La Bretxa Organización libertária del Barcelonès

Organízate hoy o muere en sus guerras mañana

El 6 de marzo de 2025 los 27 países miembros de la Unión Europea aprobaron un plan de financiación para “rearmar Europa”. Según la versión oficial el giro hacia una economía belicista viene motivado por la “reordenación del tablero geopolítico” y la creciente necesidad europea de ser “autosuficientes” en el plano militar. La desaparición de EEUU como superpotencia protectora y el creciente miedo a un ataque del estado ruso se citan continuamente como los precursores de estas políticas. Es decir, ante este nuevo panorama geopolítico los estados miembros de la Unión Europea ven necesario profundizar su capacidad de colaboración en el plano militar para “disuadir” posibles ataques ¿Ataques contra quien? ¿Ataques motivados por qué?

Dentro de este contexto y a nivel internacional las instituciones estatales se presentan como defensoras de unos supuestos intereses nacionales mientras la clase desposeída observa impotente, como mera espectadora, un contexto cambiante que escapa de su control y que hace peligrar su supervivencia.

Pero ¿qué intereses defienden estas políticas de rearme?

El contexto económico neoliberal de las últimas décadas ha propiciado que el estado y el capital conformen a día de hoy una masa indistinguible donde la búsqueda del beneficio comercial a corto plazo prima sobre todo lo demás. Como consecuencia, en la actualidad, el grueso de la población está sufriendo varias crisis de forma simultánea sin expectativa de mejora a la vista.

Observando el funcionamiento de las instituciones públicas ante diversos focos de tensión social podemos hacernos una idea sobre qué intereses representan y defienden realmente. De esta manera, podemos fijarnos en algunos ejemplos que nos permitan saber qué fines y efectos sistémicos tienen las políticas estatales.

La vivienda

Toda persona necesita una vivienda en condiciones para el correcto desarrollo de su vida. Sin embargo, la defensa inquebrantable de la propiedad privada de una minoría pudiente por parte de las instituciones públicas ha convertido el acceso a una vivienda digna en una quimera. Actualmente, los salarios se estancan mientras los alquileres suben sin control. El interés que defiende el estado es en este caso la obtención de beneficio por parte de fondos de inversión y propietarios. De esta forma, la vivienda es entendida como un bien de mercado y no una necesidad básica para la vida. Como consecuencia, el estado expulsa a las vecinas de sus barrios, negando el acceso a una vivienda digna e impulsando la maquinaria capitalista, concentrando cada vez más poder en un número muy reducido de personas arrebatándoselo a la clase desposeída en su conjunto.

El clima

El ser humano depende inexorablemente del entorno natural gracias al cual subsiste. Sin embargo, el deterioro de los ecosistemas es cada vez mayor como resultado directo del incesante desarrollo industrial sobre nuestra tierra. Los efectos devastadores climáticos y ecológicos son cada vez más evidentes y violentos. Los poderes económicos han diseñado y perfeccionado durante décadas un sistema productivo profundamente dependiente de la quema de combustibles fósiles. Aún conociendo los peligros que implica impulsar de forma descontrolada el desarrollo industrial dentro del sistema tecnocapitalista, las instituciones estatales de cada nación siguen adelante impulsadas por la dinámica competitiva del sistema económico imperante. De nuevo, la obtención de un beneficio mercantil está por encima del sostenimiento y libre desarrollo de la vida.

El estatus-quo geopolítico

Analizando el carácter colonial del sistema capitalista vemos como los poderes políticos hegemónicos mantienen un férreo estatus-quo que apuntala su supremacía. Este toma su forma más encarnizada, actualmente, en los genocidios sufridos por el pueblo Palestino y el pueblo Sudanés. Y es que las dinámicas de poder inherentes al sistema capitalista generan la exclusión de pueblos enteros del proceso de acumulación de riqueza, dando paso a su erradicación en el momento que las fuerzas políticas y económicas hegemónicas así lo decretan. Hemos sido testigos en repetidas ocasiones de como los intereses económicos de una minoría supremacista están por encima del disfrute de una vida en libertad de todo un pueblo.

Todos estos ejemplos son crisis directamente generadas por políticas estatales. Estas son sus políticas y suyos son los intereses que defienden. Y es que, el interés y objetivo principal de la medidas impulsadas por gobiernos e instituciones supranacionales es maximizar la tasa de ganancia de los poderes económicos que lo conforman, no el disfrute de una vida en libertad de su población. Estos son intereses contradictorios e irreconciliables.

Por tanto, a día de hoy, es la clase capitalista quien plantea y decide el transcurso de nuestras vidas, mientras la clase trabajadora construye y cuida el aparato destinado para su propia explotación.

Cabe ahora preguntarnos… en el rearme ¿existe un interés nacional o un interés económico?

Empujados hacia la guerra

El rearme está ocurriendo. Se han aprobado unas partidas de 800.000.000.000 para la industria militar europea, mientras que el estado español, según la OTAN, ya ha aumentado, de momento, al 2% del PIB la partida destinada al gasto militar. Esto se traduce en más de 30.000.000.000 en total.

La guerra es un negocio muy lucrativo. Según el informe 71 del Centre Delas (1), entidades financieras privadas como Santander, BBVA y Caixabank continúan siendo piezas clave del entramado industrial armamentístico. Entre los años 2022-2024 estas entidades han invertido en la industria armamentística 2.868.900.000$, 1.639.600.000$ y 480.410.000$ respectivamente. El mismo informe destaca el papel de la empresa de capital público SEPI que durante el mismo periodo invirtió la elevada cantidad de 4.463.390.000$y tiene una importante participación en empresas como Indra y Airbus. Este flujo de capital es esencial para la fabricación y comercialización de drones utilizados en el genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino y de aviones de combate Eurofighter Typhoon utilizados por Arabia Saudí contra el pueblo yemení.

