El 17 de noviembre de 1983, cinco hombres y una mujer, tres mestizos y tres indígenas, instalaron un campamento en el interior de la Selva Lacandona, en el sureste mexicano. Nacía así el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) con la idea, aun vigente, de construir un mundo en el que quepan muchos mundos. Diez años después, el mundo entero miraba hacia Chiapas cuando el primer día de enero de 1994 se alzaban en armas por democracia, libertad y justicia.

 Hoy, 29 años después, seguimos celebrando la lucha. Desde el 94 y pese a las continuas agresiones, vejaciones y amenazas de los sucesivos gobiernos mexicanos, no se han vuelto a alzar las armas pero sí ha ido creciendo la rebeldía. Las demandas de entonces siguen vivas: trabajo, tierra, alimentación, techo, salud, educación, independencia, justicia, libertad, democracia, paz, cultura y derecho a la información. Demandas que aquí, al otro lado del oceáno, no nos resultan en absoluto ajenas y por las que también luchamos.

 Nos unimos así a las actividades del Noviembre Antifaixista, a quienes salieron a la calle bajo el lema “Fascismo y racismo, instrumentos del capitalismo” y en apoyo al pueblo palestino, herida sangrante a este lado del mundo.

 Pero como también sabemos que la alegría es una de nuestras mejores armas, festejamos juntas también este aniversario. Música, risas, cantos y bailes llenaron Treziclo el sábado. Gracias al apoyo de decenas de personas, más de 300 euros irán directamente destinados a colaborar con un proyecto de radios comunitarias en Chiapas que mejore la comunicación entre las comunidades.

 Compartimos así nuestra rabia, pero también nuestra alegre rebeldía y seguimos celebrando la lucha zapatista, que día a día nos muestra que otro mundo es posible y en nuestras manos está conseguirlo.