Aquà está la práctica decrecentista del mes de mayo.
Una de las actividades humanas más contaminantes y derrochadoras de energÃa es el transporte de productos de una punta a otra del planeta. Hoy dÃa es de lo más normal comprar en España algo fabricado en China con materiales extraÃdos en el Congo, por ejemplo. Este transporte es barato porque no se cuenta en él la huella ecológica causada en el planeta.
También es una gran generadora de desigualdad: muchas empresas aprovechan el hecho de que el dinero pueda circular libremente pero las personas no, para fabricar muy barato en paÃses donde se vive en la miseria, y vender caro en los paÃses ricos. AsÃ, no interesa acabar con la pobreza en el mundo a pesar de que serÃa técnicamente posible, y estas empresas mantienen sus beneficios (y los consumidores ricos unos precios económicos) a base de ignorar los costes ecológicos y sociales del proceso.
Cambiar esta situación requiere, como siempre decimos, una acción institucional de cambio de leyes y estrategias, y al mismo tiempo una individual. Los consumidores/as debemos, si queremos que esto cambie, utilizar nuestro poder de elección para enterarnos de dónde y cómo se fabrica lo que nos venden, y adquirir preferiblemente productos cercanos, creados teniendo en cuenta la conservación del medio ambiente y el respeto a las personas. También debemos procurar evitar intermediarios que encarecen los precios y a menudo consiguen un poder desproporcionado de control de la cadena de producción.
Para saber más:
http://decreteca.org/es/content/la-historia-de-las-cosas
https://www.youtube.com/watch?v=mF9JhfzdHuUÂ (La historia de las soluciones)
http://www.carrodecombate.com/2014/01/08/el-consumo-crtico-como-accin-poltica/
http://www.horticulturablog.com/2013/03/porque-comer-alimentos-frescos-y-locales.html
Ahora mismo:
– Mirar el etiquetado de los productos y elegir los fabricados más cerca de ti.
– Ir a comprar al pequeño comercio local en vez de grandes cadenas de supermercados.
– Buscar sellos que garanticen que se cumplen algunas condiciones mÃnimas de respeto al medio ambiente (madera FSC, atún MSC, agricultura ecológica…). Atención, informándose del significado de los sellos para distinguir los simples reclamos publicitarios “verdes” de los avalados por organismos independientes con criterios interesantes.
Poco a poco:
– Comentar con familiares o amigos el origen y condiciones de los productos que se adquieren.
– Apuntarse a un grupo de consumo o juntarse con gente y montar uno, donde se organice la compra colaborativa y colectiva contactando directamente a productores/as locales, para asà hacerla más fácil y barata.
A fondo:
– Crear tus propios productos: tener un huerto urbano, fabricar jabón con aceite usado…
– Descubrir la permacultura y otros métodos de producción integrados con el medio ambiente.
Esperamos que no se haya quedado en mayo esta práctica del mes sino que la hayamos podido mantener junio, junio y unos cuantos meses más por delante.
Es necesario crear esa conciencia colectiva que nos ayude a preguntarnos unos a otros hasta poder afirmar algo como “sé la procedencia de todos los alimentos que consumo en mi dÃa a dÃa”.
Poco a poco van naciendo también esos grupos de consumo. Van apareciendo también grupos locales de slowfood.
En definitiva, una práctica muy recomendable que nos encanta ver crecer.
Katharyn Bhat
I found a great…