
Llevamos meses presenciando como han aumentado las amenazas a los centros sociales de todo el estado español. El desalojo de estos espacios no es cosa nueva, pero si prestamos atención a los sucesos de los últimos años, se observa claramente como se han intensificado los esfuerzos por acabar con este tipo de iniciativas. Desde el CSO La Lechuza en Santander, la Kike Mur en Zaragoza, la ESLA EKO EN Madrid, a los Blokes Fantasma, La Squatxeria y ahora, la Cinètika, en Barcelona, vemos como la ofensiva contra los espacios comunitarios okupados está a la orden del día en todos los rincones del estado.
No es sorprendente que esto esté pasando si pensamos en el contexto de resurgimiento del fascismo a nivel mundial y de escalada neoliberal que estamos presenciando. Desde estas tendencias siempre ha sido común que se mire a los centros sociales okupados como al enemigo, sin embargo, desde aquí hacemos un llamamiento al resto de la población a defenderlos.
La Galia contra la depredación capitalista
Muchas veces la percepción que se tiene sobre los centros sociales suele variar entre una indulgencia paternalista, en plan “dejemos a la chavalada que haga sus cosas, están en esa edad”, una defensa condescendiente de los espacios como si fueran solo sitios donde se hacen cosas, o incluso una opinión desaprobatoria, porque todo el mundo es de izquierdas hasta que le tocan la propiedad privada.
Y no lo vamos a negar, hacemos muchas cosas: conciertos, charlas, comedores, cine, y un largo etcétera. Pero no solo hacemos cosas, sino que somos espacios políticos y politizados donde esas cosas que hacemos van acordes a los principios que defendemos.
Los centros sociales okupados son en la actualidad instituciones populares autónomas, con capacidad de creación y propagación de discurso y práctica política. Son comunidades de lucha y resistencia, y en esta época en la que escasean los horizontes políticos hacia los que caminar, en la que nos quieren vender que el capitalismo es la única opción posible, son más esenciales que nunca.
Somos la Galia de Astérix y Obélix frente al imperio Romano, pero no solo resistimos, sino que construimos y por eso mismo quieren vernos desaparecer. En nuestros espacios se crea poder contrahegemónico, se generan movilización y politización, son la vía de entrada a la política para muchas personas, y se ejerce resistencia activa y efectiva contra la especulación inmobiliaria y la gentrificación.
La Cinètika, infraestructura popular autónoma
Este texto que estas leyendo lo hemos escrito desde la Cinètika, que somos un centro social okupado y autogestionado de Sant Andreu, Barcelona. Somos una infraestructura política a disposición de diversas luchas tanto a nivel local, como estatal e internacional, donde intentamos romper con la lógica del capital al desmercantilizar las relaciones y rechazar las injerencias del aparato del estado.
Nuestro espacio se encuentra en unos antiguos cines que quedaron vacíos en el 2011. En su día, el Ayuntamiento cedió el suelo durante 50 años a la empresa de los cines, pero al quebrar ésta, el edificio quedó en manos de diferentes entidades bancarias. Grandes pesos pesados de la especulación inmobiliaria que, como el suelo estaba calificado como equipamientos, no tenían ningún interés económico en hacer nada con ello. Dejaron el edificio vacío durante 6 años, expuesto a diferentes episodios de vandalismo y hasta un incendio, cosa que no parecía preocupar mucho ni al Ayuntamiento ni a las susodichas entidades financieras (responsables legales del espacio), ya que continuó en estado de abandono.
Así que en 2016 entramos nosotres, que llevamos ya casi 10 años dándole vida a este espacio. En estos 10 años no solo no ha habido incendios ni vandalismo, sino que hemos creado un lugar abierto al barrio donde participa gente de todas las edades y orígenes. En La Cinètika se realizan actividades de ocio como el cine o el gimnasio, de apoyo mutuo como el sindicato de vivienda o la red de reparto de alimentos, y actividades políticas dando sede a diferentes organizaciones y colectivos o programando charlas y debates , entre otras muchas cosas.