Podemos observar como la máquina de guerra, conformada por instituciones públicas, entidades financieras y la industria militar, va aglutinando más financiación, coge fuerza y nos empuja hacia el precipicio bélico.

Actualmente nos enfrentamos ante un cambio de paradigma productivo potenciado por la competición de intereses estatales contrapuestos. Dentro del sistema capitalista las fases de acumulación de riqueza pueden desembocar en el estallido de la guerra entre capitales privados enfrentados. La escasez de materias primas, la menor capacidad de extracción de combustibles fósiles y la proyección a la baja en la producción agrícola sirven de telón de fondo de una crisis que podría convertirse en conflicto armado a escala mundial. Es decir, ante la previsión a la baja de obtención de beneficios dentro de los mercados existentes, la maquinaria capitalista de cada nación buscará abrir nuevos mercados por medio de la fuerza. A su vez, el dañado orgullo patrio de líderes mundiales sedientos por alcanzar mayores cotas de poder actúa como combustible añadido en un contexto ya de por si inflamable.

De esta forma, podemos ver como el rearme de los estados europeos no es una “medida disuasoria” sino el primer paso hacia una guerra abierta entre diferentes estados-nación donde los muertos no vendrán de las clases dominantes más interesadas en el conflicto sino de la clase trabajadora de cada país. El servicio militar obligatorio comienza a sonar como posibilidad real a ser adoptada durante los próximos años . En este nuevo paradigma impuesto somos tratados como carne de cañón que lucha por unos intereses que no son los suyos.

Pero ¿cómo tratan de justificar estas políticas?

El despliegue de medidas belicistas requiere de la existencia de un supuesto “interés nacional” compartido. Ello exigiría la compatibilidad entre los intereses de la clase dominante y la desposeída; toda una contradicción. De todos modos, mediante la utilización de este concepto irreal intentan generar el apoyo social suficiente capaz de permitir las medidas mencionadas más arriba.

Pero cuidado, es a través del miedo y no del orgullo patrio que este mensaje toma su forma mas embaucadora. Financiar a través de tu trabajo una guerra contra una nación que no supone ningún peligro aparente es difícilmente aceptable; en cambio, hacer lo posible por sobrevivir cuando tu vida corre peligro es una situación diferente. Así, fabricar e implantar una sensación de miedo es esencial para poder conseguir apoyo social suficiente. Deben justificar una reestructuración económica bestial única y exclusivamente para defender los intereses del capital.

Y es que para ellos, como dijo Josep Borrell, representante europeo de asuntos exteriores y política de seguridad, Europa representa un “jardín” que se enfrenta a la “jungla” que acecha más allá de las concertinas. Un jardín cada vez mas desigual, donde el precio de la vivienda ha aumentado, de media, un 52% en los últimos 10 años (2). Un “jardín” moralmente podrido donde se brinda apoyo a estados genocidas como Israel o Arabia Saudí. Un “jardín” en fase de extinción, donde los eventos climáticos extremos como olas de calor e inundaciones son cada vez más frecuentes y violentos (3).

Crisis con agravantes

Cabe destacar que los efectos del aumento del gasto militar también alcanzan al clima. Un estudio reciente (4) apunta que un aumento del 2% del PIB de los países miembros de la OTAN equivaldría a un nivel de emisiones similar al de un país tan productivo y poblado como Pakistán (hasta 194 megatoneladas de CO2 añadidas). Si el plan aprobado por la comisión europea es aplicado, se estima que el gasto militar de los estados europeos alcanzaría entre el 3,5% y el 4% del PIB (5). Cabe recordar que el objetivo marcado por Mark Rutte, secretario general de la OTAN, y Donald Trump, presidente de EEUU es alcanzar el 5% (6).

Guerra a sus guerras

Por todo ello, necesitamos ser conscientes del peligro que supone delegar nuestras vidas al interés del capital. Es hora de movilizarnos y ejercer nuestra agencia política. Debemos apelar a la desobediencia, a la insumisión, al sabotaje y a toda forma de acción directa que tenga como objetivo desarmar al capital a nivel internacional. Ningún aparato estatal, nacional o extranjero, defenderá los intereses de la clase desposeída. Es a través de la autoorganización de nuestra clase a nivel internacional sin intermediarios ni representantes electos que comenzaremos a atacar de forma directa las estructuras de dominación social a la vez que prefiguramos la sociedad igualitaria en la que deseamos vivir. Para ello es imperativo organizarse desde la base hoy mismo para evitar morir en sus guerras mañana. Aún estamos a tiempo de desarmar al sistema en su totalidad, en todos sus frentes y revertir la situación de dominación bajo la cual vivimos. Igual que ayer, hoy volvemos a gritar ¡Muerte al Estado y viva la anarquía!

Porque la batalla es larga y son muchos, pero nosotros somos muchos más, siempre seremos muchos más ¡el mañana es nuestro compañeros!” (Tierra y libertad – Ken Loach)

Links relevantes

  1. https://centredelas.org/wp-content/uploads/2025/04/informe71_BancaArmadaBelicismoGlobal_RE_CAST.pdf
  2. https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/prc_hpi_a/default/table?lang=en
  3. https://www.eea.europa.eu/en/analysis/publications/european-climate-risk-assessment/european-climate-risk-assessment/@@download/file
  4. https://ceobs.org/how-increasing-global-military-expenditure-threatens-sdg-13-on-climate-action/
  5. https://www.statista.com/chart/34051/eu-plan-to-boost-defense-spending/
  6. https://www.iiss.org/online-analysis/military-balance/2025/02/global-defence-spending-soars-to-new-high/