miedo y tanto pánico en los medios de comunicación de derecha en todo Occidente, si son tan inútiles en última instancia.
Creo que los conservadores agrupan todo lo que se parece al antirracismo sin distinguir entre las diferentes formas. Hasta cierto punto, los liberales tampoco distinguen; no reconocen una alternativa más radical a su propia forma de antirracismo. Así que tanto liberales como conservadores están de acuerdo en que solo hay un tipo de antirracismo, y se parece a la formación sobre prejuicios inconscientes, la representación de la diversidad, etc., como hacer que las películas de Hollywood reflejen la población de Estados Unidos, etc.
Creo que los conservadores están básicamente siguiendo el ejemplo de los liberales y diciendo que si esto es lo que es el antirracismo, esto es a lo que nos oponemos. Creo que tenemos que distinguir entre los dos tipos diferentes de antirracismo y cambiar el debate sobre cómo se ve. Lo que da a la crítica conservadora del antirracismo algún tipo de núcleo de plausibilidad es el hecho de que tienen razón en un sentido: el antirracismo liberal puede ser un poco paternalista. Desprecia a la gente de bajos ingresos como de alguna manera más propensa a ser racista, mientras que ignora a las personas muy poderosas que mantienen un mundo racialmente dividido.
Así que creo que si no hacemos una distinción clara entre el antirracismo liberal y las alternativas más radicales, le damos a los conservadores una línea de ataque fácil. Pueden decir con cierta plausibilidad que el antirracismo es solo una forma de golpear a los blancos pobres en la cabeza. Desde el punto de vista del antirracismo radical, podemos desesperarnos por el tipo de fracaso histórico de muchos trabajadores blancos para aliarse con otros trabajadores de todo el mundo, pero entendemos que los verdaderos oponentes que tenemos como antirracistas radicales son la clase dominante capitalista y las personas que están en la cima del sistema que mantiene este mundo.
Por eso creo que uno de mis principales argumentos es que debemos destacar esa distinción y separarnos de los liberales antirracistas.
Cierto, pero me preguntaba si los conservadores, como parte de la clase dominante, no verían algunas de estas iniciativas antirracistas como una forma fantástica de enmascarar las desigualdades estructurales reales que persisten por debajo. Uno se pregunta, por qué no apoyan estas iniciativas de diversidad? Consigues un par de BME (Black, Minority & Ethnic) ejecutivos en la junta y luego, de repente, puedes seguir teniendo una empresa explotadora a nivel mundial, que destruye los recursos en el Sur global, mientras que a la vez puedes decir “mira, pero somos diversos”. Me pregunto aun así, por qué todavía hay una parte de ese sector en particular que se muestra tan incómodo con estas iniciativas que a menudo acaban simplemente enmascarando la persistencia de la desigualdad racial y económica.
Sí, no, quiero decir, creo que hay una división en la élite gobernante de la derecha entre sí en cuanto a la mejor manera de pensar a través de estas cosas en torno de la raza. Por un lado, el campo conservador piensa que es necesario mantener un cierto sentido de la “blancura”, un cierto sentido del poder, de una idea de homogeneidad cultural, y esas cosas siguen siendo esenciales para poder gobernar el mundo.
Por otro lado, tienes a los liberales, que están imaginando una manera de gobernar el mundo que permite una cierta noción de diversidad de élite. Por lo tanto, hay un debate allí, y en realidad no estoy seguro de dónde están los conservadores en esto a veces. Muchas veces, hacen exactamente eso, incluso cuando atacan la teoría crítica de la raza y lo que ellos llaman “antirracismo”. Al mismo tiempo, aprovechan la oportunidad de poner una cara negra en sus políticas con el mismo motivo de decir: “Mira qué diversos somos”.
Así que existen estas contradicciones. Sin embargo, creo que básicamente hay una especie de desacuerdo, una diferencia de opinión entre las élites gobernantes sobre cómo avanzar y mantener su poder, y sobre el lugar que ocupa la raza en ese contexto.
Perspectivas de Estados Unidos y Reino Unido
La última cosa que me gustaría abordar es que el libro, obviamente, tiene un alcance muy global que se refiere a las luchas anticoloniales de todos los continentes y, por supuesto, es muy amplio en su perspectiva histórica, pero también creo que su público objetivo principal es probablemente el americano del fenómeno “Black Lives Matter” post-2020, un momento en el que esa especie de anti-racismo corporativo que tu criticas realmente llega a su apoteosis, cuando se están firmando los grandes contratos de Nike… ¿Qué puedes decir a los lectores británicos o de otros contextos sobre qué pueden aprender de ello? Sobre todo, teniendo en cuenta que muchas de las personas que tú citas como parte de esa cronología de anti-racismo radical están relacionadas con el anti-racismo británico y la lucha anticolonial británica: nombras a C.L.R. James, Cedric J. Robinson, Stuart Hall. Háblanos un poco de ese diálogo transatlántico que exploras en el libro.
Sí, el libro intenta comenzar en un momento específico en los Estados Unidos, pero para entender realmente eso y las historias que han llevado a ese punto, inevitablemente terminas saliendo de los Estados Unidos. Uno de los lugares a los que vas es Gran Bretaña; otro lugar es Sudáfrica. Las luchas en esos lugares, a través de los viajes particulares que han hecho los individuos, han terminado siendo influencias sustanciales en cómo se ve el antirracismo radical en los Estados Unidos. Por lo tanto, necesitas hacer esos viajes para contar la historia de EE.UU., y al hacerlo, creo que también terminas contando una historia que es tanto sobre Gran Bretaña como sobre los Estados Unidos.
Sabes, tenemos una situación en Gran Bretaña y, cuando pensamos en el antirracismo en Gran Bretaña, muchas veces está fuertemente influenciado por cosas que están sucediendo en los Estados Unidos: vocabularios que provienen de los Estados Unidos, formas de pensar que vienen de allí. No vemos nuestra propia historia en Gran Bretaña, al mismo tiempo que no reconocemos que lo que pensamos como americano no es en realidad puramente americano, sino algo que también ha sido creado en Gran Bretaña, por personas que han venido del sur de Asia, África y el Caribe, entre otros.
Así que, cuando piensas en Cedric Robinson, cuyo importante trabajo se realizó en Gran Bretaña a finales de los años 70 y principios de los 80, o en CLR James, que se movió de diversas maneras a través del Atlántico durante finales del siglo XX, y en muchos otros personajes…
¿Crees que hay un elemento de advertencia hacia otros lugares en el libro de la forma en que el antirracismo liberal ha sido tan triunfante en los EE.UU. y el tipo de momento post-George Floyd? ¿Se puede ver un futuro en el que el antirracismo en Gran Bretaña signifique grandes estrellas del deporte, grandes acuerdos corporativos, digamos, donde sea juzgado principalmente en base al éxito de los miembros más lucrativos de nuestra sociedad?
Sí, no creo que sea simplemente una cuestión de que los Estados Unidos estén más avanzados en estas cosas. Creo que Gran Bretaña tiene su propio tipo de dinámica, que hace sus propias cosas. Pero creo que para la gente en Gran Bretaña, ver lo que está sucediendo en los Estados Unidos puede tener una especie de papel clarificador. De alguna manera, te permite ver estas cosas en un relieve más nítido.
Las mismas cosas están sucediendo aquí, pero tal vez no de una manera tan dura. Así que creo que hay una manera en la que podemos aprender algo acerca de Gran Bretaña sólo mirando cómo cosas paralelas están sucediendo en los Estados Unidos también.