En estos días nos están llegando tristes noticias sobre el desalojo de miles de familias en Pinheirinho, pero no sólo está ocurriendo en esa población sino también en las ciudades brasileñas de Río de Janeiro, Belo Horizonte, Curitiba, Porto Alegre, Recife, Natal y Fortaleza; todo ello con motivo de la próxima celebración del Mundial de Fútbol 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016. Ya sólo en las favelas de Río de Janeiro, miles de personas se han quedado sin hogar para poder construir tres autopistas y modernizar un estadio y la zona portuaria.
No es la primera vez que la celebración de los Juegos Olímpicos viene de la mano de la represión a lxs ciudadanos y los pueblos en lucha. Recordemos Pekín 2008 y la represión de China al pueblo Tibetano, o los próximos Juegos en Londres este verano que están siginificando el control total del estado sobre la población, aumentando de cámaras de vigilancia por toda la ciudad y los dispositivos y controles policiales.
Está claro que los intereses de las autoridades por la celebración de estos Juegos en sus países son púramente económicos y políticos y suponen una burla a los supuestos valores deportivos y multiculturales que las Olimpiadas quiere promulgar.
Una vez más somos testigos de cómo lxs más pobres somos lxs que sufrimos las consecuencias de un sistema capitalista en el que el dinero es más importante que los derechos humanos. Y ahora está pasando en Brasil. Las autoridades brasileñas comenzaron el año pasado a obligar a las familias y a desalojarlas de sus casas sin previo aviso, sin ninguna alternativa de alojamiento y sin ningún tipo de compensación; sólo la brutalidad y el acoso de un despliegue policial sin precedentes.
El área de Pinheirinho, ocupada desde hace ocho años, pertenece a la finca de Selecta S/A, cuyo propietario es un especulador financiero y que tiene actualmente una deuda de más de $15 millones en impuestos con la municipalidad de Sao José dos Campos. Antes de ser ocupada, fue una tierra abandonada durante 30 años, con más de 1 millón de metros cuadrados.
El desalojo de lugares como Pinheirinho significa negar a las personas el derecho a la vivienda y no sólo eso, el uso del ataque de la policía contra las vidas de esas personas que no cederán ante todas las injusticias de aquellos que nos roban y torturan todos los días. Ante este atentado a sus vidas, las comunidades han pasado a defenderse y a través de la acción directa están demostrando su legítimo derecho a utilizar esas tierras que servían y servirán sólo para la especulación.
Desde el CSO Kike Mur mostramos nuestra repulsa al desalojo de las familias de Pinheirinho y todo Brasil y condenamos la actuación de las autoridades, la brutalidad policial y la complicidad del Comité Olímpico Internacional.
Estamos del lado de los pueblos oprimidos, que sin un lugar para poder criar a sus hijxs, lucharán por una vivienda digna y con todas sus fuerzas, palos y piedras para defender lo que es correcto. Sin ningún temor a las armas, las declaraciones falsas de la prensa burguesa o mentiras que ya estamos cansadxs de escuchar.
¡Ni casas sin gente, ni gente sin casas!
¡Pinheirinho Resiste!
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Lee la noticia en La Haine
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Vídeos:
http://youtu.be/XgPQ1mDSJWA
Policía militar en Pinheirinho:
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