“Es el sonido de su mundo derrumbándose… Es el del nuestro resurgiendo”
Con estas palabras inicia el Comité Clandestino Revolucionario IndÃgena-Comandancia General del EZLN su comunicado del 21 de diciembre, culminando asà innumerables rumores sobre cambios de era y convertidos por los medios de comunicación en un “fin del mundo” espectacular y grandioso que, obviamente, no se ha producido. Pero es que hablar de “un cambio de era” o simplemente “un cambio” es peligroso para los polÃticos, no vaya a ser que la gente empiece a creer en el cambio y al final, este cambio, simplemente se produzca… Sin embargo, el cambio empezó como un leve susurro, mucho antes del 21 de diciembre, y se fue extendiendo con cada lucha, cada celebración, cada evento que nos interconecta…
Mientras su mundo cae (ahogado en la necesidad de crecer en un mundo de recursos limitados y personas que no se dejan explotar), nuestro mundo resurge, se interconecta, alimentado por una fuente de energÃa que se renueva a sà misma (el convencimiento que se alimenta de hechos concretos, de experiencias personales, de hacer el cambio algo posible y real). Mientras un coloso se derrumba de forma estrepitosa, enrabietado y fuera de control… cual población dispersa de lÃquenes, que crecen lentamente, unos pocos centÃmetros cada varias décadas, e inundan los bosques… de forma frágil, dispersa, sigilosa… ¡pero imparable!
Cuando escuchen susurros de cambio tengan el convencimiento de que no es un murmullo que se deba ignorar, sino la sutil expansión del futuro que estamos construyendo, algo frágil, disperso y sigiloso… y, por ello mismo, imparable…