Y ¿por qué escribimos esto ahora? Pues porque al gobierno del PSC del Ayuntamiento de Barcelona, encabezado por Collboni, parece que se le ha ocurrido la idea de intentar desalojarnos, y como para hacerlo por la vía legal administrativa lo tiene complicado por la situación jurídica del espacio, quieren usar el plan Endreça para camuflar un intento de desalojo ilegal, porque somos un espacio incómodo.
Pla endreça: el caballo de Troya contra la clase trabajadora
¿Qué es el plan Endreça? Es un proyecto del Ayuntamiento de Barcelona que nace con la intención de “ordenar” la ciudad bajo el pretexto de mejorar la convivencia y la habitabiliad. Con una inversión millonaria se pretende acabar con los comportamientos incívicos o las actividades no reguladas. A la práctica, sabemos de sobra lo que esas buenas intenciones significan, sobretodo para la clase trabajadora y para aquellas capas de la población con mayores dificultades para sobrevivir. A la práctica, este plan no es más que otra vuelta de tuerca contra aquellas que sobramos en la ciudad, ya sea porque no somos consumidores potenciales de la “marca Barcelona” o porque somos, abiertamente, sus enemigos politicos. Por ejemplo, la detección y erradicación de aquellos espacios considerados como “infraviviendas” nacía supuestamente con la intención de acabar con las condiciones precarias, inseguras e insalubres de la vivienda en Barcelona. Es una muestra clara de que cuando se defienden las políticas securitarias, que pretenden defender la propiedad privada, en realidad no se habla de seguridad sino de privatización, en este caso de la ciudad de Barcelona en su conjunto.
El plan veía la luz como uno de los caballos de batalla para aumentar la seguridad de la ciudad y contra la crisis de la vivienda, pero se ha utilizado desde el principio como una herramienta más para la expulsión de la clase trabajadora de Barcelona, convirtiéndose en un revival de la ley de Vagos y Maleantes franquista. El neoliberalismo y el fascismo llevan décadas siendo aliados. En vez de exigir a propietarios y rentistas el mantenimiento de sus propiedades, bajo este proyecto se desahucia a las personas que viven en condiciones de infravivienda, sin dar ninguna alternativa habitacional, y sin que los propietarios de dichas infraviviendas tengan ninguna consecuencia. Bajo este marco se están excusando desalojos como los de las barracas de Vallcarca y Sant Andreu, así como de 5 centros sociales en Barcelona en el último año y medio, y parece que ahora nos ha llegado el turno a nosotrxs.
No sabemos cuándo vendrán, pero sí que tenemos claro que, siendo el Ayuntamiento juez y parte en el procedimiento administrativo en el que se dictará si cumplimos con sus requisitos, no tenemos las de ganar jugando a su mismo juego. Además, tenemos claro también que no queremos blanquear su política clasista y securitaria entrando en él. Poco importa que el vandalismo y los incendios que se han dado en el espacio hayan sucedido bajo su custodia negligente. Poco importa que no necesitemos licencia, porque nos legitiman todas las personas y colectivos que forman parte del espacio día a día. Poco importa todo esto, porque somos una propuesta incómoda que cuestiona su modelo de ciudad mercancía y quieren que no existamos.
Defensem La Cinètika
Pero que no decaiga, porque nos encontrarán de cara. Todo espacio okupado sabe que en algún momento tendrá que resistir intentos de desalojo y represión. Desde la Cinètika ya hemos pasado por varios: el gobierno de los Comuns de Ada Colau ya intentó desalojarnos, y no lo consiguieron gracias al apoyo popular que tuvimos; el gobierno estatal con Marlaska en interior ya intentó reprimirnos metiendo un infiltrado en nuestro espacio durante casi 3 años, y aquí seguimos, más fuertes que antes; ahora, le toca a Collboni… Barcelona tiene una gran historia de resistencia y lucha que no olvidamos y que estamos dispuestas a recordar.
Por eso, si te preocupa el auge del fascismo, si cuando ves el telediario eres de esas personas que no logra entender cómo estamos dejando pasar todo lo que pasa, aquí tienes una oportunidad de plantarle cara. Defiende los centros sociales okupados.
Canviem la Película, Defensem la Cinètika.