Antes, cuando querÃamos incidir sobre el cerebro lo hacÃamos con fármacos, que tienen un efecto menos especÃfico, con más efectos secundarios y que enriquecen a las farmacéuticas. Sin embargo, diversos cientÃficos hablan de una nueva era en la que los cerebros se pueden corregir a sà mismos, podemos moldear nuestra mente, con entrenamiento…
En los últimos años han surgido numerosos programas y juegos informáticos que prometen cerebros más rápidos, basándose en investigaciones supuestamente cientÃficas que lo demuestran. Sin embargo, este efecto no se ha probado. Lo que sà se sabe es que uno mejora con la práctica del juego, vamos, que aprende, lo cual no es ninguna novedad. Lo crucial es desarrollar el cerebro de forma general, no sólo habilidades especÃficas.
El secreto está en los cambios que, aunque generan cierto nivel de ansiedad (al igual que nos cansamos al hacer ejercicio), mantienen el cerebro en forma, se generan nuevas conexiones neuronales, nuevas neuronas incluso… En este programa de Redes hablan sobre la tecnologÃa de entrenamiento mental y sobre la disciplina mental para buscar cambios.
La tecnologÃa de entrenamiento mental está aún por desarrollar, y requiere la movilización masiva de materiales para los plásticos y componentes electrónicos de los aparatos respectivos. Asà que desaconsejamos su uso, dadas las alternativas decrecentistas. ¿Cuáles? Pues la siguiente opción, la disciplina mental. Suena duro, ¿eh? En absoluto…
De forma sencilla, dos opciones:
– capitalismo = muchas horas de trabajo estresante y monótono, baja cantidad de bienes relacionales (ocio, amigos, familia…), empleadas de hogar, profesores particulares para los hijos, niñeras, incremento de productos precocinados e hiperenvasados, instrucciones básicas para la vida (abre fácil, abrir y calentar 5 minutos en el microondas, hervir y listo)… consecuencias: rápido deterioro de las capacidades cognitivas y emocionales, es decir, una mente decrépita, dependiente, miedosa y consumidora compulsiva de medicamentos.
– decrecimiento = menos horas en un trabajo menos alienante, alta cantidad de bienes relacionales, nuevos retos de gastronomÃa, horticultura, artes diversas, participación ciudadana, abordaje colectivo de problemas complejos, educación de la familia, vida rica y cambiante, vida plena (como dicen en quechua, Sumak kawsay)… consecuencia: mantenimiento de las capacidades cognitivas y emocionales hasta una edad muy avanzada, autonomÃa, juventud mental permanente, alegrÃa, salud mental y fÃsica.
El tiempo pasa, el camino se bifurca… ¿hacia dónde te diriges?
AAAAAAARGHHHHHH – Yo creo que ya estoy en el lado gris desde hace tiempo. Por cierto, muy chulo el dibujo, ¿de dónde lo has sacado?
Regalos del google, más majo… pon ejercicio cerebral o algo asà y es la primera imagen que te sale.
La elección del camino a escoger parte, en gran parte, de nosotros mismos. Podemos asumir el cambio como algo inherente a la existencia, exponernos a nuevas circunstancias, nuevos retos, meternos en movimientos sociales varios, conocer gente nueva, conceptos nuevos…
Pero la situación nos tira claramente para el lado opuesto. Es por eso, entre muchas otras cosas, por lo que luchamos en Decrecimiento Madrid, por crear una sociedad que favorezca una vida que merezca la pena ser vivida… tanto en el Norte como en el Sur.
¡¡¡Genial reflexión!!!!!
Ya que este es mi campo, investigaré sobre el tema…
Para mayor escarnio, una de las consecuencias del capitalismo -aquà aprovecho una circunstancia del artÃculo, aunque no sea el objeto principal del mismo- es el deterioro medioambiental. Hoy, leyendo la prensa digital, me he tropezado con el habitual artÃculo de Paul Krugman, que no puede ser más claro sobre el desencadenante con mayor menoscabo a cualquier sociedad: la crisis alimentaria. Os dejo el enlace: http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Sequias/inundaciones/alimentos/elpepueconeg/20110213elpneglse_3/Tes